clase particular

23K 88 7
                                    

Mudarme a un Departamento ha sido un salto importante en mi vida. Después de una separación,  medite mucho si volver a casa con mi madre o rentar un lugar cerca a mi trabajo. Creo necesitar un tiempo para mi misma y cierta tranquilidad, así que con fin de darle nuevos rumbos a mi vida, he rentado un Departamento a espaldas del instituo donde dicto clases.
El lugar no es muy grande pero esta en buena zona, es fresco y la zona es muy tranquila.
Como docente en un instituto de arte he recibido muchas veces solicitudes de mis alumnos pidiendo que abra clases particulares. Así que con permiso de la administración dicto un taller de figura humana los sábados por las tardes. Por suerte tengo un pequeño publico bastante entusiasmado. Entre ellos esta Joaquin. Un jovencito de 22 años que para su edad está bastante bien relacionado. Desde su primer año comenzó a trabajar en una agencia de publicidad. Es bastante talentoso pero quiere aprender aún más. Así que viene cada fin de semana. El grupo no es muy grande pero todos son muy aplicados e interesados.
Como es mi casa , mi taller le he querido dar un aura de libertad a este espacio, así que los chicos y yo nos descalzamos para dibujar, pintar o modelar. Esta ciudad es bastante calurosa así que yo les recibo en pantalón corto, un polo olgado, el cabello húmedo. Y descalza por supuesto. Ponemos música. Lea preparo refrescos helados y aveces incluso cocinamos.

Casi ha terminado el ciclo académico y no puedo estar más feliz. Los chicos entran en vacaciones. Y el taller también. En un mes y medio reabrire. Pero joaquin me ha pedido poder seguir en clases.
—Puede ser dos o tres veces a la semana. Me interesa la anatomía fantástica

Las clases me ayudan a cubrir la renta así que dado su entusiasmo y mi necesidad acepte.

Una tarde estábamos al termino de la clase, con un pequeño break antes de terminar. Tomo asiento para relajarme un poco y el se levanta del banco junto al caballete.

—Présteme su baño.
—Claro. Pasa Joaqui.

Me quedo en el sillón con el celular revisando mis redes. Esa tarde hacía mucha calor. Caía las 2 pm y el sol era despiadado, entraba por la ventana. Mi pelo humedecido me refrescaba muy poco al igual que la ropa holgada y corta que llevaba.

Cuando Joaquin salió del baño lo hizo sin camiseta y sin anteojos.

Se veía diferente, muy diferente. De hecho se veía bastante guapo. Tenía una cara de chiquillo. Un perfil muy bonito y sus ojos resaltaba bajo el marco de su cejas gruesas y marrones.

—¡Mucha calor! Estoy sudando.
—Si hace calor. Creo que serviré unas limonadas.
—No, no se pare. Yo las sirvo.
—Ay muchas gracias. La jarra esta ahi en la cocina

El muchado se apresuro en ir a la cocina, lo esuche servir y trate de fizgonear.

Mi alumno era alto, media 1.85. Y tenía una linda espalda, siempre usaba ropa Suelta. Creí que era más delgado, pero nada que ver, era esbelto pero tenía su buena espalda.

—¡Ya esta!
—Ponles hielito.

Cuando volvió se sentó pegado a mi y me extendio el vaso.

—Sírvase.
—Gracias Joaqui— y le di un sorbo. El me miraba. Yo tomaba y le sonreía. — Que refrescante.
—Si—Y le dio un sorbo y yo di otro. El estaba muy cerquita a mi, con el cuerpo virado hacia mi lado.
No decíamos nada. De pronto cogio mi vaso mientras yo aun lo sostenia. Y me miró con una mirada que jamas le había visto.

—Deje eso ahí porfavor—. Y me llevo la mano hasta la mesita de centro que tenia.

—¿Ocurre algo?
—Muchas cosas— Y se acerca a mi boca para intentar besarme, yo me hecho para atrás
—¿Que haces?
—Usted me gusta, me gusta mucho.

Yo me quede petrificada. Yo tenía 35 años y el 22. Era mi alumno. Pero era Lindo. Alto, de piel muy blanca. Cabello cortito, ojos grandes color miel y cejas muy gruesas.
En ese instante muchos pensamientos se me cruzaron por la cabeza en dos segundos. Estábamos solos, este era mi departamento. Mi ex marido tenía 49 años y había estado con el desde los 19. Esta era mi oportunidad para estar con alguien  Joven. Algo que deseaba hace algún tiempo aunque nunca pensé que tanto y mucho menos que sea un alumno mío.
Pero la oportunidad estaba servida y el platillo no era nada despreciable.

