Capítulo 11

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-Tu ya sabías que era Deku, ¿verdad?-le preguntó a Kirisima.-Te lo pregunto porque no parecías sorprendido al verlo.

-Yo no lo sabía.-dijo Kirisima.-Te lo juro. Quien lo sabía era Mina. Desde que nos lo encontramos en el hospital, vino a verte cada varios días. Mina era la que más hablaba con él. Seguro que es cosa suya.

-Bueno, pues al menos ya me he desahogado disculpándome.

-Me alegro por ti, viejo.-dijo haciendo una mala imitación del acento mexicano.

Ambos se empezaron a reír mientras lo llevaba hasta su casa. Al llegar al apartamento, Kirisima se despidió y se marchó. Bakugo subió y se preparó la comida. El móvil empezó a sonar y Bakugo miró de quién se trataba. Al no reconocer el número, descolgó para saber. La curiosidad pudo con él.

-¿Quién es?

Esperó a que la otra persona respondiera, pero no escuchaba nada aparte de una leve respiración.

-¿Quién es?-repitió Bakugo. Escuchó como la persona colgaba y dejó el móvil junto a él en la cocina.-No te volveré a responder.

Se puso a preparar la comida mientras pensaba en lo raro que había sido el día. Cuando se levantó esa mañana, no pensaba que volvería a hablar con Izuku. Y menos pensaba que sería él el que se encargaría de darle las clases para poder aprobar. En cuanto a lo que le había hecho a Izuku, se alegraba de que no le guardara rencor. En cuanto terminó de prepararse la comida, lo emplató y marcó a Mina.

-Dime Bakugo.

-Podrías haberme prevenido.-le dijo.-¿Por qué no me avisaste de que era Deku?

-¿Habrías ido?-le dijo ella.

-Probablemente no.-le dijo mientras sacaba una cerveza de la nevera.-Pero al menos me podrías haber dicho que fue a visitarme al hospital.

-¿Me habrías creído?

-Probablemente no.-dijo Bakugo admitiéndolo.-De todas formas, te lo agradezco. Llevaba tiempo deseando disculparme por todo.

-Al menos ya no tendremos que aguantar tus lloriqueos de no poder disculparte con él por no saber donde está.-le dijo ella.

-¿Cuándo va a ser la boda?-preguntó Bakugo mientras ponía el plato en la mesa.

-Unos días después de dar a luz.-dijo ella.-Hemos fijado la fecha y el traje lleva preparado meses. Espero que me quede bien o juro que mato a Kirisima por ello.

-Espero estar presente si eso ocurre.

-Lo estarás. Ya hablaremos en otro momento, tengo la comida emplatada y está enfriando.

-De acuerdo Mina. Y la próxima vez me avisas.

-De acuerdo.

Colgó y se puso a comer. Miró el reloj y vio que marcaba casi las tres y media. "¿Por qué no me lo contaron cuando desperté?" pensó mientras daba un sorbo a su cerveza. Llevaba desde que se había enterado preguntándoselo. También había pensado en por qué no había ido a verlo cuando despertó. Lo más probable era que fuera el miedo. Tras terminar, revisó todos sus apuntes sobre arquitectura que tenía y revisó lo que se había perdido. Si quería aprobar, necesitaría estudiar todo eso en muy poco tiempo. Iba a tener que dejar sus ratos libres un poco de lado y estudiar cada día después de las clases con Izuku. Tanto estuvo revisando lo que se había perdido, que cuando se fue a dar cuenta el reloj marcaba ya las nueve y cuarto. Fue a la cocina y se preparó un simple bocadillo de atún. Mientras devoraba el bocadillo, su móvil vibró indicándole que tenía un nuevo mensaje. Al comprobar de quién era, casi se queda helado. Era un mensaje de Izuku.

"¿Podemos hablar? Soy Izuku." decía el mensaje. "¿Cómo diablos había conseguido su número? No recordaba habérselo dado." Entonces recordó que Mina había estado hablando mucho con él mientras estuvo en coma. Lo más probable era que se lo hubiera dado ella.

"¿De qué quieres hablar?" le dijo Bakugo.

