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Capítulo cuatro.

"Eso significa.."

La castaña cubrió su cara con ambas manos, escondiéndose de la mirada que le dirigía el cenizo, quién básicamente estaba tan avergonzado como ella o más y se dedicó a seguir comiendo tranquilamente de su plato.  Uraraka se descubrió el rostro con más tranquilidad al notar que le cenizo no le dijo nada al respecto.

«¿Buen esposo? Qué estúpido»

Pensó con vergüenza antes de ponerse de pié y empezar a fregar los platos que había utilizado con cuidado. La castaña tragó duro al fijar su vista en su espalda. «Amplios hombros y de ancha espalda, cualquier chica moriría por abrazarle» pensó antes de notar que este traía puesto un delantal negro.

«Bakugou-kun definitivamente se ve bien con ese delantal»

Oi cara redonda. — le llamó tajante como de costumbre.

— ¿s-si?— balbuceo saliendo de su transe.

— ¿El viejo oruga te pasó algún número de teléfono para llamar en caso de emergencia?— preguntó esperando su respuesta.

—Eso creo, iré a por mi bolso.— respondió pensativa antes de ponerse de pié y correr hacia la sala Príncipal.

El cenizo se sobresaltó al oír el llanto de la bebé. A pasos apresurado llegó hasta la cuna y mirarla con cierta molestia.

—Deja de llorar mocosa.— farfullo entre dientes mientras tocaba su mejilla con uno de sus dedos.

—¡Buahhhhh!— lloró aún más fuerte.

—¿Carajo que quieres?— espetó tomándola en los brazos por primera vez.

Con nerviosismo la mecio cómo lo hacía la castaña, hasta notar como dejaba de llorar y empezaba a quedarse dormida entre sus brazos.

—¿Una pesadilla?— murmuró aún meciendola, —son de las peores.

El cenizo observó con detenimiento el rostro de la bebé. Sus pestañas eran largas, su cabello era similar al suyo, sus manitas eran tan pequeñas y su cuerpo lo era de la misma forma.

«Una criatura demasiado débil»

—Mierda ¿Y ahora cómo te dejo en la jodida cuna?— susurró escandalosamente antes de intentar depositarla pero la bebé se aferraba rotundamente a su camiseta.

—Tsk eres peor que una sanguijuela.— murmuró cambiado hacía su habitación. De paso se topó con la castaña.

—¿Ella está bien?— preguntó en un susurro.

—Lo está, por ahora llama a ese viejo y dile que necesitamos ropa de cambio para la bebé, se les olvidó ese tonto detalle.— susurró alejándose hasta su habitación y acostarse en su cama, acompañado de la bebé y su celular.

Escuchó a la castaña hablar por teléfono pero no le dio importancia y se dedicó a navegar en sus redes sociales. Suspiró con pesadez al no hallar nada interesante. Se sobresalto en sobremanera al oir su teléfono sonar inevitablemente lo cogió con rapidez hasta contestar.

—¡Hola bakugou que tal la pasas como papá!— exclamó alegremente au amigo pelirrojo.

—Cállate pelo de mierda, no jodas.— susurró lo más bajo posible.

—¿Ella está contigo?— susurró de la misma forma el pelirrojo.

—Si, ahora voy a colgar imbécil.

—¡No, espera!

—¿Que quieres?

—¿Podrías tomarle una foto?

—No.

—Vamos, es solo para verla.

—No.

—¡Que tal kacchan!— exclamó a los cuatro vientos por detrás de la línea denki.

—¡Shhhhh!— chitearon los dos.

—Ay perdón.— murmuró el rubio.

—¿Entonces lo arás?

—Te e dicho que-

—Si no lo haces voy a ir con mi hijo.— advirtió entendiendo a qué se refería el pelirrojo.

—¿Hijo?¿Que mierd*?

—Mikoto es mi hijo y es tan sexy como su padre.— añadió sonriente.

—¡Wiiiiii!— se agregó esta vez el niño del que hablaba el rubio.

—Pendejos de mierda.— murmuró antes de dar por finalizada la llamada.

El cenizo fijó su vista en la bebé, quién apretaba su dedo adormilada, logrando sacarle una pequeña sonrisa. Eran alrededor de las 12:50 de la tarde pero aún así el sueño lo invadió hasta terminar completamente dormido.

Por otra parte, la castaña le informó lo que le había dicho el cenizo al pelinegro, quién había admitido que se les había hido ese importante detalle por lo que decidió mandarle dinero, dinero suficiente para la ropa de bebé y algunos víveres para ellos. En resumen, tendrían que ir de compras al centro comercial lo antes posible.

Con la intención de contarle lo sucedido al cenizo, entró hacia su habitación hasta llevarse la adorable sorpresa de ver a la bebé dormida en el pecho de el cenizo, quién con una de sus manos parecía estar atenta ante los movimientos de la bebé, quién de vez en cuando se removió adormilada.

«También sería un gran padre»

Pensó con ternura hasta sacar su teléfono y tomarles una foto. «necesito pruebas o de lo contrario, nadie va a creerme»

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El cenizo abrió sus ojos adormilados hasta observar a su alrededor. Se alarmó al ver que la bebé no estaba en su pecho. Con preocupación se fijó entre las sabanas y en el suelo.

«Ella no estaba»

Con rapidez corrió hacia la cocina en busca de la castaña, quién tenía sentada en una de las sillas a la bebé mientras parecía entretenerla con una pequeña cuchara.

—Aquí viene el trenesito chu..chu...chu.— emitió con ternura la castaña hasta acerla llegar a la boca de la bebé, quién aplaudió con alegría.

Un suspiro de alivio se escapó de los labios de bakugou, quién al ser visto por la castaña se dedicó a tomar un baso y llenarlo con agua.

—¿Estás bien?¿Te ves agitado?— consultó con cierta preocupación la castaña.

«Pasa que casi me da un ataque cardíaco al pensar que esa sanguijuela se me alla perdido»

—No pasa nada. — respondió entre dientes. —¿Qué fue lo que te dijo el oruga?

—Oh cierto.— susurró la castaña hasta tomar a la bebé en brazos y acercarse al pelicenizas, —Aisawa-sensei nos mandó dinero para la ropa de la bebé y algunos víveres para nosotros, dijo que nuestros suministros habían sido menos que los demás.

—Eso significa-

—Que nos vamos de compras bakugou-kun— completó sonriente.

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¡Holis! Espero se hallan divertido en este capítulo tanto como yo.

¿Qué les parece como va la historia?

Bueno sin más que decir...

Sa-yo-na-ra <3

💥 l ¡¿ᴜɴ ʙᴇʙᴇ́?́! l [ᴋᴀᴄᴄʜᴀᴋᴏ]💥Where stories live. Discover now