La cena de cumpleaños. Cap I. Les presento a mis tíos

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Mi nombre es Mariana, tengo 19 años y hace un año mi vida dio un giro inesperado. Todos los fines de semana desde cumpli los 18 participo continuamente en las mas maravillosas y extraordinaria orgias que puedan imaginarse. Es ya parte de mi vida y no concibo el sexo con menos de 3 personas. En cada sesión al menos somos 4 personas en la mayoría de sus veces. somos yo y mis tres tíos. Y el asunto se pone mucho mejor cuando sus esposas participan, y nos volvemos 7 animales follando durisimo.

Se que lo que digo suena enfermo y desquiciado. Pero ya me he acostumbrado. Disfruto de mi vida sexual y no la cambiaría por nada. Y sé que muchos de ustedes se asustaran no solo por la orgia misma, sino por el asunto del incesto.  Pero les cuento, en realidad tío Rene, tió Sebastián y tío Felipe, no son mis tíos sanguíneos. Son los mejores amigos de mi padre quien murió cuando yo era una bebe. Los 4 habían sido ese típico grupo de amigos que hacia todo juntos, estudiaban, viajaban, pasaban fiestas juntos, etc. Mi padre había sido huérfano igual que yo, en su caso porque sufrió del abandono de sus progenitores y había sido criado y educado en un refugio católico para niños. A los 16 años comenzó a estudiar fuera y conoció a mis tíos y cuando  se casaron  y mi padre me concibió, todos se volvieron una gran familia. Mi madre también murió junto a mi padre. De ella no sabía mucho, mas que su familia la rechazo por casarse con mi padre. Así que a la muerte de ellos mi única familia eran mis tíos y tías. Por eso los amaba tanto. Ellos no me dejaron a mi suerte, ni me pusieron en adopción, hicieron todo lo legalmente posible para que yo pueda crecer con ellos. Mi tío Rene y tía Meredith figuraban como mis apoderados. Pero en la práctica todos ellos cuidaban de mi. Siempre me llevaron al medico cada vez que me enferme, siempre pagaron mis escuelas y mis materiales de estudios, siempre me alimentaron y me dieron vestido. Incluso me consentía comprando entradas para concierto que ellos sabia que quería ir. 

Yo los amaba con todo mi corazón, era la mejor familia que pude tener en reemplazo de mis padres, jamas me golpearon ni trataron mal, siempre me educaron con amor y estuvieron siempre conmigo. Yo estaba orgullosa de cada uno de ellos, los tres eran hombres exitosos y sus esposas, mis tias tambien lo eran. Me gustaba lucirme con ellos. Tío Rene a menudo pasaba a recogerme a la escuela en la secundaria, llegaba con su camioneta negra y bajaba hasta la puerta. Saludaba a los profesores y mis compañeras al verlo se reían murmurando entre ellas, siempre me decían lo guapo que era mi tío. Y era verdad. Tío Rene era muy atractivo aun a sus 45 años, era alto, de cabello oscuro y ojos miel, con unas cejas pobladas y unas pestañas espesas y rizadas, tenia unos labios carnosos y delicados a la vez. Yo había visto fotos de el de joven que un día lleve a mis amigas y todas quedaron enamoradas de el y de su esposa. Tia Meredith era una mujer de ojos salvajes marrones y vetas verdosas, tenia un perfil delicado, alta de cuello largo, con una cabellera liza, negra y larga que descansaba sobre sus hombros curvos y su piel bronceada. Pero ellos no eran los únicos guapos. Tío Felipe era también muy atractivo, el era un poco moreno, muy alto, 1.85 cm por lo menos. Era un tipo deportista por lo que estaba en excelente forma, sus ojos almendrados resaltaban en su piel tostada. En una ocasión el y tía Diana me acompañaron a un partido de voley en el campeonato de la escuela, muy amorosos ellos llevaron pancartas. Mi entrenadora lo tenia entre ojo y ojo. Definitivamente era un hombre deseable, al igual que tía Diana que se convirtió en el amor platónico de mis compañeros pajeros del salón. Ella era muy blanca,  rubia de unos ojazos azules y tenía una tetas impresionantes llena de pequitas. Tío Sebastián era otro pedazo de bombom, el era el más dulce de todos ellos, con el y con tia Luciana siempre íbamos de compras. Y siempre las cajeras de la tienda se ponía todas nerviositas. Tía Lucia, se daba cuenta, pero ella solo se reía e incluso se portaba aun mas cariñosa con el. Imagino que lo hacia para marcar su territorio. Tío Sebastián le seguía la corriente y las dependientas se terminaban por ponerse rojas, pero es que tío Sebastián tenía un rostro tallado, el se dedicaba a la música. Llevaba el cabello largo de un negro azabache que contrastaba con su piel blanca tan pura  y hacia resaltar sus grandes y encapotado ojos verdes. Era el más joven de los tres, 39 años, alto, esbelto y tonificado. Parecía un actor de cine,  Y tía Lucia era otra belleza de mujer. Muy sexy, de caderas amplias y hombros estrechos, una cintura sinuosa y el cabello rizado.  A veces me preguntaba porque todos ellos y ellas eran tan hermosos. Mis padres también lo habían sido. Mi madre no era muy alta. 1.60 aproximadamente era de un castaño rubio con los ojos rasgados y con un cuerpito divino, como de princesa, era muy delicada y mi padre había sido alto, era de piel canela, con unos ojos miel   y cejas muy pobladas. El se veía muy varonil en las fotos. Yo había heredado el cuerpo de mi madre aunque mis pechos eran mucho más grandes que los de ella, tenia los ojos miel de mi padre y el cabello de mi madre.

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