Capítulo 4

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Connecticut

Edan

Media hora antes.

Llego a mi salón de clases donde por tercera vez en el día tengo que enfrentar a un grupo de universitarios que parecen niños perdidos y asustados. Me gusta enseñar, y con base a mi experiencia afrontarlos a situaciones que se enfrentarán en algún momento en la vida real; me hubiera gustado que alguien me hablara con la verdad acerca del mundo de los negocios y es lo que planeo hacer.

Mi padre y hermano apoyan mi decisión de separarme un poco de la empresa familiar y tomarme un tiempo de dar clases si es lo que realmente me gusta, mi madre por el contrario se volvió loca al enterarse que descuidaría parte de mi trabajo en la empresa, pero me dió el beneficio de la duda con la condición que no dejara la empresa totalmente de lado.

Saco algunos papeles referente a las clases, como listas, referencias de los alumnos, horarios míos, pero solo dejo listo lo de esta clase, ya es la última de hoy, así que espero acabar pronto y cerrar bien mi primer día, no estoy nervioso ni mucho menos, he estado frente a empresarios realmente intimidantes así que no creo que unos cuantos universitarios sean un problema.

En el momento que reviso la hora no falta mucho para que comience la hora, me preparo mentalmente y repaso un poco lo que comentaré. Escucho unos pasos de fondo y los ignoro hasta qué están demasiado cerca y al observar el umbral veo que está una señorita parada en el en la puerta con su vista clavada en su móvil, me irrito a la vez que me acerco y me detengo a observarla para que se de cuenta de mi presencia pero no logra despegar su vista de la pantalla por lo que aprovecho y la analizo un poco más, en realidad es llamativa.

No le puedo ver su rostro por completo, pero está vestida de una forma casual, una playera que se le ciñe a sus pechos y se afloja en su diminuta cintura, luego toma forma en sus caderas con la falda que  tiene puesta, es corta lo que me deja ver sus piernas largas y pálidas, con una buena longitud y de repente mi mente divaga un poco sobre sus piernas al rededor de mi cintura... en mis hombros...

¿Qué demonios?, ¿No tengo autocontrol en mis pensamientos o qué me pasa? ¿Será una estudiante? Que pregunta tan ridícula es obvio que si es una estudiante. Mierda, no debería pensar este tipo de cosas.

Cuando ignoro mis pensamientos estoy aún más irritado por tener este tipo de pensamientos hacia una alumna.

-Señorita... ¿Va a pasar a clase o se quedará estorbando el paso de mis alumnos?.- Digo en un tono más brusco de lo que pretendía en un principio.

Pasan segundos eternos antes de que ella logre levantar la vista con el ceño un poco fruncido, pero no es eso lo que me deja desconcertado, es su hermoso rostro. Delicado, con una tez muy blanca, cabello castaño, nariz fina, labios carnosos, cejas abundantes pero perfectamente alineadas, pero sus ojos... tiene los jodidos ojos más hermosos que he visto en mi vida, tiene un tono de verde olivo muy claro, y los adornan unas pestañas abundantes, gruesas y negras, parece sacada de una maldita obra de arte.

No niego que es una mujer muy hermosa, pero soy un profesor y tengo que controlar a donde van el rumbo de mis pensamientos. Noto que su vista me recorre por completo y no puedo evitar el atisbo de satisfacción al percatarme de que le gusta lo que ve. Ella al darse cuenta se incorpora y cambia su actitud a una más fría sin emoción.

-Buen día profesor, soy Ava Collins.

Me ofrece una delicada mano, la observo un segundo y me debato internamente si debería tomarla pero termino accediendo, también para llevarme la satisfacción de tocarla. Al hacerlo y sentir su suave y pequeña mano bajo mi tacto hay una corriente que no pasa desapercibida, y al parecer ella también porque retira su mano un poco brusco, como si quemara.

APETENCIAWhere stories live. Discover now