Faceless Love

12| Recuerdos

"Recuerdos"
Narrador| Amaya

⚠️Advertencia +18

Nunca más vuelvo a caminar por la noche.

El cansancio y sueño me impulsaron decir algunas cosas bastante vergonzosas.

"Sexy cicatriz"

Por Dios Amaya, qué te pasa.

Me separé con cuidado, sus brazos alrededor de mi cintura no iban a permitirme levantarme sin despertarlo. Alcé mi vista, y casi escupo mi corazón al notar una vez más que no tenía puesta su máscara.

Mis latidos se aceleraron, apreciando la vista que tenía de su rostro. Su piel pálida hacía que el carnoso color de sus labios destacara. Tenía algo de ojeras y su cicatriz era sin duda lo que más me gustaba admirar.

Era jodidamente atractivo.

Sacudí ligeramente mi cabeza, intentando apartar mi vista de su rostro.

Dormí mas cómoda y segura de lo que alguna vez me imaginé. Busqué protección en un asesino, es algo que realmente jamás consideré posible, ni siquiera en los escenarios ficticios que yo misma inventaba en mi cabeza por lo aburrida y rutinaria que era mi vida.

Suspiré, intentando conciliar el sueño, de seguro aún es muy temprano.

Pero Black ya estaba dormido...

Y eso de alguna forma no me daba confianza.

La pesadilla que tuve no fue tan aterradora como otras, pero al despertar, recordé las demás, y todo eso junto me hizo explotar en un ataque.

El hecho de que Black haya estado a mi lado despierto, me daba seguridad, parte de mi quería pensar que si algo pasaba, él estaría atento para cuidarme.

Puede sonar muy estupido, pero ahora que está dormido, me cuesta mucho más conciliar el sueño.

Y de seguro yo también soy bastante estupida al creer que un asesino se preocuparía de salvarme si algo ocurriera. Pero hasta ahora, él es quien me da la tranquilidad g seguridad que necesito.

Volví a acomodarme, ocultando mi rostro en su cuello.

—¿Bee?—un susurro me alivió a los segundos.

—¿Te desperté?

—No importa—contestó, y bostezó—¿qué haces despierta tan temprano, otra pesadilla?—negué rápidamente con la cabeza.

—No, solo no podía volver a dormirme.

—¿Por qué?

—No lo sé—mentí, mi orgullo y la vergüenza jamás me dejarían confesarle lo que me pasaba.

—¿Vas a hablarme de tu pesadilla?—preguntó, y mi nerviosismo volvió. Él mantenía sus ojos cerrados, su voz estaba ronca y estoy segura de que luchaba por no volver a dormirse.

—Cuando no tengas sueño.

—Estoy despierto—respondió en un suave susurro, yo suspiré.

—¿A qué hora te dormiste?—inquiri, y él no contestó al instante, se tomó unos segundos para hablar.

—No lo sé, esperé a que te durmieras—finalmente abrió sus ojos después de responderme, y juro que ahora mismo no sé dónde meterme para ocultar mi sonrojo.

No es normal que eso me haya parecido tierno.

Primero, es un asesino, y segundo, supongo que es algo normal que la mayoría de personas hacen cuando duermen con alguien más, ¿no?