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Capítulo diecisiete.

"La bebé"

Para cuando abrieron los ojos, se toparon con sus rostros demasiado cerca de el otro. Ninguno dijo nada al respecto, tan solo se dedicaron a observarse detalladamente el uno al otro.

"Ojos de un intenso rubí, cejas fruncidas, cabello alborotado, labios entre abiertos y unas facciones faciales demasiado perfecta",

"Ojos de un brillante marron, labios rosados, que a medida que la miraba se hacían más y más apetitosos ante sus ojos. Mejillas tan redondas como la de un hámster y su cabello castaño que parecía estar tan desarreglado cómo el de él"

Con cuidado la castaña bajó su mirada hacia la bebé, quién descansaba entre ambos y parecía estar completamente dormida.

«si uno se levantaba, la bebé despertaría, eso era seguro»

La castaña volvió a alzar la vista y notar los rojizos ojos de el cenizo, observando atentamente sus labios. Debido a los nervios se relamio los labios hasta notar al cenizo haciendo exactamente lo mismo.

Ambos clavaron su vista en los labios de el otro. Ninguno dijo nada, tan solo fueron inclinando sus rostros lentamente hacia el otro, con las claras intensiones de besarse.

La puerta fue golpeada, causando que ambos se detuviesen y mirasen con notable nerviosismo hacia la puerta.

El cenizo se mantuvo pensativo.

Ahora mismo tenía unas ganas enormes de apoderarase de los labios de la castaña, quería saborearla hasta el punto de poder admirar sus labios rojos e hinchados mientras sus ojos marrones se volviesen cristalinos. ¿Serían dulces los labios?¿Qué tipo de expresión pondría?

Espera, ¿Por qué dudaba? Katsuki Bakugou tomaba todo lo que quería, aun si tendría que pasar por encima de los demás, siempre se salía con la suya ¿Por qué ahora tendría que ser diferente? Por que por más que se negase Aceptarlo quería besar los labios de la castaña en ese momento.

La castaña se encontraba sentada en la cama con la intención de abrir la puerta pero en lugar de ello, fue obligada a devolverse, siendo jalada de el brazo por el cenizo, quién con rapidez y con el cuidado de no despertar a la bebé, se inclinó hacia la castaña hasta jalarla de la camiseta y atrapar sus labios con suavidad.

La repentina acción de el cenizo la dejó plasmada pero aún así no se alejó. Cerró sus ojos, disfrutando los suaves labios de el cenizo moverse con impaciencia sobre los suyos hasta el punto de hacerla gimotear al roze de sus lenguas. Con sus manos temblorosas fue acariciando el cabello de el cenizo, quién al parecer estaba bien con ello.

La puerta volvió a ser golpeada.

— Baku- — nisiquiera pudo continuar al sentir la lengua de el cenizo introducirse en su boca y explorar toda sus paredes vocales, haciendola jadear por ello.

El cenizo por otra parte no podía detenerse. ¿Cómo era posible que los labios de la castaña fueran tan malditamente adictos? Se alejó de los labios de la castaña permitiendose contemplar los ojos cristalizados de la castaña observandolo, al igual que sus mejillas totalmente rojas mientras intentaba recuperar el aliento.

Gruñó con excitación antes de volver a atacar sus labios y esta vez con brusquedad movió sus labios hasta hacer entremecer a la castaña, quién absorta en la exquisita sensación se fue acercando hasta subir a horcadas sobre el cenizo, quién con ambas manos la sujetó de la cintura, apegando sus cuerpos, saboreando de la exquisita sensación de rocez sobre la ropa.

Con cuidado se acomodó sobre el cenizo hasta oirle jadear sobre sus labios, causandole un cosquilleo en su entre pierna, —No te muevas— habló antes de morder los labios de la castaña y saborear el sabor de su sangre. La castaña gimio por el dolor y placer que le había proporcionado esa extraña acción.

Esta vez la castaña abrió sus ojos con la intención de observar al cenizo, quién al parecer estaba demasiado sumido ante las sensaciones de sus lenguas tocándose una y otra vez como para notarla. Con curiosidad de saber que tipo de expresión aría, fingió acomodarse sobre el cenizo, quién cerró sus ojos con fuerza mientras hacia un intento fallido de no soltar un gemido.

La puerta fue una vez más golpeada pero esta vez acompañada de una voz.

—¿Estás bien ochako-chan?— preguntó detrás de la puerta cierta pelirosa.

Ambos se separaron de el otro y se dedicaron a mirar la puerta, seguido de mirarse el uno al otro.

La castaña con sus mejillas ruborizadas se levantó con cuidado hasta correr hacia la puerta, abrirla y salir.

—¿Todo bien?

—Si, e-es solo que la bebé está dormida.— se excusó con nerviosismo.

La pelirosa alzó una de sus cejas, reflejando que no le creía. Con rapidez se inclinó al oído de la castaña.

—¿Te estabas besuqueando a bakugou, cierto?— inquirió moviendo sus cejas con picardía.

—N-No es cierto.— intentó negarlo con el pánico evidente en sus labios.

—Tus labios estan un tanto hinchados y rojizos, dudo mucho que se trate de algún mosquito.— comentó entre risas.

La castaña parecía estar a segundos de explotar de la vergüenza.

—Cómo sea, solo quería avisarles que han venido a recoger a los niños.— informó esta vez cabizbaja, —Los esperan abajo.

La Castaña, asintió antes de volver a entrar a su habitación y contemplar al cenizo tocando sus labios con sus dedos pensativo.

—Ba-Bakugou-kun.

—¿mnh?

—La bebé la han venido a buscar.

°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^

¡PRIMER BESO AHHHHGGG!
¿Díganme, que les pareció? Porfavor necesito su opinión ahhhhhhhhhhhhh o de lo contrario me wo a matar *saca un cuchillo*

Bueno sin más que decir...

Sa-yo-na-ra ✨❤✨❤

💥 l ¡¿ᴜɴ ʙᴇʙᴇ́?́! l [ᴋᴀᴄᴄʜᴀᴋᴏ]💥Where stories live. Discover now