Capítulo 13

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-Entonces no necesitas que te llevemos, ¿verdad?-le preguntó Kirisima mientras ayudaba a Mina a entrar en el coche.

-No.-le dijo él.-Como Deku y yo vamos al mismo sitio, me lleva él. Luego si que puedes venir a por mi.

-De acuerdo.-dijo mientras entraba en el coche.-Nos vemos luego.

Kirisima salió del aparcamiento y Bakugo entró en el coche de Izuku. Él ya estaba en el interior esperando. Denki hacía ya un rato que se había marchado para llegar pronto en su primer día.

-¿De verdad no te molesta que tu antiguo amigo que estaba enamorado de ti te lleve?

-¿Por qué debería molestarme?-dijo Bakugo.-Es simplemente un viaje en coche.

Izuku arrancó y condujo con cuidado hasta llegar a su casa. Se bajaron del coche y entraron en ella.

-Solo venimos a recoger el material.-le dijo Izuku.-Creo que necesitas más inspiración para poder mejorar. Iremos a un lugar que tiene unas vistas preciosas de la ciudad.

-¿No estarás intentando tener una cita?-dijo Bakugo en broma.

-Puede ser.-le dijo Izuku con una amplia sonrisa.

Agarraron todo lo que necesitaban y volvieron a entrar en el coche. Condujeron por la zona centro y luego fueron hasta la costa. Allí se detuvieron.

-Hemos llegado.-dijo Izuku mientras apagaba el motor.

Bakugo observó el lugar. Le resultaba conocido por algún motivo en particular, pero no era capaz a saber de qué motivo. Se bajó del coche y ayudó a Izuku a descargar el material.

-Vamos a ese edificio.-dijo mientras se dirigían hacia la entrada del bloque.

Era un edificio de varias plantas bastante viejo. Algunas de las ventanas estaban rotas y la puerta de entrada de cristal estaba rota. Al entrar en el interior, vio una enorme recepción. Era un viejo hotel. La lámpara colgaba todavía del techo, pero la mayoría del mobiliario había desaparecido y el papel de pared empezaba a caerse. Siguió a Izuku hasta la última planta y salieron a la azotea.

-Vaya.-consiguió decir Bakugo.

Las vistas desde la azotea eran impresionantes. Desde lo alto podía ver casi toda la ciudad. Veía alzarse la torre de Tokio entre los edificios y el palacio real. También veía los edificios de Shibuya.

-Estas son las mejores vistas de la ciudad.-dijo Izuku.-Cuando me mudé aquí vine a este edificio. Ya estaba cerrado, así que no había problema por subir.

-¿Por qué a este edificio en concreto?-le preguntó Bakugo mientras dejaba el material en una mesa que había allí.

-¿No te acuerdas?-dijo Izuku mientras dejaba el material que él llevaba en la misma mesa.-Este era el hotel al que fuimos con nuestras madres en primaria.

-Ahora me acuerdo.-dijo Bakugo.

Cuando estaban en primaria, sus madres organizaron unas vacaciones en Tokio. Se alojaron en ese hotel y él e Izuku subían todas las noches a la azotea a observar las estrellas. En aquél entonces ambos querían ser astronautas y soñaban con ir a la luna juntos. Se pasaban allí un buen rato hasta que sus madres subían a mandarles a la cama.

-En aquel entonces ambos queríamos ser astronautas.-dijo Bakugo mientras se acercaba un poco al borde para observar mejor las vistas.-Y queríamos ir a la luna juntos.

-Así es.-dijo Izuku mientras se ponía a su lado.-Ese fue de los momentos más felices de mi infancia.

-También de los míos, pero no me acordaba de ello.-dijo Bakugo.-¿Me has traído hasta aquí para recordar viejos tiempos?

-Un poco.-dijo Izuku.-Pero principalmente para que te inspires. He pensado que igual lo que necesitas para mejorar es buscar inspiración. Y este es el mejor lugar para ello.

Durante la mañana, Bakugo estuvo observando los edificios de la ciudad. Algunos de ellos eran muy bellos, pero no acababa de decidirse. Al final, se decidió por uno que se elevaba un poco más sobre el resto. Empezó a dibujarlo con mucho cuidado. Izuku se acercó a él y le fue indicando como debía hacerlo. Bakugo se ponía un poco nervioso cuando Izuku se acercaba a él, pero no sabía por qué.

