02| Cabaña

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"Cabaña"
Narrador| Clara

Amaya tomó la delantera mientras yo cerraba la puerta de nuestra cabaña, la verdad es que entre las dos, yo era la más miedosa, pero la que más experiencias locas ha tenido en su vida.

Ella es un poco más reservada, y yo todo lo contrario, incluso a mi me impresiona el hecho de que seamos mejores amigas siendo tan opuestas.

Cuando nos conocimos nos odiamos, siempre la vi como una persona demasiado fría e incluso poco sentimental, pero en realidad, es todo lo contrario.

—¿Hace cuanto crees que está abandonada?—la pelinegra se detuvo frente a la puerta de la vieja cabaña, y de manera curiosa, me asomé por una de las ventanas.

—No tengo idea—contesté, sin lograr ver con mucha claridad lo que había dentro.

—Entremos—propuso, y no me dejó contestar, ya había abierto la puerta y había dado un paso hacia adelante para adentrarse en la cabaña.

La madera crujió bajo su zapato y se volteó a mirarme unos segundos antes de seguir avanzando.

—¿Qué pasa?—inquirí algo nerviosa, este lugar no me estaba dando buenas vibras.

—No está abandonada—aseguró en un tono algo perturbador, yo me alarmé al instante, volteando hacia el bosque para asegurarme de que nadie estaba con nosotras—Mira esto—Amaya entró sin miedo, y yo, algo ansiosa, intenté detenerla.

—¿Estás loca? Deberíamos irnos—advertí, desde que llegamos a ver esta cabaña mi intuición dice que nos devolvamos a la nuestra.

—Sí, pero mira esto—repitió, y sin alternativa, observé lo que estaba señalando. Dos platos recientemente usados, parecían tener un rastro de sangre, quizás de algún pedazo de carne algo cruda.

—Vámonos, este lugar me da mala vibra—dije, comenzando a retroceder para salir, y gracias a Dios, ella me siguió fuera de la cabaña.

Respiré profundo mientras Amaya cerraba la puerta y nos encaminábamos de vuelta a nuestra cabaña.

—Ni siquiera investigamos bien el lugar—dijo ella, algo frustrada.

—¿No te parece una buena pista el hecho de saber que no estamos solas?—cuestioné atónita—En esa cabaña se quedan personas.

—Quizás son solo dos vagabundos o algo por el estilo, no nos alarmemos antes de tiempo—dijo tranquila, y no me impresionaba, ella solía guardar la calma en momentos así.

Quizás su pasado la ayudó a afrontar mejor los momentos de tensión.

—Espero que sí, pero no deja de ser sospechoso—Me apronté en llegar a nuestra cabaña, ya estaba anocheciendo y el bosque con sus gigantescos árboles ayudaba a que la oscuridad consumiera más rápido el lugar.

Entramos y de alguna forma me sentí más tranquila, bueno, no es que esta cabaña aporte mucha seguridad, pero algo es algo.

Amaya fue a la cocina, o bueno, lo que denominamos como cocina, y empezó a preparar algo de comer, mientras yo anotaba lo poco que habíamos visto en la misteriosa cabaña.

—¿Qué hay de tus padres?—ella alzó su voz para que yo alcanzara a escucharla.

—Solo les dije que saldría a acampar contigo unos días y me dieron permiso—cuando ellos me preguntaron en dónde, tuve que dar la dirección de otro bosque, no quería arriesgarme a que nos descubrieran, y mucho menos a Amaya, sus padres no eran muy buenos con ella y no se medían en el momento de castigarla.

Faceless Love Donde viven las historias. Descúbrelo ahora