—¿Estas seguro que quieres jugar un juego de mayores?
—¡Si! Y se lanzó encima mio y me beso. Me cogio de las espalda y apretó mis nalgas miéntras me metió toda su lengua en la boca. Casi no me dejaba respirar.

Me quito la camiseta suelta que llevaba y denudo mis pechos y comenzo a besarlo mientras los amazaba con ambas manos. Se instalo entre mis piernas y le senti la polla durisima. Podía notar que la tenía gruesa. Yo no tuve que hacer mucho. Sus manos se movían rápidos. Me Jaloneo el short y me apuntalo con su pelvis.

—Ahhhh...—. Me comenzaba a hacer e gemir.

Mientras me besaba el cuello seguía tocándome las tetas. Hizo a un lado  mi ropa interior y comenzó a tocarme con sus dedos. Dejó de besarme y cerró los ojos miéntras metia sus dedos en mi. Su rostro era de placer absoluto, respiraba profundo y muy acelerado. Imagino que disfrutaba cumplir con su fantasía. Tocar a una mujer grande como yo.
No paso mucho tiempo para que se incorpórara y se bajara la bragueta, dejando salir una verga que resultó ser un vergon. Larga y gruesa. Se veía espectacular la verdad y tenía muchas ganas de chuparsela pero no quería darle mucho rollo.

—Sin preservativos  no—. Le advertí y rápidamente busco su mochila. Y rebusco atareado y saco uno. Me lo mostró con su carita de orgullo. Se lo puso, la ereccion no se le bajaba.
—Muéstrame—. Le revisé el condon puesto y aproveche para amasarle un ratito las pelotas.
Su cara era de placer absoluto
—Vamos a ver de que estas hecho muchachito—, le dije y me abrió la piernas. Me miro por dentro y se saboreo la  boca. Metió un par de sus dedos haciendome  gemir y comenzó a separar mis labios con delicadeza, vi su cara desaparecer entre mis piernas. Comenzó a darme suaves lamidas. Pareciera que saboreaba mis entrañas y luego comenzó a agitar su bendita lengua dentro de mi.

—Ahhhh.... ¡Que rico lo hace!— y como un aliciente comenzó a chupar de mis jugos y apretar mi clitoris entre sus labios. Hacía un juego espectacular entre lamidas y succión.
Sostuve su cabeza para frotarle bien mi concita en su cara. Quería correrme ya.
—Siii ahhhh.... ahhh... me voy a correr... me voy a correr ahhh....
5No, no. Aun no—. Y el chiquillo me jalo de las piernas y me acomodo. Se vino sobre mi y me volteo para penetrarme. En cuanto sentí la punta sabía que iba ser fantástico, su vara entró en mi ocupando toda mi cavidad.

—Ohhhhh... La tienes grande.
—¿Le gueta grande profesora?
—Ohhhh siii ... me encanta.

Y comenzó a embestirme.

—Ahhhhh.... dios... ahhhh.... ahhh....—. Me hizo chillar de puro gusto. No podia aguantar mas.

El se movió muy ágil miéntras me clavaba sus manos en las caderas y lo escuchaba bufar.
—Buaffff.... siiii ahhhh.... Tiene el culo más precioso y perfecto que he visto.

Y continuaba moviéndose.
—Ahhh ahhhh...—. El chiquillo me hacia gritar. Me sostuvo del cabello y me jalo.
—Ahhhhhh siii... siii... ahhhhh ... más. Máaaaassss siii ahhhhh maaas.

—Uhhhhh uhhhh me voy a correr. Me voy a correr. Comenzó a decir eso.
—Dámelo cariño. Dámelo  asiiiii.
Lo que pasó fue increíble. Nos corrímos ambos casi al mismo tiempo. Yo estaba disfrutando de mi orgasmo a plenitud con su polla hechando leche.

—Siiiii..... ahhhhh..
Caí boca abajo sobre el sillón. Y el sobre mi...
—Ohhhh que rico—. Y comenzo a besar mi espalda.
Pronto nos incorporamos. Le veía la carita toda roja y sudorosa, tenía un semblante de placer. Los ojos le brillaban y sonreía cansado pero feliz.

—Ay profesora... no sabe lo loco que me tiene.

Relatos EroticosWhere stories live. Discover now