Amamantando a mi sobrina 2

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Ha pedido de algunos de ustedes.
Yo me moje escribiendo esto. Pueden sugerirme algo si gustan.

Ha pasado casi dos semanas desde aquel encuentro con mi sobrina.  Mi marido llegó de viaje antes de lo esperado y en este tiempo he recibido la visita de lizzie a horas del almuerzo, lamentablemente mi marido ansioso por pasar tiempo con su hijo. Viene cada día a la hora del almuerzo arruinando así toda posibilidad de desfogar todas estas ganas que cargo.

Claro que ella viene a provocarme, siempre con dimiminutaos vestidos o pantalones apretados. Esta tan guapa la nena, que cada que la veo siento que no aguante más. Ella aprovecha para rosarme sus téticas con las mías. Me provoca todo el tiempo.
Esta de Tan buen ver que creo que a mi marido también lo pone. Hace unos pocos días me hizo un comentario que me enajeno el alma.
—oie dile a tu sobrina que se cuide, así como viene todos los días va ha provocar que cualquier lobo vaya tras de ella. Dile que se cuide.
—Como viene? Ha que te refieres?
—Es obvio no? Esta guapa la chiquilla y es presa fácil.
—Así, que a ti también gusta o como?
—Pero que hablas mujer, yo lo digo por ella, ya sabes que hay mucho acosador por la calle.
—la estas mirando,no es así, te gusta? Vamos dime que te gusta.
—Oie cálmate, como se te ocurre, es mi sobrina también, y además cuantos años tiene, 18, 19. Es una chiquilla.

Trague saliba y fui al baño. Tenía un coraje que no me aguantaba ni a mi misma, y claro que por supuesto no era por él. Si no por ella. Ahora se me cruzaban los cables pensando que quizás siendo Lizzie como es, quizás ahora busque provocar a mi marido.
Imaginarme que él la pudiera tocar me enfermaba, ella era para mi, mi cuerpo la necesitaba. Tenía grabado el sabor de sus pechos y la imagen de su boca rebosando de mi leche. —No a ella le gusto yo y no él.

Toc toc, sonó la puerta.
—Hey, no estés pensando cosas que no son, abre.

Al abrir, mi marido tenía la mano llena de dinero.

—Toma esto. Para que te des cuenta que no tengo ningún interés. Mañana yo puedo quedarme con max en la tarde, invita a tu sobrina a dar un paseo. Salgan.  Te diría que salieras tu sola o con quien quieras, pero para que no pienses que solo me quiero deshacer de ti y esperar aquí a Lizzie. Vea con ella ha algún lado y pásenla bien.

Sonreí por dentro, sabia perfectamente que haría con ese dinero.
Más tarde que inmediato llamé a Lizzie invitándola almorzar.

Al día siguiente.

—Hola nena
—Hola tía y esta sorpresa— ella venia con un pequeño top negro de tirita y una minifalda— estaba espectacular.
—Tu tío que me ha dado la tarde libre. Pensé que podríamos pasar un tiempo a solas.
—Oh eso me encanta—. Y acaricio mi pierna. Le sonreí.
—Comerémos algo ¿no? Pide lo que quieras.

Vino el mozo con la carta, muchas gracias dijo ella.
—Todo se lee delicioso, aunque yo espero el postre, y espero que sea de leche.
Sus palabras me exitaban tremendamente.
—¿Algo ligero y rápido no?
—Por favor.

Ambas pedimos apenas unas ensaladas y algo que tomar.
Nos mirábamos todo el tiempo.

—Muero por tus tetas, vamonos ya.

Me puse de pie y arroje unos billetes a la mesa, cogimos un taxi y nos dirigimos a un hotel. Discreto.

Al girar el pomo de la habitación lizzie me tomó de la cintura e inició nuestro juego, un juego que me hacía perder la cabeza, no pensaba en mi marido, ni en que ella fura mi sobrina, ni en su madre que era mi hermana, solo pensaba en lo loca que estaba por que comiera como la otra vez.

—Uhhh mami, sabes que he quedado hambrienta.
—Nena quieres comer, ¿no es así?
—Oh si mami. Dame lechita ¿si? La necesito.

Desabroche mi blusa y expuse mis pechos.
La mirada de lizzie era llena de lascivia.

—Uhhh mami que tetas tan ricas tienes— y comenzó a chupar mis pezones.
Ella se relamia los labios con mi leche. —Me tienes a mi mal mami.+

Yo no podía con mi excitación, necesitaba probar de su chochito.

—Lizzie cariño. Necesito probrartelo.
—¿Que cosita quieres mami?
—Tu sabes,
—Dime mami, que quieres, ¿Esto quieres? y mete mis manos en sus bragas, esta totalmente te húmeda.
—¡Dios sí!

Lizzie se quito las braguitas, me las puso en la nariz.

—Ven a comerme el chochito mami, esta jugosito para ti.

Descubrí sus pliegues, seria mi primera vez, pero me sentía como pez en el agua. Moje mi lengua con sus fluidos y fue probar la gloria.
Pronto me perdi totalmente entre sus piernas. Su sabor me invadía miéntras ella gemia.

—Oh si mami, así... dale mami. Rico mami. Que rico me la estas comiendo... ahhhh.

Yo estaba que no podía más. Mi mente voló. Se  me ocurrio llenarle el chocho con mi leche. La abrí bien de piernas y dirigió mis tetas, apreté y mi leche salio disparada entre sus piernas.

—¡Ohhh mami, asiiii dame tu leche...!— y comenzó a masturbarse. Yo me estrujaba las tetas.
—¿Esta te gusta? ¡he dime!¿Ye gusta esta o estas buscando la de mi marido?—. No pude evitar preguntarselo.
—Quiero estas mami— y se sento a chuparme las tetas, esta esta es la que me gusta ami, esta que sale de tus deliciosas tetas, me tiene loca. Me apretó fuerte y me mamaba a la vez.

Luego me volteo para joderme por detrás con su lengua. Me metió los dedos por ambos orificios y yo me vine todita.
Esto no iba a parar sería una relación sexual lesbica e insestuosa.

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