Capítulo 12

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Desde que salí del piso de Leonard, me quedé sentada en la barandilla de mi balcón, era el único lugar en donde podía sentir el aire golpearme el rostro, y enredarme el cabello. Seguía en pijama, y me había echado encima el saco que Logan me había prestado la noche anterior. Ya no lloraba. No quería hacerlo. Sentía que Leonard no se merecía mis lágrimas. Ya muchas veces las había desperdiciado en él. Era de madrugada, las calles de a poco se iban poblando, autos yendo y viniendo, taxis, colectivos, gente caminando, o corriendo porque llegarían tarde a algún sitio. Vidas normales. Yo siempre me pregunté eso. ¿Mi vida es normal? ¿Alguna vez lo fue? No sabía qué responder a eso. No me quejaba tampoco, de seguro hay más gente en el mundo que lo ha pasado peor que yo, y sin embargo no se les oye ni una queja. No era tan desafortunada con lo que tenía.

- ¿Tara? -oí que Chloe me llamaba desde dentro.

-Aquí estoy -le respondí, y no tardó en aparecer, envuelta en una bata. Claramente tenía frío.

- ¿Qué haces aquí? -

-Necesitaba aire -

-Claro. ¿Te puedo preguntar algo? -asentí, observándola con tranquilidad. - ¿Dónde estabas anoche? -sentí que me iba a caer, estiré la mano, y me agarré del hombro de Chloe y salté hacia adelante, quedando junto a ella. - ¿Qué ocurre?- insistió, de seguro yo no tenía la mejor de las caras.

-Salí a dar una vuelta y... -

-Oh no señorita, a mí no me engañas. Dime la verdad -insistió. La tomé del brazo, entramos, y la hice sentar en el sillón, yo me senté a su lado. Y le conté lo que había pasado anoche. Exceptuando, la foto de mi madre, claro. Ese era otro tema. Necesitaba hablar con alguien, hablar de lo que sentía con alguien, sentía que era un peso enorme en mi espalda, y aquel apoyo lo conseguí en Chloe. Me merecía un premio Nobel, relatar lo ocurrido la noche anterior sin que se me quebrara la voz, era un verdadero mérito. Ya había llorado mucho, no quería seguir haciéndolo. Sólo permití que Chloe me abrazara, aceptar la realidad, y seguir.

Aquel día, en el entrenamiento, no le había dirigido la palabra a Leonard. Ni siquiera lo miraba a los ojos. Sabía que si lo hacía, lentamente volvería todo a la normalidad, ahora él ya sabía, o debía de su poner lo que yo sentía, pero no quería darle esa satisfacción. Él me hacía correcciones desde la tribuna, me hacía hacer saltos y desplazamientos específicos, y repetirlos, yo sólo obedecía en silencio. En el único sitio donde lo iba a obedecer, era en el hielo, además, no me iba a dar el lujo de renunciar después de soportar tanto tiempo.

-Descansa por unos minutos -dijo él, mientras atendía un llamado por su móvil, mientras se movía por las tribunas. Me frené en medio de la pista, y por primera vez en varios días, me detuve a observarlo, allí arriba, completamente concentrado, no se daría cuenta de que lo estaba observando. Volví en mi misma al oír un sonido del otro lado de la pista. Me volteé, y no estaba segura, pero me había parecido ver una sombra detrás de las tribunas. Me deslicé hacia el límite del hielo, sosteniéndome de la barandilla, entrecerrando los ojos, intentando ver mejor. No me equivocaba, había alguien allí, pero al percatarse de mi cercanía, de que lo estaba a punto de descubrir, se largó de allí, desapareció, y por la velocidad de sus pasos, había salido corriendo. ¿Quién podría estar observando? Me estremecí, ante la posibilidad de que aquella persona fuese mi padre. Él era muy capaz, pero por otro lado, no cualquiera entraba en aquel club. Según tenía entendido, estaba bien protegido, pero con mi padre, nunca se sabe.

- ¡Tara! -me giré de repente hacia donde estaba Leonard. - ¿Vas a patinar o te vas a quedar viendo la nada? -

-Pero... -señalé la tribuna donde había visto al extraño momentos atrás. -Había alguien espiando. Lo vi -

Corazón de CristalWo Geschichten leben. Entdecke jetzt