Capítulo 5

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-¡¿Cómo te atreves a venir después de lo que has hecho?!-le gritó Kirisima mientras se dirigía hacia ella.

-Kirisima detente.-le dijo Denki mientras le intentaba sujetar para que no hiciera locuras.-No es el lugar ni el momento.

-Solo quería saber que ha pasado.-dijo con los ojos llenos de lágrimas.-Aunque no me creáis, yo le sigo amando.

-Si le siguieras amando, no le habrías hecho eso.-le dijo Mina mientras se dirigía hacia ella.-Vete. No eres bienvenida.

-Pero...

-¡Pero nada!-le gritó Kirisima.-¡Mi hermano se enfrenta a la muerte en ese quirófano y todo es por tu culpa!

-Cálmate amor.-le dijo Mina poniéndose delante de él y sujetando su rostro entre sus manos.-Por favor, hazlo por él. Si sigues gritando, los doctores podrían tener un error.

-Tienes razón.-le dijo Kirisima.-Lo mejor es estar calmado. Pero no quiero verte aquí.-le dijo Kirisima a Uraraka señalándola.-Lo que has hecho, no te lo voy a perdonar. Ni yo ni nadie.

Kirisima se volvió a sentar junto a Mina y Denki. Uraraka se quedó de pie sin hacer nada, observando como Kirisima hablaba con Mina. En un mismo día, perdió a su pareja su casa y ahora a sus amigos. Incluso Mina y Tsuyu no querían saber nada. Cuando llamó a Tsuyu para contárselo, le dijo que se lo merecía y colgó. Solo quedaba una persona a la que podía recurrir y no quería. Iida le dijo que se verían en unos días mientras arreglaba las cosas para vivir juntos, pero que mientras buscara a alguien para que la acogiera. Y solo le quedaba una opción. Su antigua amiga de la infancia con la que llevaba casi cinco años sin hablarse por lo que había hecho. Toga Himiko.

Kirisima observó con furia como Uraraka salía llorando del pasillo.

-Espero no volver a verla.-dijo Denki leyéndole el pensamiento.-Lo que le hizo a Bakugo fue muy feo.

-Fue una putada.-dijo Kirisima.-Bakugo me había dicho que le iba a pedir matrimonio hoy.-dijo mientras se enfadaba más y más.-Hasta me dijo que le guardara el anillo y que se lo diera a las siete. Por eso me sorprendí tanto cuando me llamó tan temprano.-sacó una pequeña cajita y la abrió.-Ahora tendremos que encargarnos nosotros de devolverlo. Joder, incluso me pidió ser su padrino y yo acepté.

-Kirisima, lo mejor es guardarlo.-dijo Mina.-Por lo menos que decida él lo que hacer con el anillo.

-Tienes razón amor.-le dijo mientras juntaba su cabeza con la de ella.-Tienes toda la razón.

Mina le dio un beso en la mejilla y observó a Denki. Estaba apoyado contra la pared, con los ojos cerrados. Debía de estar agotado. Miró su reloj y vio que eran casi las ocho.

-¿Sabes en dónde le iba a pedir matrimonio?-le dijo ella.-Deberíamos avisar de lo que ha pasado.

-Creo que era el Yucatán.-dijo él.-Pero no estoy seguro.

-Era el Yumeko's.-dijo Denki medio dormido.-Me preguntó sobre él esta mañana.

Mina buscó el número en internet y marcó. Preguntó por el gerente y esperó a que se pusiera para explicarle lo que había pasado. Estuvo hablando con él por más de quince minutos. Kirisima vio la luz roja que indicaba que estaban operando todavía encendida. La noche ya era más visible. Le llegó un mensaje de Sero al móvil. "Kiri, el camionero puede que fuera drogado. Han encontrado restos de metanfetaminas en el interior. Avísame sobre el estado de Bakugo por favor. Seguimos en contacto." Kirisima apretó con fuerza el móvil y dejó de hacerlo al ver que la pantalla estaba empezando a sufrir.

-Ya está.-dijo Mina mientras se sentaba.-¿Quién era?

-Sero.-dijo Kirisima.-Al parecer, puede que el camionero estuviera drogado.

-Odio cuando ocurren cosas así.-dijo Mina mientras se llevaba la mano al vientre.