-Si haces líneas para definir el boceto, será mejor.-le dijo mientras le mostraba como trazarlas.-Si consigues trazarlas bien, pronto mejorarás bastante.

Bakugo no lograba ver lo que Izuku estaba dibujando, pero le interesaba bastante. No se atrevía a preguntarle. Cuando se fue a dar cuenta, ya era casi la una de la mañana. Solo tenía el boceto, pero como iban a volver varios días seguidos no le preocupaba. Bajaron todo el material y entraron en el coche.

-Hoy no han estado mal las clases.-dijo Izuku.-Si continúas mejorando a este ritmo, es probable que mejores antes de lo previsto.

-Me alegra oír eso.-dijo Bakugo.-¿Vas a ir a la boda de Kirisima y Mina?

-Si.-dijo Izuku.-En un par de días voy a por el traje. ¿Tu ya has pensado que traje vas a llevar?

-Aún no he ido a que tomen medidas.-dijo Bakugo.

-Pues ven conmigo el sábado.-dijo él pillándolo por sorpresa.

-Depende.-dijo Bakugo.-Por la mañana tengo que ir a revisión.

-Pues si eso vamos por la tarde.-le dijo Izuku.

-De acuerdo.-le dijo Bakugo.

Llegaron hasta la casa de Izuku y guardaron los materiales. Cuando terminaros de guardarlos, Bakugo fue hasta la entrada para esperar a Kirisima.

-¿Mañana vuelves a la cafetería?-le dijo Bakugo.

-Pues claro.-dijo él.-Voy a ir cada día.-El claxon de Kirisima sonó.

-Entonces nos vemos mañana.-dijo mientras salía por la puerta.

Iida salió del hotel en el que se alojaba y llamó a un taxi. Al subirse, le dio la dirección al conductor y este lo llevó hasta el aeropuerto. Desde que Bakugo los había descubierto, las cosas se habían complicado. Había perdido su trabajo y ahora trabajaba en otra ciudad. El taxi lo dejó delante de un apartamento y bajó.

-250 yenes.-le dijo el taxista.

Iida le pagó y subió al apartamento. Ahora trabajaba en la famosa ciudad de Hiroshima. Incluso había comprado un apartamento para quedarse cuando le tocaba trabajar varios días seguidos. Introdujo la llave y abrió la puerta. El apartamento era pequeño, pero bastante acogedor. Constaba de un salón con una cocina abierta, un par de dormitorios y un baño.

-Has llegado cariño.-le dijo una joven que estaba en la cocina haciendo la comida.

-Hola cariño.-le dijo al darle un beso.-Huele muy bien.

-Es un estofado.-dijo ella.-Y para acompañarlo un poco de arroz.

Al otro lado de la calle; en un apartamento casi vacío; el flash de una cámara se disparó al sacar una foto a Iida. Se trataba de Iguchi, un compañero de Toga que había tenido en el manicomio. Su cabello negro largo estaba recogido en una coleta y sus ojos de color marrón tras unas gafas graduadas. Iba vestido con unos vaqueros y una sudadera gris.

-Te pillé, Iida.

Iguchi estaba haciendo lo que le había pedido Toga. La había conocido en el manicomio en el que los habían encerrado. Él había estado allí porque se había obsesionado uno de sus compañeros de trabajo. Le había pedido que vigilara a una persona que trabajaba donde él vive y que la informara de todo. Le había dicho que le pagaría, pero le había dicho que no hacía falta porque le debía un favor.

-Espero que esto sea lo que buscabas Toga.-dijo mientras sacaba más fotos a Iida con la amante.-Si es esto, este tipo va a quedar destruido.

Desmontó la cámara y salió del edificio. Condujo hasta su apartamento en el centro de la ciudad. Dejó la cámara junto al ordenador y pasó todos los archivos al PC. Seleccionó las imágenes que eran mejores y entró en el correo. Le escribió un mensaje a Toga, añadió las fotos y lo envió.

-Listo.-dijo mientras daba un sorbo a su bebida energética.

Pinceladas de amorWhere stories live. Discover now