Woody

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Día 19: Miércoles 19/5/2021

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Día 19: Miércoles 19/5/2021

—Woody, tenemos problemas graves.

La voz de Chris habló asustada del otro lado del teléfono y el silencio se adueñó de la línea. Tuve el impulso de preguntarle dónde estaba —después de todo, había salido a la mañana temprano y ni siquiera había regresado para desayunar—, pero me contuve. Sabía que una salida rebelde de adolescente no entraba dentro de la categoría de "problemas graves". Debía haber algo más.

—Joder, ¿en qué mierda te has metido, Chris?

Del otro lado se escuchó una interferencia y un titubeo. Chris suspiró y se sorbió los mocos mientras intentaba encontrar las palabras indicadas para arrojar la bomba de la verdad. Las encontró demasiado pronto.

—Nora ha desaparecido.

Estoy seguro de que Chris esperaba otra reacción. Esperaba que yo me levantara de mi asiento y le gritara al aparato como un desquiciado, esperaba oír mi voz preocupada  y algunos insultos originales. Pero no hice nada de eso. La partida de Nora me dolía, pero no me sorprendía en absoluto: ella me había dicho la verdad y había cumplido su palabra. Su partida solo me hacía sentir culpable. Culpable por no haberle contado la verdad a Chris cuando se suponía que éramos un equipo.

Yo estaba a punto de abrir la boca para esbozar alguna explicación cuando Chris remató su frase.

—Y Robin también.

—¡¡Mierda!! ¡¡Recontramierda!! Scheisse! Verdammt!

—Sé que esto te sonará raro —continuó Chris, con la poca entereza que le quedaba—, pero Robin fue al bosque para llevarla a su casa. Y no regresó.

El silencio se extendió entre ambos, solo interrumpido por las intromisiones de unos torturantes grillos. Uno de ellos llegó a mis pies y disfruté de decapitarlo con la zapatilla. No tenía tiempo para jugar al proteccionista de animales.

Chris se aclaró la garganta, en una inequívoca señal de que tenía algo más para decir. Mucho más.

—¿Sabes? Las encontré a punto de salir, y Robin no tuvo más remedio que contarme sus planes. Intenté arrancarle alguna palabra más y me ofrecí a ayudarla, pero ella ni siquiera confió en mí. Yo no insistí. Perdóname. No quería que pensara que me estaba volviendo demasiado tóxic…

—Está bien, está bien, deja la paranoia un momento. Vayamos al grano: ¿a qué hora pasó todo esto?

—A las diez de la noche.

—Hija de puta —murmuré.

Robin me había engañado y había huido antes de confesarme la verdad. Ahora había sido absorbida por la niña y estaba condenada a vagar indefensa por la inmensidad del bosque.

Recordé la marca de la mano en el cuello de Nora y me estremecí. ¿Y si esta vez el enemigo iba mucho más allá?

—¿Cómo dices? —preguntó Chris y me obligó a regresar a la realidad.

Nadie sabrá lo que fuimos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora