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Capítulo siete.

"Te habías tardado.."

— ¿Ca-Cara redonda?— expresó con incredulidad antes de levantarse lo más rapido que podía hasta notar la sangre que provenía desde la cabeza de la castaña.

— No te muevas de allí Kioto.— indicó por primera vez llamándola por su nombre. La bebé se dedicó a reír animadamente mientras aplaudia.

El cenizo se arrodilló frente a la castaña hasta utilizar un pañuelo y ponercelo en su cabeza hasta ayudarla a levantarse con sumo cuidado. Uraraka pareció volver en sí a medida que era ayudada a ponerse de pié. Su cabeza daba vueltas y sentía sus manos bastante frías.

—Lo siento.

Logró escuchar la voz de arrepentimiento de el cenizo a medida que era tumbada en uno de los sillones. La castaña observada a su alrededor un tanto hida. No tenía idea si se había golpeado demasiado fuerte como para desmayarse, por qué después de todo, era como si se hubiese desmayado.

—Oi uraraka.— le llamó el cenizo mientras chasquiaba los dedos, así llamando su atención.

—¿Bakugou?— murmuró.

—Agh carajo mantente despierta.— habló mientras tiraba una de sus mejillas.

Bakugou le obligó a sentarse en una de las sillas para luego empezar a revisar la zona afectada. Con cuidado entrelazo sus dedos entre sus cabellos hasta apartarlos poco a poco y observar una pequeña herida cerca de su nuca.

—Casi te matas.— susurró pasando una toallida humeda con delicadeza. La escuchó quejarse pero aún así continuo hasta notar que estaba limpia esa zona.

—¿Y el bebé?— preguntó la castaña.

—Allí.— señaló la pequeña silla a unos pocos metros de ambos, —Te llevaré a tu habitación.— añadió alzandola en sus brazos.

La castaña se alarmó y lo miró avergonzada. ¿Acaso no era demasiado pesada?

—No me mires así cara redonda, que no es la primera vez que te cargo.— murmuró.

Sus mejillas se volvieron aún más rojas ¿Cuándo lo había hecho y cómo es que no se había enterado?

La castaña recosto su cabeza en su hombro. «Se sentía un poco agotada» el cenizo la miró por el rabillo del ojo, antes de percatarse de sus labios. «Se veían suaves y dulces» aún cuando no le gustaba lo dulce, por un instante, se le había cruzado por la cabeza de averguar si eran tan dulces como aparentaban.

Sacudió su cabeza. Primero que nada ¿Cómo demonios se venían dulce sus labios?¿Es que eran demasiado rozasos? Un leve rubor se hiso presente en sus mejillas, antes de depositarla en la cama.

—Perdón bakugou-kun si yo no hubiese hecho flotar a ambos, jamás abría pasado esto. —murmuró con tristeza, —Además tu no vas a descansar como quería que lo hicieras, incluso planeaba ir de compras con la bebé para que tú pudieras-

A medida que hablaba, su voz se volvía temblorosa. El cenizo soltó un suspiro antes de tirar una de sus mejillas.

—¿Ah? ¿Crees que esto es difícil para mí cara redonda? Cuidar a la Sanguijuela es pan comido.— habló mirandola fijamente a los ojos, —Y no tienes por que preocuparte tanto, después de todo la mocosa está para nuestro cuidado asique ahora duermete.— añadió lo último con timidez.

—Y no vuelvas a hablar como si fueses una Jodida vieja que se está congelando.

Sin más, la cubrió con unas sabanas y se marchó casi corriendo a la sala principal y sentarse en el sillón frente a la bebé.

La bebé se dedicó a mirarlo atentamente, casi como si entendiera lo que estaba pasando.

—¿Qué? No me mires así.— habló entre dientes, —Si, estoy rojo y qué.

La bebé rió sonoramente mientras se chupaba sus deditos entretenida.

El cenizo dejó salir un suspiro de sus labios antes de alzarla en sus brazos e ir en busca de la mamadera de la cocina.

—Jamás le e dado de tragar a una sanguijuela, asique si mueres en el intento, mala suerte.— advirtió batiendo la mamadera e ingresarla a sus labios, —Agh está caliente.— se quejó.

—¿Sabes algo? Me estorbas.— comentó caminando a su habitación en busca de una chaqueta, la cuál no dudó en ningún segundo en atarcela a su abdomen, acompañado de la bebé.

—Si te mueves, mueres.— volvió a advertie caminando por la cocina hasta destapar la mamadera y botar un poco de leche e ingresar agua fría.

Volvió a beber un poco hasta notar que era la temperatura perfecta.

—Deja de mirarme así babosa, mamá está descansando y yo como soy tu papá me tocó darte de tragar.— comentó antes de procesar lo que había dicho y mirar en todas direcciones.

«Que vergüenza joder ¿Por qué mierda digo esas babosadas?!»

Miró a la bebé con cierto rencor antes de introducir el biberón en los labios de la bebé hasta notar como empezaba a beber pausadamente.

Notó como iba cerrando sus ojos poco a poco.

"Siempre que termine de beber leche, tienes que palmear su espalda cuidadosamente hasta que suelte un erupto"

Resonaron las palabras de la castaña en su cabeza.

La acomodó en sus brazos,— no te puedes dormir tonta o de lo contrario vas a morir.

Con delicadeza fue palmeando su espalda. Pasaron un par de minutos pero aún así no lo soltaba.

—Joder, puedes cagar, babear ¿Pero no puedes tirarte un puto erupto?

La bebé rió.

—No te Rías, ahora sueltalo todo.— volvió a hablar.

El cenizo volvió a repetir una vez más la misma acción hasta escuchar un diminuto erupto.

—Bieeen.— comentó con una sonrisa hasta arrugar su nariz y notar el pésimo aroma priviniendo de la bebé.

—Te habías tardado demasiado, cagona.

°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^

Holis, espero les halla gustado este capítulo UwU

Diganme ¿Que piensan de bakugou cuidando de la bebé? Xd hasta yo me río escribiendo.

Bueno sin más que decir...

Sa-yo-na-ra <3


💥 l ¡¿ᴜɴ ʙᴇʙᴇ́?́! l [ᴋᴀᴄᴄʜᴀᴋᴏ]💥Where stories live. Discover now