Jueves 25/3/2021

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—Relájate y escucha los golpes del metrónomo

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—Relájate y escucha los golpes del metrónomo. Sesenta por minuto, tal como debe ser. Cierra los ojos y respira. Tienes sueño, mucho sueño… Ahora dilo tú.

—Tengo sueño, mucho sueño…

—Siéntelo: de nada sirve que repitas mentiras. Dilo cuando en verdad te sientas cansado.

Dos ojos, uno de cada color, observaron al paciente mientras se relajaba en el diván. Se veía tan calmo, tan puro, tan concentrado. El doctor apenas podía contener la emoción.

—Estoy cansado, doctor —dijo su paciente luego de varios minutos—. Los párpados me pesan y tengo ganas de dormir.

—Respira profundo: inhala y exhala, inhala y exhala. Todo está en orden. Nada te perturba. Nada te inquieta. Todo está tranquilo y no hay peligro a tu alrededor.

»Escucha los golpes del metrónomo. Uno, dos, tres, cuatro… Ahora escucha mi voz. Mi voz te calma. Mi voz te duerme. Mi voz te gusta y te transmite paz.

»Ahora empezaré a contar en voz alta y, cada vez que diga un número, tu cuerpo se adormecerá más hasta volverse pesado como el hierro.

—Pesado como el hierro —balbuceó el otro desde la semiinconsciencia.

—Uno. El calor corre por tu cuerpo. El calor te calma y te reconforta.

»Dos. Nada te preocupa, nada te importa. Ni siquiera esta sesión. Tú solo duermes y tu mente solo piensa en dormir.

»Tres. La pesadez le gana a la curiosidad. La vista se te vuelve borrosa y ya no puedes ver nada más.

»Cuatro. Está oscuro, pero no tienes miedo. Mi voz te agrada y te relaja.

El tipo sonrió con perversión al ver que había logrado su cometido. Sobre la mesa yacía el cuerpo inconsciente de su víctima. Sus pulmones subían y bajaban a un buen ritmo para probar que aún estaba vivo. Eso era una excelente señal.

—Ahora te haré sugerencias. Tú las repetirás después de mí, ¿entendido?

—Seee… —repuso el paciente, sin poder modular demasiado.

—Aquí estoy a salvo.

—Aqu… estoooy a… salvo.

—El doctor no me hará daño. El doctor me quiere y me aprecia.

—El doctor no me hará daño. El doctor me quiere y me aprecia —dijo la víctima sin titubeos.

—Voy a cooperar. Juntos resolveremos mi cuadro.

—Voy a cooperar. Juntos resolveremos mi cuadro.

—Seré amable y siempre diré la verdad.

—Seré amable y siempre diré la verdad.

—Fin del ejercicio  —indicó el doctor con un breve chasquido—. Ahora dime qué es lo que más te gusta de este lugar.

—Me gustan sus ojos, doctor.

—¿Y mi cabello?

—Me gusta su cabello, doctor.

—¿Te gusta mi ropa?

—Me gusta su ropa, doctor.

—¿Te agrado?

—Me agrada, doctor.

El de la falsa heterocromía dejó que el metrónomo sonara de fondo y se preparó para regresarle la consciencia al pequeño. Su paciente aún tenía la respiración débil y los párpados cerrados como persianas de acero. Sería difícil quitarlo de ese estado, pero el doctor estaba habituado a ese tipo de trabajo.

—Despertarás poco a poco y recordarás cada una de mis palabras. Cuando abras los ojos, nada habrá cambiado: volverás a ser el mismo de siempre. Estarás seguro y en paz. Solo así podremos comenzar.

Una vez más, el mismo proceso, solo que esta vez en sentido contrario. Los ojos del paciente se abrieron poco a poco, como si se resistieran a abandonar el estado de seminconsciencia. El de cabello plateado sonrió.

—¿Estás listo para la primera sesión?

—Nunca estoy listo para tener un puto diálogo con usted, doctor —repuso el niño, agresivo como de costumbre.

▂▂▂▂▂

Buenasssss. El capítulo de hoy fue muy corto, pero basta para conocer como funciona la hipnosis 👀

Pese a todo, ¿les gustó? ¿Más o menos que yo? 😼

Ok, no.

¿Más o menos que Jack Ross?🌚

*Esquiva un tomate*.

Se viene un capítulo interesante este miércoles. Pronto conoceremos una nueva faceta de Woody...

xoxo,

Gonza.

Nadie sabrá lo que fuimos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora