Ambos guardaban un secreto, pero ninguno quería revelar los suyos, pero siempre hay alguien que se doblega por el otro ¿No?
Ella desde de salir de un internado siquiátrico decidí mudarse con su primo para así empezar de cero y tratar de mejorar.
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Luke
—Estará bien—Me repetía eso desde que llegué esperando una repuesta, espero que alguien me digiera sobre su estado.
—Ustedes es el acompañante de la paciente numero cinco.
Me pongo de pie con rapidez al escuchar la voz de la doctora que se la llevo.
—¿Está bien?
—Si. Solo sufrió de un pequeño desmayo, pero la revisamos y todo anda bien en ella así que puede ir a verla.
—Muchas gracias.
Entro a su habitación donde la veo dormida pacíficamente, ella se ve como un pequeño ángel.
Sostengo su delicada mano que traiga vía y me hacía sentir mal, sabía que ella no le gustara despertar y ver eso en su mano.
—Amelia.
Beso su frente y sus mejillas con cuidado y recuesto mi cabeza en el borde de la cama viéndola con preocupación. Odio este sentimiento de debilidad, odio tener este sentimiento que la puedo perder.
—Juro que te llevare a comparte media librería cuando despiertes, ángel mío.
Desde que llegue a este lugar y vi a Amelia sentí mil emociones las cuales no puedo sacar a flote por ella y por mi se que es arriesgado sentir esto, pero quiero arriesgarme.
Ella no es una chica fácil más bien es todo un desafío, pero valía la pena pelear por ella, valía toda la pena hacerlo aun sabiendo qué tal vez no gane nada, pero prefiero mira así tras y ver que por lo menos lo intenten antes de arrepentirme de no haberlo hecho.
—¿Me comparas todo verdad?—Hablo con dificulta y yo temblé.
—Todo lo que me pidas.
—Donde estamos—Abrió los ojos por completo.
—Te traje al hospital es que no supe que hacer cuando te desmayaste, pensé que podía ser cualquier cosa.
—Te imaginas que me hubiera dado muerte súbita.
Que carajos.
—No.
—Lo siento a veces mi sentido del humor oscuro pasa a otro nivel.
—Te sientes mejor—Asiente con la cabeza.
Veo como baja su mirada y observa que la tengo sujeta su mano con algo de fuerza.
—Me duele un poco.
—Lo siento—La suelto de inmediato algo avergonzado.
—No eras tú si no que es la vía, tonto.
Me acerco a su rostro y beso sus labios con cuidado mientras oprimo mis emociones, pero es difícil cuando ella toca mi mejilla y la acaricia. Su simple tacto me vuelve loco.
