13| Firefly

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"Firefly"
Narrador| Clara

—¡Amaya!—exclamé sorprendida, viendo que su cabello estaba mojado, y que sospechosamente salía del baño. Justo detrás de ella apareció Black.

¡No puede ser!

No traía su máscara...

Él acababa de salir para ayudar a White con la leña, mientras Amaya caminaba hacia mi para sentarse en el sofá.

—Shh—ella puso uno de sus dedos sobre sus labios para señalarme que bajara la voz—me ha costado convencerlo de que no la use, así que mejor ni siquiera se lo menciones.

—Y yo que creía que odiabas a Black.

—En mi defensa, es bueno seduciendo—reí por su respuesta, ¿a dónde había ido la fría y tímida Amaya?—y bien, ¿tú harás como que no hiciste nada con White?

—Follamos—confesé, sin una pizca de vergüenza.

—¿Otra vez?

—¡Hey! La anterior solo me había tocado.

—Golosa—dijo ella, entre risas, yo alcé una de mis cejas, ¿acaso cree que no noté que su cabello y el de Black estaban mojados?

—¿Y ustedes se ducharon juntos?

—Debemos ahorrar agua, es todo.

—Claro—solté burlesca, notando como ella desviaba su mirada para observar a Black a través de la ventana de la cabaña—de ser una chica tímida a comértelo con la mirada.

—Bueno, él pasó de ser un asesino que quería meterme un cuchillo a meterme los dedos—una fuerte carcajada salió de mis labios, negando con la cabeza por lo que acababa de escuchar.

—Hablando de eso, White me dijo que Black te molestaba para llamar tu atención.

—Que extraña forma de hacerlo.

—Pero vaya que lo logró.

—Cállate.

Ambas reímos un rato, contando nuestras nuevas y extrañas experiencias dentro de esta cabaña. White ha resultado ser una persona bastante difícil de predecir.

Puede cambiar de un estado caliente a uno frío con extrema facilidad, pero la perspectiva que tenía de él el primer día a comparación con la actual, es muy diferente.

El hecho de que caminara kilómetros en la madrugada para conseguir llegar a una farmacia solo me hace sentir culpable al creer que él era una mala persona.

Es decir, lo que hizo no debe alabarse, después de todo debería ser normal que los hombres también se preocuparan de las pastillas, las protecciones y anticonceptivos, sin embargo, con todos los chicos que me he acostado, ninguno se ha acordado de eso, y dejan toda esa responsabilidad en mí.

—¿Quién es?—Amaya interrumpió mis pensamientos, y al instante miré lo que ella me mostraba.

—Su tío, escribí todo lo que White me mencionó de él—comenté, y ella empezó a leer aquel papel.

—¡Saldremos a cazar!—White gritó para que alcanzáramos a oírlos, y ambas alzamos nuestros pulgares para que nos vieran por la ventana.

Vi como ambos se voltearon y se perdieron entre los árboles.

—¿Te preguntas como cazan?—ella alzó una de sus cejas mientras volteaba a mirarme a mi.

—¿Qué tan mal debo estar psicológicamente para que me parezca atractivo que sepan usar cuchillos?

Faceless Love Where stories live. Discover now