Capítulo 17

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Tenía los dedos entrelazados con los de Logan con fuerza, y nuestros hombros estaban pegados, mientras veíamos que en el sofá del frente, se encontraba sentado Leonard, y Jason, y en un sillón individual al costado, se encontraba Robert, el padre de Logan y de Jason. Habíamos permanecido en el cementerio más tiempo de lo esperado, pero no permití que nos fuéramos hasta que Logan se quitara toda la angustia que tenía encima. Necesitaba desahogarse, y yo le di la posibilidad de hacerlo. En cualquier momento estaba por amanecer, y no hacíamos otra cosa que mirarnos las ojerosas caras. Nadie se atrevía a hablar, o tal vez sí, pero no sabía por dónde comenzar. Ante nuestra repentina desaparición, el padre de Logan no había tardado en comunicarse con Leo y Jason para informarles lo sucedido; sus rostros llenos de preocupación los delataban.

—No deberían haber desaparecido así. Y menos por tanto tiempo—rompió el silencio Robert. ¿Era eso lo único que iba a decir? Noté en su voz y en su mirada, que aquello era más un regaño para mi hermano, y no para mí. ¡Por Dios! ¡Como si él fuese el responsable de todo lo que ocurría! ¡Él lo único que había hecho era salir a buscarme! Y si querían encontrarme, la única persona que puede saber en dónde estoy, es Logan.

—Lo necesitábamos—me adelanté, contestando de mala gana. Él era su padre, y era él quien intervenía en la educación de su hijo, pero ahora no estaba sólo. También me tenía a mí. Y mientras yo me encuentre con él, nadie le va a levantar siquiera la voz. —¿Ahora no puedo hablar con mi hermano?—le pregunté directamente, de forma sarcástica, recalcando la última palabra, recalcando la verdad que me habían estado ocultando durante tanto tiempo.

—No dije eso—

—Lo das a entender—me incliné hacia adelante. Debería tenerle respeto. Debería... Pero no lo tenía. Sentía que estaba constantemente a la defensiva, pero no por mí, sino por Logan. Estaba a la defensiva por él, sentía que todo lo que decía, era para perjudicarlo a él, para hacerlo sentir fatal.

—Tara...—susurró Leonard en voz baja, intentando calmarme. Pero no estaba con ánimos de estar calmada.

—¡No!—le grité, haciendo que dé un leve respingo en su asiento. —¡No tienes ningún derecho a intentar tranquilizarme, menos sabiendo que me mentiste todo este tiempo! Y lo peor es... que tú mismo dijiste que no habría secretos entre nosotros—

—Lo sé—respondió tranquilamente. Mierda. ¡Su tranquilidad me alteraba aún más!

—¿Lo sabes? ¡Lo sabes!—se daba cuenta de la situación, y me irritaba percibir su tranquilidad. —Eres un....—comencé.

—Basta—interrumpió Robert. Me miró a mí. —Supongo que ahora sí quieres oír la explicación completa de todo lo ocurrido—

—Llevo esperando eso desde hace un largo tiempo—me recosté en el sofá, cruzándome de brazos, sin soltar la mano de Logan.

—Bien... ¿Por dónde empiezo...?—Robert comenzó, recostándose en el sillón.

—Por el principio—le corté. Me dirigió una mirada de desaprobación, pero me dio igual. Mantenía la vista fija en él. Sentía que Leonard no apartaba la vista de mí, pero no le daría la satisfacción de devolverle la mirada. También me sorprendía el silencio en el que se mantenía Jason. Demasiado callado.

—Bueno... me casé con su madre...—

—¡Por el principio!—le grité. Noté un apretón de manos de parte de Logan, advirtiéndome que me calmara. Suspiré, y pregunté. —¿Por qué me abandonó? ¿Por qué se fue así sin más? ¿Por qué no me llevó consigo? O, al menos, ¿Por qué no volvió por mí?—

—Si lo que quieres saber es si se fue por cuenta propia, sí, lo hizo—quería escuchar la verdad, pero no ésa verdad. Quería una verdad linda, todo de color de rosa y de cuentos de hadas. Aun así, me tragué la angustia y no dije nada. —Pero porque tu padre no quería alguien enfermo en tu casa, y tu madre lo estaba. Le dijo que buscara una solución rápida, o que se marchara. Tu familia siempre fue humilde, no tenía ningún medio para comprar las medicinas necesarias, ni para solucionarlo. Por lo tanto, lo que hizo, fue marcharse. No te llevó con ella, porque en aquel entonces, no tenía ni dónde caerse muerta. Al menos tú tenías una casa y alimento—

Corazón de CristalOnde histórias criam vida. Descubra agora