Capitulo 33:

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Decir que las cosas mejoraron con el paso de las semanas, para Harry, Ginny y Ron, era mentir completamente. Se suponía, que con la casi llegada del verano, el cielo y las hermosas flores de los jardines debían ser suficientes para alegrarlos, pero el paisaje no era nada bonito sin Hagrid haciendo alguna cosa afuera de su cabaña. O al menos así lo sentía Ginny.

Cada día, aquel vacío que había dejado en el colegio el semigigante, la hacía sentirse culpable, ella no había tenido ni un poco de culpa en su repentino encarcelamiento, pero el no haber hecho nada le parecía suficiente. Tal vez podía haber intervenido en la discusión de los mayores, hipnotizarlos a todos y hacer que olvidaran el tema. Pero aparte de que hubiera sido una jugada demasiado arriesgada, no le hubiera resultado tan bien, debido a que entre los magos estaba Albus Dumbledore, y no creía poder engañarlo de alguna forma.

La otra opción que le quedaba para ayudar a Hagrid (y que no involucraba demasiada locura), era atrapar al heredero. Podría parecerles una misión demasiado fácil, debido a que el semigigante les dio una pista con las arañas, pero la verdad es que no. El ahora trio, se había encargado de revisar cada uno de los pasillos del colegio; desde el suelo hasta el techo, desde la torre de Gryffindor hasta los invernaderos, pero ni una sola pista de las arañas.

Ginny ya comenzaba a perder las esperanzas de que pudieran avanzar, aunque ya debería estar acostumbrada al estancamiento en sus misiones o planes. Para empeorar todo, el colegio entero se encontraba en una fase demasiado tensa con el despido del director Dumbledore. Nadie saludaba a nadie, nadie miraba a nadie, y ni siquiera las casas interactuaban entre sí, por miedo a que lo estuvieran haciendo con el heredero y fueran los siguientes, ya que pensaban, que sin la protección de Dumbledore, estaban demasiado indefensos (Y tenían un poco de razon).

Como guinda de la torta, para dificultar la misión de las arañas, jamás podían estar solos, siempre iban a cada clase acompañados de algún maestro, ni siquiera un prefecto, solo maestros. El único lugar en donde podías tener privacidad a medias era en el baño, pero aun así, afuera te esperaba un profesor para llevarte a tu sala común, o a tu siguiente clase.

Ginny llegó a pensar muchas veces que se volvería a conseguir con Sirius o Remus, pero esto no fue así, ya que ellos se habían encargado de no aparecer de día, solo durante las guardias nocturnas. Y lo único que tenía Ginny para recordar a Sirius, eran unas cuantas cartas, sus regalos, en especial uno que siempre llevaba consigo, el broche para el cabello.

Ella seguía pensando también mucho, sobre los métodos que había usado el pelinegro para vigilarla, pero como no llegaba a una conclusión, solo lograba enredar más su mente, que sumado a todo lo que estaba pasando a su alrededor, no le extrañaría terminar loca.

Aunque para su bien mental, en los últimos días, solo se dedicó a prestar atención a las clases, e intentar no estresarse por estar siempre acompañada.

Muchos alumnos se veían demasiado aliviados de estar siempre acompañados por un maestro, pero a Ginny esto le parecía tedioso, se sentía de cierta forma atosigada. Necesitaba su espacio, poder hablar sola, caminar por los pasillos mientras estaba en su mundo. Pero ahora ni eso podía hacer.

Por suerte, y para aliviar un poco la cosa, ella junto con Ron y Harry, iban a menudo a visitar a Hermione a la enfermería, siendo acompañados por Snape, que gracias a la insistencia de Harry les hacía ese favor, aunque para el resto, no podían visitar la enfermería.

Ron era el que más iba a visitar a Hermione, había noches en las que dormía sentado a su lado, tomado fuertemente de su mano quieta, esperando a que ella reaccionara. La profesora Sprout ya no decía nada al respecto de las mandrágoras, así que el pelirrojo se había mantenido en la expectativa de recibir un día, buenas noticias.

Nuevo Comienzo (2 Libro) (Hinny)Where stories live. Discover now