💥 l ¡¿ᴜɴ ʙᴇʙᴇ́?́! l [ᴋᴀᴄᴄʜᴀᴋᴏ]💥

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Capítulo cinco.

"Si la cara redonda lo hiso.."

—¡Oi cara redonda, mueve el culo de una buena vez que nos vamos!— exclamó con impaciencia el cenizo mientras miraba a la bebé, quién no tardó en reír, —¿Es que acaso es divertido? Tsk.

—Estoy lista.— aviso presentándose frente al cenizo, quién se quedó boquiabierto al verla con un vestido tan adorable y lindo a la vez.

Era extraño pero era la primera vez que la veía con ropa para salir.

«Se ve incre- agh esa sanguijuela me hace pensar cosas raras» pensó para si mismo antes de ponerse de pie y caminar hacia la puerta.

—Vámonos.— murmuró con ambas manos en los bolsillos.

.......

La gente a sus alrededores parecían murmurar acerca de ellos, mientras le dedicaban casi una acosadora mirada.
¿Qué carajo miraban tanto?¿Acaso nunca habían visto a un bebé o qué?

Le dedicó una mirada amenazante a las personas quienes lo mirasen, haciendo que dejasen de acerlo.

—¿A qué tienda iremos?— preguntó el cenizo a la castaña.

—hacia baby happy.— comentó sonriente antes de caminar junto a la bebé y el cenizo hacia la tienda, en la que les recibió una mujer de avanzada edad.

—Bienvenidos jóvenes.— comentó con dulzura la anciana.

Ellos asistieron y avanzaron hacia la sección de ropa femenina y empezar a mirar. La castaña le entregó la bebé al cenizo, quién a regañadientes Aceptó y siguió a la castaña.

—¿Qué te parece este?— preguntó enseñandole un vestido de color púrpura.

—Ese.

—Ay no seas así bakugou-kun tan sólo sé sincero.— murmuró con un ligero puchero.

—Está horrorozo.— admitió mirando a la bebé quién miraba a sus alrededores.

—¿Y este?— preguntó esta vez enseñando uno amarillo.

—No está mal.

La castaña asintió sonriente hasta guardarlo en una bolsita y caminar mientras sujetaba la mano de el cenizo hasta la sección de calcetines. La castaña estaba demasiado ocupada cómo para notar aver hecho eso.

—¿Qué te parece este par?— preguntó enseñando unos pares de calcetines negros.

—Ahora parecera una tonta abeja pero está bien.— admitió evitando mirarla.

Le avergonzó el hecho de que tomase su mano de una manera tan suave y gentil.

—Miraa un babero de osito ¿No es lindo?— añadió con dulzura mientras se lo probaba a la bebé por encima y sonreía felizmente.

—¿No estás demasiado emocionada por esta cosa?— cuestionó curioso.

—la verdad amo demasiado a los bebés, son tan tiernos y apretujables. Creo que lo más maravilloso de una mujer, es poder ser madre, aunque él bebé no sea de su sangre pero ahora que lo pienso Sinceramente no me molestaría en estos momentos ser su madre y tú el pa- — se interrumpió así misma antes cubriendo su boca.

—I-Iré a cancelar.— añadió retirandose rápidamente.

El cenizo pareció procesar sus palabras por unos segundos hasta entender y terminar más rojo que un tómate. Se sobresaltó al sentir una mano posada en su hombro, se giró hasta toparse con la misma anciana.