"Solo quería saber si decías en serio lo que me dijiste cuando dejamos de hablarnos."

Bakugo intentó recordar lo que le había dicho en aquel entonces. Al recordarlo, notó como se ponía nervioso.

"No. Lo dije porque creí que era lo mejor para alejarme de ti." Esperó mientras le respondía.

"¿Sabes cómo se enteraron?"

Bakugo intentó recordar como había sido todo. Recordó que uno de sus compañeros de la clase de al lado lo descubrió. Su nombre era Monoma y dijo que había encontrado una carta al salir del cine. Dijo que estaba seguro que era de Izuku por la letra.

"Monoma; de la clase de al lado; encontró una nota al salir del cine. Nadie sabía a quién estaba dirigida. ¿A quién se la escribiste?" le dijo Bakugo aunque tenía la sensación de que era para él.

Izuku no sabía que responderle a esa pregunta. No quería decirle que iba dirigida a él. Tanto tardó en responder, que le llegó otro mensaje de él.

"Era para mi, ¿verdad?" le había dicho.

Izuku notó como empezaba a llenársele los ojos de lágrimas. El saber que Kacchan ya lo sabía, le dolía.

"Si"

"Me lo imaginaba. No me importa que fuera para mi. Se que ahora eres más feliz y que ahora volveremos a ser amigos como antes."

"Ojalá fuera ese el caso" pensó Izuku, pero no lo escribió. Se despidió de él y le dijo que mañana iría a la cafetería. Dejó el móvil en la mesita y pensó en lo que sentía por él otra vez. Volvía a sentir lo mismo que cuando iban al instituto y el saber que no era correspondido le dolía aún más. Por lo menos, esta vez podía hablar con él con calma ahora que habían arreglado las cosas. Pensó en lo que le había dicho Mina cuando la llamó esa tarde sobre las seis tras limpiar y comer. Le había dicho que les había mentido porque si no nunca habrían hecho las paces. En eso ella tenía la razón. Tantas vueltas le estuvo dando, que se quedó dormido.

Shoto estaba en la habitación del hotel en el que se alojaban. Tenían vistas a casi toda la ciudad.

-Estás pensando en Izuku, ¿verdad?-le dijo Touya desde la cama en la que estaba tumbado. Apenas llevaban dos días en ese lugar y Touya ya le había regañado varias veces.-Deberías llamarlo y disculparte.

-Es mejor así.-dijo Shoto.-Prefiero que me odie.

-Entonces te odiarás a ti mismo por siempre.-le dijo él.

Shoto sabía que su hermano tenía razón. Se llevó la mano a la quemadura que tenía en el ojo como lo había hecho tantas veces. Recordó lo duro que había sido con Izuku ese día que le dijo que no volvería y lo mucho que le había dolido cada palabra. Él amaba a Izuku con todo su ser, pero no quería que estuviera con él con la cicatriz que tenía en la cara. Odiaba como todo el mundo se le quedaba mirando. Y odiaba como todos le señalaban en la ciudad. Esa había sido una de las causas por las que había decidido dejar la ciudad. Volvería al pueblo donde habían vivido sus abuelos y se quedaría allí. Buscaría otro trabajo y listo.

-Deberías hablar con él y decirle toda la verdad.

-No.-le dijo.-No lo haré. He tomado mi decisión.

-Peor para ti.-dijo Touya.

Escuchó como su hermano se cubría con las mantas y se daba la vuelta. Él se quedó mirando al cielo, observando la luna llena que esa noche había. Apenas se veían las estrellas por toda la iluminación de la ciudad, pero sabía que allí estaban. Miró su reloj y vio que eran casi las once de la noche. El tratamiento para las quemaduras lo empezarían mañana. Les habían dicho a todos que era solo para Touya, pero él también había decidido probar en el último momento. Si funcionaba, tal vez se plantearía volver con Izuku. Pero mientras estuviera así, no quería a nadie con él. No quería que lo vieran de esa forma. Se tumbó en la cama, pensando en lo que había dicho durante esos meses para alejarse de Izuku. Cada palabra que le había dicho le había dolido como una punzada, pero creía que era lo mejor.

Pinceladas de amorWhere stories live. Discover now