Kirisima puso su mano en el vientre de ella. Al estar de poco más de nueve semanas, aún no se notaba mucho, pero estaba emocionado por ser padre. Ahora lo que tenía que hacer era pedirle a Mina matrimonio.

-Aún es temprano para sentir sus pataditas.-dijo Mina.

-Lo se.-dijo él.-Necesitaba un poco de distracción.

Observó la luz roja apagarse. Un doctor apareció con el rostro cansado y fue hacia ellos.

-¿Son familia de él?

-Yo soy como su hermano.-le dijo Kirisima.-¿Cómo está?

-La operación ha salido bien, pero está en estado de coma.-Mina se tuvo que sentar por esa repentina noticia. Kirisima la ayudó.-Aún es temprano para saber cuando despertará, pero va a tardar un buen tiempo. Pasará una semana en observación por si acaso, pero podrán verlo después de ese tiempo.

-¿Tan grave está?-dijo Denki.

-Sufrió un paro cardiaco en la ambulancia y dos durante la operación.-dijo el doctor.-Por el momento, su estado es muy grave. Si supera esta semana, lo más seguro es que pueda recuperarse.

Vieron como sacaban a Bakugo con un tubo en la boca y con una venda en la cabeza.

-También tiene varios huesos rotos y un traumatismo craneal.-les dijo.-Hemos tenido que extraerle una costilla y va a necesitar un trasplante de hígado.

-Yo soy compatible.-dijo Kirisima.-Yo me tuve que operar una vez por cáncer de hígado y Bakugo me donó parte del suyo. Es momento de devolverle el favor.

-Si está completamente sano, pasaremos a cirugía ahora mismo.

-Estoy perfecto.-dijo él.

Kirisima le dio un beso a Mina y entró con él doctor. Mina se sentó con Denki a esperar mientras hacían la operación.

Bakugo no sabía donde estaba. Estaba en un camino de tierra, rodeado de cerezos en flor. Empezó a caminar sin un rumbo fijo. "¿Dónde estoy?" se preguntó mientras caminaba. Buscó con la mirada a alguien que pudiera decirle algo sin resultado. Caminando, se topó con una casa en un lado del camino. "No puede ser posible. Ya no existe." Era una casa de una planta de estilo japonés antigua. El jardín estaba lleno de bonsáis y flores de todos los colores. Se acercó a la puerta y comprobó que estaba abierta.

Al entrar, reconoció cada rincón de la casa. Escuchó la leve melodía de una mandolina al fondo de la casa. Al acercarse, empezó llorar.

-Hola, pequeño heitai*.-le dijo su abuelo.-¿Qué haces aquí?-le dijo mientras dejaba la mandolina a un lado.-Aún te ha llegado la hora.

-Co... como...

-¿Cómo es posible?-le dijo su abuelo. Bakugo asintió.-Eso me preguntó yo. Se supone que aún tardarías muchos años en venir al cielo.

-¿Estoy muerto?-le preguntó Bakugo.

-No, heitai.-le dijo él.-Solo estás en coma.

-¿Por qué te fuiste?-le preguntó Bakugo con lágrimas en los ojos.-Dímelo abuelo.

-Porque me llegó la hora.-dijo él.-Cuando tu abuela y yo decidimos hacer ese viaje, me notaba extraño. Luego sufrí el infarto en el avión y no pude hacer nada más. Ahora, estoy preparándome para la llegada de tu abuela. No te esperaba a ti todavía. Ahora deberías volver antes de que te desconecten. Y no importa que esa chica te hiciera daño, porque el amor va a volver a ti. Y verás la vida de otra forma.

-Espera abuelo.-dijo mientras su abuelo se levantaba y salía al jardín.-Espera.

Bakugo lo alcanzó y le dio un abrazo fuerte. Habían pasado casi diez años desde la última vez que lo había abrazado y no quería irse sin despedirse como la última vez.

-Te quiero, mi pequeño heitai.-le dijo su abuelo mientras le devolvía el abrazo.-Ahora, vuelve a vivir tu vida.

-¿Me acordaré de esto?

-No, mi pequeño heitai.

Una luz cegadora los envolvió y Bakugo tuvo que cerrar los ojos. Después, perdió el conocimiento.

*Heitai: soldado.

Posdata: su abuelo lo llamaba así porque él sirvió en el ejército japonés.

Pinceladas de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora