Capítulo 13

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Amelia

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Amelia

No debí hablar con él ni mucho aceptar su juego, pero... así era yo, me iba al riesgo. El reto era muy sencillo, ser novios durante 30 días, si en esos 30 días ninguno de los dos se había enamorado del otro, todo perfecto, cada uno podía seguir con su vida con normalidad. En cambio, si uno de los dos se enamoraba, perdía el juego y con ello también el corazón, ya que le entregaba, inconscientemente su corazón a una persona que no lo quería. Así de simple, me reto el mejor amigo de mi primo y él me dio la opción de ese juego. Acepté y desde ese día, él y yo somos "novios", pero antes no quería hacerlo, pero que podría salir mal de esto.

—¿Cuándo vas a caer en este jueguito?—preguntó Luke, mirándome con una sonrisa.

— Lo mismo te pregunto, porque te aseguro una cosa, yo no voy a caer.—Le dije segura, sonriendo. Ya estábamos en el día 15, la mitad del mes, la mitad del reto. Por el momento yo no sentía nada, no lo quería, pero tampoco me disgustaba. Él era guapo, ojos azules y cabello negro, tenía tatuajes en los brazos y eso era demasiado sexy para mí.

Él se acercaba a mí, con pasos lentos, pero seguros. Su mirada clavada en la mía, con una sonrisa en el rostro que mostraba cierta maldad.

Yo no me alejé, me quedé quieta, mirándolo, igual que siempre. Es más, apoyé mi espalda contra la pared del salón. Los dos solos a estas altas horas de la noche, pero bueno.

Pensé que pondría un brazo a cada lado de mi cabeza, pero no. Sentí una de sus manos tocar mi cuello, apretándolo con suavidad, mientras que la otra pasaba por mi mejilla con lentitud. Su mirada seguía clavada en la mía, pero enseguida descendió hasta mis labios. Me miraba con deseo y lujuria, como yo a él. Enseguida pensé en él y yo, en su habitación, haciendo de todo... noté como mis mejillas empezaban a arder y a ponerse rojas. Él lo notó, por lo que lo hizo sonreír más.

—¿En qué pensaste para ponerte así?—Preguntó él, en un susurro.

Sonreí y le dije, en su mismo tono de voz:

—En ti y en mí, en una misma cama, follando como animales—Le dije con sinceridad.

Él abrió los ojos, sorprendido por lo que le acababa de decir, en parte me hizo gracia, quizás él no pensaba que lo fuera a decir así, tan directo.

—¿Te gusta que te agarre del cuello?—Preguntó en un tono de voz profundo y lleno de deseo.

—Me encanta—Susurré.

Observé como él tragaba saliva y su mirada volvía a estar clavada en la mía.

—Subiremos ahí arriba—Dijo él refiriéndose al segundo piso—. Entraremos a mi habitación y... serás solamente mía otra vez.—Sonrió.

Sus labios rozaron brevemente con los míos, cerré los ojos, esperando ese beso... Sentí sus labios contra los míos, besándome con brusquedad, con deseo, posesivamente. Mientras su mano derecha seguía apretándome el cuello, la otra se deslizaba lentamente por mi espalda, hasta llegar a mi cadera, donde me apretó contra su cálido cuerpo. Pasé mis manos alrededor de su cuello, acercándolo más a mí, profundizando aún más ese beso lleno de deseo. Nuestros labios se movían en sincronía, su lengua invadía mi boca, nuestras respiraciones se volvían más agitadas con el tiempo...

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