Woody

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Día 20: 20/5/2021

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Día 20: 20/5/2021

Tal vez sea cierto eso de que quienes se pelean se aman. Lo sé, parece una estúpida frase infantil, pero a veces descubres que es verdad. Para Chris y Robin, por ejemplo, fue verdad.

Durante los primeros dos años, Chris no fue consciente de la existencia de Robin, y viceversa. No se ignoraban: tan solo eran dos mundos separados que aún no se atrevían a cruzar. Sin embargo, el tiempo cambiaría las cosas.

Robin, mexicana en Estados Unidos, llevaba cierto tiempo en el país, pero aún lidiaba con múltiples comentarios xenófobos. Paradojas de la vida, Chris la molestó un catorce de febrero.

Ese día Robin estaba hablando con unos compañeros sobre un chico castaño llamado Jack que había comenzado a fijarse en ella. Chris, que estaba en una fase oscura que muy pocos recuerdan, había interrumpido la conversación y les había dicho con una sonrisa sarcástica:

—Ustedes déjenla que hable. Después de todo, sabemos que nadie caería tan bajo como para salir con una inmigrante.

Lágrimas calientes brotaron de los ojos de Robin y ella, incapaz de soportar semejante humillación, se fue de la clase sin siquiera pedirle autorización al profesor. Su próximo destino fue la rectoría.

El director —un director en serio, no como esa impresentable que me expulsó a mí— la recibió en su oficina y ambos hablaron al respecto. Chris apareció en esa misma sala media hora después, con la boca lista para dar explicaciones.

Las consecuencias fueron obvias: Chris regresó a casa con una amonestación. La peor reprimenda vino después, cuando Mila se enteró de lo que había hecho. Me agrada decir que las palabras rudas, por fin, sirvieron para algo: Chris se arrepintió de verdad ese mismo día, aunque recién le pediría perdón muchos meses después.

El día en que Chris decidió disculparse, acababan de terminar su clase de Administración de Empresas —la última del día— y una Robin retrasada bajaba las escaleras a toda velocidad. Se había quedado después de la campana para tomar nota de todos los principios de la partida doble, principios que ahora repetía en un murmullo.

«Todo movimiento en el debe tiene su contrapartida en el haber».

«Todo lo que entra por una cuenta sale por no sé qué mierda».

—Disculpa, ¿tienes un momento?

La respuesta de Robin fue acomodarse las tiras de su mochila y acelerar la marcha. Su rostro experimentó una metamorfosis asombrosa: ahora sus facciones eran tan inexpresivas como la muerte misma.

Chris no se rindió: avanzó junto a ella con su mejor cara de perro arrepentido, sin lograr resultados favorables. De pronto, Robin se detuvo en seco, le puso una mano en el pecho sin vergüenza y apartó a Chris con un movimiento brusco. Pero eso no detuvo a esa alma arrepentida.

Nadie sabrá lo que fuimos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora