Capítulo 20

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-Señorita Neisser...-oí que me llamaba alguien con voz áspera. No era una voz muy conocida, pero recordaba haberla escuchado hacía poco tiempo. -Señorita Neisser...-otra vez. Abrí los ojos lentamente. ¿Estaba dormida? ¿Aquello había sido sólo un sueño? La mano arrugada del viejo estaba posada sobre mi hombro, y yo estaba desparramada en la camilla. No; no fue un sueño. ¿Me había quedado dormida? El hombre me miraba con su semblante serio.

-Eh, sí-intenté sentarme de un salto, pero no me lo permitió.

-Cuidado-me advirtió. Asentí, y procedí a sentarme de manera lenta y pasiva.

- ¿No lo sabías?-me preguntó en un momento, tendiéndome unos pañuelos para que me seque el vientre y le quite aquel líquido frío que aún tenía. Tomé varios pañuelos y lo miré. -Eso supuse. Te desmayaste en cuanto te lo dije. Y se te cayó esto-estiró su otra mano, y dejó a mi lado la ecografía.

-Sinceramente, no. No me lo había ni imaginado...-me limpié el vientre, y no pude pensar, que allí había un bebé. No sabía cómo reaccionar, si saltar de alegría o tirarme por la ventana. Sonreí involuntariamente.

-Bueno, pues la felicito-acercó una silla a la camilla y se sentó. - ¿Tienes alguna pregunta?-

- ¿También eres psicólogo?-le pregunté con una leve sonrisa.

-La verdad es que no. Pero me han tocado varias jovencitas en el mismo estado que tú. Y algunas se desesperan, comienzan a gritar, otras lloran como si el mundo se acabara, otras no paran de decir que quieren abortar... Tal vez querías decir algo-

- ¿Abortar? ¿De verdad? ¡¿Cómo si quiere se les pasa la idea por la cabeza?!-exclamé. - ¿Tú acaso lo aceptas? ¿Aceptas que las chicas aborten? ¿Así como si nada?-

-No. Nunca estuve de acuerdo con un aborto. A esas chicas, eh intentado convencerlas de lo contrario, pero no tengo ni idea qué es lo que deciden hacer con sus bebés y con sus cuerpos-

-No puedo creer que tan sólo lo hagan... Está bien, yo no me esperaba esto. Era lo último que se me ocurriría, además con el padre del bebé no estamos en un buen momento, y no por eso voy a abortar-

El padre del bebé. Sonaba raro. Leo iba a ser papá. Yo iba a ser mamá. Logan sería tío. Tenía un bebé dentro de mí, creciendo, mostrando señales de que existía, y yo nunca había prestado atención. Pero ahora que lo pensaba, sí había tenido síntomas notables de un posible embarazo. Náuseas, mareos, cambios de humor, antojos... ¿Tan distraída podía ser? Al parecer sí.

-Debes saber que hay personas para todo en este mundo-

-Sí. Eso lo sé-y sí que lo sabía. -Pero aun así es... matar a un bebé. Me resulta tan... como si eso solo pasara en una película con mala trama-

-La vida es así. Y hay que prepararse para cualquier cosa-

Continué pasando el pañuelo por mi estómago, sólo como excusa para seguir manteniendo la mano allí. Debía de estar embarazada de dos, tres, ¿cuatro meses? No sabía con exactitud, y en todo ese tiempo no se me cruzó por la cabeza la idea de que podía llegar a ser mamá. La mano del viejo me quitó con suavidad el pañuelo. Levanté la vista.

-Anda. Soluciona tus problemas con el padre; puedo ver en tus ojos que le quieres-

-Tiene razón. Gracias, de verdad-le sonreí, y me fui del pequeño cuarto.

Al caminar por el pasillo, mi cabeza comenzó a trabajar a su máximo nivel. ¿Cómo enfrentaría todo de ahora en adelante? Bueno, era obvio que ya no podría entrenar por unos cuantos meses, pero eso no era lo que más me preocupaba. ¿Cómo se lo diría a Leo? ¿Cómo se lo tomaría? Creo que eso era lo que más me preocupaba. Su reacción. Había visto en documentales, que hombres mataban a las mujeres, o las golpeaban para forzar un aborto al enterarse que estas estaban embarazadas. Se me erizaba la piel de solo pensarlo. Pero Leo no haría algo así. Sí podía ser violento, malhumorado, antipático, pero no sería capaz de semejante atrocidad. A pesar de todo, confiaba demasiado en él, y ponía las manos al fuego por él.

Corazón de CristalWhere stories live. Discover now