Capítulo 13

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Estaba hecha una furia. Caminaba frenéticamente de un lado a otro en mi habitación, si antes me había costado conciliar el sueño, ya no lo haría. ¡¿Qué razón había para mentirme?! ¡¿Por qué lo obligaron a Logan a mentirme y no dejarlo decirme la verdad?! Malditos hijos de perra. Era de madrugada, aún no había amanecido, pero no podía contener la rabia mucho tiempo más. Me puse la campera de Logan que siempre estaba dando vueltas en la sala sobre el pijama, y me dirigí al último piso. Más le valía que no estuviese con la Butaca, porque en aquellos momentos no iba a tener problema alguno en revolcarla de los pelos, y a él, en romperle la cabeza. Sí. Eso. Iría a la cárcel, pero el enojo de aquellos momentos era mayor. Intenté abrir la puerta y encontrarlos allí, a él y a la Butaca si es que estaba. Estaba cerrada. Esta vez se avivó y cerró la puerta con llave. Comencé a aporrear la puerta y a darle patadas.

- ¡Sé que estás ahí adentro hijo de tu madre! ¡Abre la maldita puerta si no quieres que te rompa el rostro y quedes peor que Chucky! -nadie respondía, parecía como si allí no hubiese nadie, nadie hasta que me agaché por la cerradura, y vi una sombra. Estaba todo en penumbras, pero una sombra fue completamente visible. No me quería abrir, que era diferente. - ¡Ya te vi idiota! ¡Abre la puerta de una puta vez! ¡Mastúrbate en otro momento y abre la puerta!-no sabía de donde había sacado aquello, pero si lo hacía enojar, tal vez reaccionaría y me abriría.

Sabía que él tenía razón de estar enfadado, pero ahora yo también tenía la razón. ¡Me mintió! Ambos nos habíamos mentido, sólo que la diferencia que él tuvo la oportunidad de decirme lo que pensaba en la cara, y yo no. Él no abría. Parecía que temía por su propia vida, bueno, si yo tuviese una gemela, y esta se enfada conmigo, me tendría que ir despidiendo de este mundo.

- ¡Mentiroso de cuarta abre la puerta! ¡Me estás cansando! -decía eso, pero golpeaba con más fuerza, iba a tirar la puerta abajo si era necesario. Lo iba a hacer, con tantas patadas y golpes. En algunos puntos estratégicos incluso saltó la pintura y cayó al piso. Muy pocas veces había tenido ataques de ira como aquellos, pero cuando los tenía, era temible. Claro que luego me sentía culpable y me arrepentía, pero eso no me ayudaba a calmarme y dejar de tirar patadas y mandarlo a la mierda. Sabía que me estaba oyendo, eso me hacía gritar más y más fuerte.

Debieron de pasar unos cuantos minutos, y no paraba de golpear. No quería parar, y no lo iba a hacer. No iba a parar, por lo menos, por mi cuenta. Ya que al rato, sentí que alguien me abrazaba de atrás, pero no era un abrazo, me intentaban alejar de allí.

-Tara cálmate. ¡Cálmate! -me resistía. Tenía en mi mente derribar aquella puerta, iba a ser difícil. Pero no imposible. Estaba cegada por la ira, y quería al menos destruir la puerta, ya que dudaba que Leonard después de haber escuchado lo que escuchó, prefiera salir. Jason me agarró con más fuerza y se arrodilló, llevándome con él y me intentó sentar en el suelo. ¡Pero yo no quería estar en el suelo maldita sea! Él también sabía algo, pero no estaba tan molesta con él. No me mintió, no dijo algo que no era verdad, sólo no había dicho nada. Bueno, estaba molesta con ambos. Pero con Leonard era peor. Y hablando del Rey de Francia... la famosa puerta se abrió y de allí salió la persona a la que quería tirar por el balcón.

- ¡¿Un rinoceronte atacó la puerta o qué?! -se preocupaba más por su estúpida puerta a que si Jason aflojaba su agarre, él terminaría peor que el pedazo de madera.

- ¡¿Rinoceronte?! ¡¿Me estás diciendo gorda?! -grité. Si no fuese porque Jason tenía más fuerza que yo, de seguro no habría sido necesario que saliera de su habitación, ya que iba a tirar la puerta abajo. Con cada una de sus palabras, mi enojo aumentaba.

- ¡¿Qué haces aquí Jason?! Todos sabemos que tienes un sueño más profundo que el de un muerto -me ignoró por completo, y se dirigió a su primo.

Corazón de CristalWhere stories live. Discover now