26| Propuesta

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"Propuesta"
Narrador| Amaya

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Me bajé rápidamente, no los aguantaba más, y ahora entiendo por qué Gray se queja de ellos dos.

¡En el camino se dijeron mínimo veinte veces que se amaban!

Me sentía como mal trío.

White y Clara pasaron a buscarme en la mañana después de irse de la casa de ella. Al parecer la cena con sus padres fue un éxito porque hasta pijamada les dejaron hacer.

Corrí hacia la entrada de la mansión y antes de poder abrir la puerta, Gray se adelantó.

—¿Escapando de los tórtolos?—preguntó, y yo asentí mientras él se hacía a un lado para dejarme pasar.

—¡Al fin!—exclamé.

—No te emociones, ahí vienen—señaló la puerta abierta, dejando ver a White y Clara caminando hacia acá.

Black donde estás.

—La colgaré en mi cuarto—White agitó la fotografía en su mano y Clara se abalanzó contra él para intentar arrebatársela.

—¡Te asesino!

—Uy que miedo.

—Black está arriba—dijo Gray, tomando su chaqueta.

—¿Vas a salir?

—Sí—respondió, y me quedé esperando a que me dijera donde. Pero como es de costumbre, me dejó ahí con ganas de chisme, y salió de la mansión a paso rápido.

Subí las escaleras al ver que White y Clara seguían peleándose por aquella fotografía, y busqué la habitación de Black.

Abrí la puerta sin avisar, y en ese mismo instante un cuchillo impactó a mi lado, incrustándose en la pared.

—¡¿Qué mierda?!—grité, llevando una mano a mi corazón acelerado—¡Pudiste matarme!

—Pero estás viva.

—¡Gracias por aclararlo!—exclamé, suspirando molesta, pero antes de poder volver a reclamarle, mis ojos se desviaron a su torso desnudo.

Ave María purísima.

Se acercó a mi, cerrando la puerta y empujándome para que mi espalda chocara contra esta. Relamí mis labios mientras me acorralaba, sacando el cuchillo que había lanzado a la pared.

—¿Crees que lanzaría un cuchillo a tu cabeza, escuincla tonta?—preguntó, acercando su rostro al mío. Negué ligeramente, acercándome en un intento de alcanzar sus labios, pero él se apartó unos centímetros, sonriendo ladinamente y provocándome.

—Idiota—murmuré, mientras mis mejillas retomaban su característico ardor cada vez que nos encontrábamos en una situación así.

Me exalté en cuanto aquel cuchillo se acercó a mis labios, el frío y filoso metal los rozó, mientras él manipulaba aquella navaja con cuidado.

—Cuida el vocabulario, escuincla—ordenó, mientras yo bajaba mi mirada para observar el recorrido que hacía con su cuchillo—No quieres que te castigue, ¿verdad?

Bueno, depende.

Decidí no responder, su mirada no enviaba más que calor a todo mi cuerpo, mientras el contraste del frío metal sobre mi mejilla se paseaba en un suave y lento recorrido hasta mi barbilla, obligándome a mantener mi mirada alta hacia él.

Su mano libre comenzaba a desabrochar los botones de mi blusa, y ansiosa, lo ayudé a quitármela.

Tomó de mi muñeca para jalarme hacia la cama, y caí sobre esta, acomodándome lo más rápido que pude antes de que él tomara de mis tobillos para jalarme hacia el borde, acercándome a él.

Faceless Love Where stories live. Discover now