"Lo mejor para el mejor."

Día 18: Ronroneo Omega | "IronHawk."

Había estado un poco más de cuarenta y ocho horas en su taller, las actualizaciones del equipo táctico para los demás héroes habían fluido magníficamente que parar, no era una opción.

Se había alimentado de los emparedados que Rogers le traía cómo el buen líder y chismoso de la manada que era, también había disfrutado de la pizza congelada que su omega había dejado en el pequeño refrigerador que ocupaba un rincón del lugar, cuando decidió anidar ahí para su último celo.

Sin embargo, aún habiéndose alimentado en este encerrón creativo se sentía agotado y era justamente por no tener a su pareja su lado.

Barton lo había ablandado aunque él mismo tampoco quisiera reconocer que estaba en la misma situación aún cuando sus misiones se habían vuelto una tortura con demasiados suspiros. Palabras más, palabras menos de la misma Romanoff.

—Terminemos con esto J. — la I.A. expandió entonces los planos y archivos de los equipos faltantes por hacer.

.

Un par de horas más tarde, Tony se incorporó de su silla, para estirarse y tronar sus extremidades con satisfacción.

Tan pronto cómo se dirigía fuera de su taller un sonido muy particular captó su atención.

Ronroneos, los ronroneos de Clint.

—No es cierto. — miro horrorizado hacia la ventila más apartada. —¿Jarvis, porque no me dijiste?

—El señor Barton pidió discreción. — la voz de su I.A. sonaba apenada y a la vez complacida, tal vez porque había alguien que quería estar cerca de su creador incluso en sus momentos creativos que no todos entendían.

—Katniss, despierta. — comenzó a llamarle mientras atraía uno de sus mesas para alcanzar la ventila. —Flechitas, ¿cariño?

Llamó una vez más antes de estar a la altura correcta y visualizar a su omega, con el rostro ladeado encima de sus brazos, seguía ronroneando y el alfa notó entonces que era por lo que llevaba puesto.

Una camisa morada que Tony recién había usado antes de meterse a su laboratorio.

—Mierda, ¿que clase de alfa soy? — se recriminó con las manos en su rostro.

—Uno muy sexy. — respondió Clint mientras bostezaba y salía de su pequeño refugio. —¿Que tal un beso antes de irnos al cuarto? — lo vio ajustar su dispositivo para escucharle mejor.

—Bueno, si insistes. — se besaron mientras el genio lo atraía a sus brazos. —Perdón flechitas, no quería que te preocuparas.

—En realidad, vine a mironear que cosa nueva me hiciste a mí. — el rubio omega le guiño un ojo divertido, mientras se separaba de él y lo guíaba fuera del lugar. —Siempre estoy en los respiraderos alfa, no le des muchas vueltas al asunto.

Y aunque seguramente volvería a torturarse con lo sucedido, Tony no le debatió para llegar más rápido a su habitación.