Capítulo 8

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En los únicos momentos en que mi mente se relajaba, donde sólo existía yo, sin ningún problema, ningún sentimiento, era en la pista. Me volvía fría, como el hielo que estaba bajo las cuchillas de los patines. Con el paso de los días, sentía que volaba sobre el hielo, prácticamente sentía que mis pies se movían involuntariamente, que se dejaban llevar, sentía que podía salir volando en cualquier momento con cada salto, hasta que volvía a caer sobre el hielo doblando mi columna hacia atrás para que los saltos se vieran más elegantes y gráciles.

-¡Más alto Tara! Sabes hacerlo mejor que eso - Y ahí estaba, esa voz, que me arrancaba la concentración con tirabuzón. Hacía semanas que no nos dirigíamos la palabra, bueno, él sólo daba órdenes, pero cuando yo intentaba hablarle, o preguntarle algo, me evadía, ignoraba y me era indiferente. Esa indiferencia era más dolorosa que cualquier golpe, o cualquier reto. Hacía semanas, que él estaba así. Desde el día de la competición, desde el día en que mi padre había reaparecido. Aquella vez había comprobado lo que era estar a centímetros de él, estar rodeada por sus brazos, y aquel día sentí aquello más de una sola vez. Había sentido su tacto sobre mi rostro, y su nariz rosando la mía. Pero sólo fue un sueño. Si hubiese sabido que luego de aquello iba a tomar tanta distancia, habría puesto un freno antes de llegar a tanto, habría puesto un freno a mis sentimientos desde el principio. Aunque no estaba segura de lo que sentía, sólo mi cuerpo exigía su cercanía y su contacto, y dudaba que se pudiese poner un freno a eso. Era demasiado tarde. Me dio varias indicaciones, para finalizar la jornada de aquel viernes por la noche. Con el paso de las semanas, mi cuerpo se iba adaptando cada vez mejor a las exigencias que le daba. Al entrar la noche, ya no me pesaban tanto las piernas ni sentía que me quería desplomar en la cama y no levantarme hasta el otro día. Había adaptado a mi organismo a alimentarme e hidratarme varias veces al día, y día a día sentía que me levantaba por la mañana con más vitalidad que días atrás. Sentía que mi cuerpo no era el mío, estaba tan acostumbrada a pasar hambre, a tener el estómago vacío, a sentir frío, a no tener las horas de sueño suficientes, a resfriarme al menos una vez por semana, que tener todas las necesidades básicas al máximo era algo que ya no recordaba y había dado de baja, resignada a que viviría aquella vida durante toda la vida. No me esperaba que todo podía cambiar su rumbo de un día para el otro.

Estaba sentada en la banca, quitándome los patines, mientras oía los murmullos de Leo, de seguro estaba hablando por celular con alguien, y por extraño que pareciera, largaba alguna pequeña carcajada. Tenía demasiada intriga, quería saber con quién hablaba, de qué hablaba, y cuál era el motivo de que riera. Sabía que no tenía ningún derecho a preguntar ni me tendría que interesar su vida, pero no podía. Era algo más fuerte que yo. Además, no me gustaba que su risa la provocara otra persona, me gustaba cuando sonreía gracias a mí. La intriga me mataba, y me taladraba la cabeza, pero no la iba a hacer esperar mucho tiempo más. Me paré, caminando detrás de él, mientras nos dirigíamos hacia la salida, observé sus movimientos al cortar la llamada y guardar su móvil en un bolsillo. Lo único que había logrado entender de todo aquello, era un Adiós, y me molestaba no saber a quién iba dirigido.

-¿Quién era? - Le pregunté, acelerando el paso para llegar a su altura. No aguantaba más, y mi lengua fue más rápida que mi cerebro.

-¿Es una broma? - Me preguntó mientras se frenaba. Lo tenía en frente, tan cerca, a sólo unos centímetros. Aunque me daba mala espina la forma seria en que me miraba y se dirigía a mí.

-No- Le respondí. Claro que no era una broma, si preguntaba era por algo, y quería una respuesta.

-¿Por qué crees que puedes preguntar sobre mi vida? - Me respondió, y no en el tono que a mi tanto me gustaba. Me estaba tratando mal, otra vez. Pero decidí dejarlo pasar. No, mejor no.

Corazón de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora