Capítulo 11

849 81 10
                                    

Todo era una confusión. De un día para otro, mi vida se dio vuelta, todo cambió, todo se volvió diferente, desde mi cuerpo, hasta mi personalidad. Ya no era aquella chica flacucha que dejaba que la pasen por arriba, ahora mi cuerpo tenía más fuerza, había engordado un poco y debía de admitir, que me veía mejor que nunca, y era más testadura y cabezota. No dejaba que me intimiden, ni me hicieran sentir inferior. Lo único que me hacía sentir un punto vacío en un espacio infinito, era la confusión.

Sólo sabía ciertas cosas, de las que estaba completamente segura. Como que ahora me podía considerar una buena patinadora, hasta podría llegar a ser profesional, que cada vez me sentía más cómoda viviendo en el edificio de Leonard, cosa que al principio no quería saber nada con aquel cambio brusco, que tenía la mejor amiga que puede existir, y que estoy completamente enamorada, de mi entrenador.

Lo sabía, y me había dado cuenta de aquello en el momento en que me dejó sola en el ascensor. "no pensé que fueras así", me había dicho. En aquel instante, me di cuenta de cómo me dolía que él me fuese indiferente, que él pensara que yo era una cualquiera, y que luego de haber tenido tantos momentos que quería recordar por toda mi vida, aunque fuesen simples, que se vuelva tan frío conmigo, me hacía mal. A pesar de que lo haya visto con una mujerzuela, no una, sino dos veces, cosa que me dolió, aun así lo sigo queriendo, aun así cada vez lo quería más, cada vez estaba más segura de que daría cualquier cosa por él, y cada vez me sentía más enamorada. Lo podía negar, una y mil veces, pero eso no lo hacía menos real.

-Tara, acabo de confirmar tu presencia para la semana próxima - dijo Leonard, mirando concentrado en su celular, mientras yo terminaba una coreografía, y patinaba alrededor de toda la pista, para que mi pulso disminuya poco a poco.

-¿Presencia? ¿A dónde debo ir? -pregunté, frenándome con el envión, sujetándome de la barandilla que bordeaba la pista.

-El viernes ya estás inscripta para otra competición, y el sábado por la noche, hay algo así como una fiesta para las patinadoras. Acabo de confirmar tu asistencia en ambas -

-Lo de la competición lo acepto, pero, ¿la fiesta? ¿Es realmente necesario que vaya? -pregunté, me sentía bastante segura para hacer una buena presentación el viernes, pero no veía la necesidad de una fiesta, con aquellas otras patinadoras engreídas, no me interesaba en absoluto.

-Sí es necesario. No querrás dar una mala imagen de ti al público -

-¿Público? ¿Qué público? -

-Bueno es obvio que una fiesta de aquella magnitud va a haber reporteros, paparazis, fotógrafos...-

-Entendí, entendí. Gente que sólo busca una historia que contar, sea real o inventada -

-Es lo mejor para tu carrera, Tara -

-De acuerdo - ¡claro que no estaba de acuerdo! A partir de esa noche mi vida iba a pertenecerle a millones de personas desconocidas, rebuscarían en mi pasado para poder contar algo que a ellos les interese, inventarían chismorreos sobre lo que hago y dejo de hacer, a pesar de que nadie confirmó los hechos, eso es lo que iba a pasar. Pero había llegado a la ciudad con una meta, llegar bien alto, y si ese era uno de los precios, lo iba a aceptar. Confiaba en Leonard profesionalmente. No por nada era uno de los entrenadores más famosos que existían en el mundo, aunque con sus desventajas, de que todos creían que era una mala persona, por algo lo llamaban bestia. Aunque para mí, sólo fuese una bestia tragona de mujeres putas. Sólo eso.

-¿Nos vamos? -dije, a la vez que me quitaba los patines y me echaba la mochila al hombro, él se acercó a mí.

-Sí -lo miré de reojo, apoyaba su mano sobre mi cadera, guiándome hacia afuera, era un leve roce, pero aun así, tenía su cercanía. Aunque en mi opinión, él seguía molesto conmigo por haber besado a Jason dos semanas atrás. Los primeros días luego de aquel incidente, su estado de ánimo era neutro. Pero con el paso de los días, parecía que iba aflojando, que le resultaba más fácil tratarme bien, que al revés. A veces me preguntaba qué secretos escondería, qué más historias había en su vida además de lo que me contó Jason aquella noche en el bar. Tampoco había vuelto a oír sobre él, ni Logan. Recordaba perfectamente cuando me dijo que a partir de allí, saldríamos todos los viernes y sábados a tomar algo. Y eso no pasó. Tal vez era sólo mi idea, pero sentía que todo se echó a perder por la aparición de Logan, Jason no volvió a ser el mismo desde que su hermanastro había aparecido entre nosotros aquel sábado. Me lo había cruzado varias veces en el edificio, pero cada vez que intentaba hablarle, mágicamente tenía alguna llamada en el celular. Tampoco había vuelto a saber de Logan. Quería verlo, él era una de aquellas personas que conoces un día, y por algún motivo, tenía ganas de seguir viéndolo. Una sola vez intenté preguntarle a Leonard sobre él, mientras patinaba, haciendo eco en todo el lugar, pero él sólo rugió que me calle. No volví a insistir. Eran cosas familiares. Aunque también, Jason me había dicho parte de su historia, y que era cosa de familia. Pero me lo había dicho a mí. Mi cabeza sólo tenía espacio para una cosa. Confusión.

Corazón de CristalWhere stories live. Discover now