Día 21: Celo Omega | "IronStrange."

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Tony nunca fue bueno lidiando con su casta, sobretodo lo que tuviera que ver con, esos días cada tres meses.

La primera mitad de su vida, tuvo a Jarvis para que lo hiciera de forma cariñosa pero discreta, así cómo lo hacía un padre con su cachorro, luego Rhodes llegó a su vida para hacerlo de forma fraternalmente exasperante y estaba bien para él. Siempre había querido un hermano.

Entonces, sucedió su secuestro, el mutismo en el que se hundió, atentados y más heridas. Un tiempo oscuro en dónde sólo programo a su aún joven I.A. para que le avisara cuando era momento de atiborrarse de supresores.

Sin embargo, ahora Stephen estaba en su vida y tenían un acuerdo implícito que pasarían ese tiempo juntos.

Una pena que el alfa nunca pregunto y que el omega no supiera sacar cómo tema de conversación, su ciclo.

Por ello cuando Jarvis le aviso, llegando del hospital a su departamento, Tony ya estaba algo perdido en la necesidad sexual y aunque, no era la primera vez que tendrían relaciones, si que lo sería estando en su estado más necesitado.

—Ropas, quitatelas. — gruño el castaño después de prácticamente, brincarle encima al entrar a su habitación.

Mientras se frotaba en su pierna, la humedad de su pareja pronto mojó su pantalón. Stephen trago duro al mismo tiempo que su boca era invadida por la lengua de su descarado genio.

—Omega. — intentó hacer que le mirara. —Necesito un poco de tu atención.

—E-eso hago alfa. — gimió el otro cuando lograba liberar su pecho de su camisa blanca.

El contacto piel a piel, por un momento pareció seducirlo pero fue más la necesidad de saber los deseos de Tony.

Porque los suyos estaban más que claros.

El médico quería marcarle y estar a su lado para siempre, sin embargo si su pareja le decía que estaban bien sin una unión permanente, él lo aceptaría pero para eso, necesitaba que el mismo se lo dijera.

—Tony, ¿q-que quieres de mí? — gruño desesperado cuando una gran mordida fue hecha en su pectoral.

—Quiero cachorros, quiero una familia contigo. — Stephen lo beso extasiado por la respuesta mientras usaba sus feromonas para tranquilizarle un poco.

—¿Cachorros? — pregunto mientras Tony seguía montando su pierna y babeando su cuello.

—Si, uno. — por fin los orbes castaños le miraron seguros. —No, miento, menos cómo veinte.

Stephen sintió cómo se le bajaba de golpe el libido.

—Jarvis por favor, que no olvide esto nunca. — le pidió a la silenciosa I.A.

—Así será doctor. — concedió esta.

El omega por su parte, sólo le miro con sus orbes castaños brillando por las lágrimas de tanto frustrado que estaba, así pues dejó correr sus feromonas sobre las del alfa pero en lugar de calmarlo, lo hizo para atraparlo de una vez.

La sonrisa que le dió, hizo que el alfa mandará su raciocinio al demonio.

Pronto los besos y mordidas no menguaron sino que aumentaron en cantidad.

Manos recorrieron senderos que conocían pero de los cuáles nunca se hartaban de acariciar.

El omega por fin obtuvo el lugar perfecto para rebotar y el alfa degustó los pezones que aún cubiertos siempre le atraían descaradamente.

Si, se dejó perder por el celo de su amante, hablar había quedado relegado más no, los deseos de su pareja.

Cuando Tony tuvo un lapso de lucidez en el último día de su estro, se encontró con el brazo de su alfa mordisqueado en lugar de su cuello.

—Quiero que sea lo que tú quieras. — le susurro este con cariño mientras le atraía a sus brazos.

—Lo quiero todo. — declaró el omega. —Un médico siempre es un gran paquete, ¿cómo no lo querría? — el alfa entorno los ojos divertido.

—Entonces, que el chequeo trimestral termine satisfactoriamente Señor Stark.

—Que así sea Doctor Strange. — besuqueo su mejilla. — P-pero sin los veinte cachorros, ¿vale?

—Ay, gracias a Dios. — el médico sonrió haciendo que su pareja le imitara.

Si, Tony nunca fue bueno lidiando con su casta al menos hasta que Stephen llegó para que lo hicieran juntos.

"Lo mejor para el mejor."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora