Ambos guardaban un secreto, pero ninguno quería revelar los suyos, pero siempre hay alguien que se doblega por el otro ¿No?
Ella desde de salir de un internado siquiátrico decidí mudarse con su primo para así empezar de cero y tratar de mejorar.
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...
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Amelia
Me había despertado con algo de dolor de brazo, pero nada grabé y espero que ese tipo no le digiera nada a nadie porque no quiero que se estén preocupando por mí a estas alturas creo que soy muy capaz de cuidar de mi misma, yo no necesito a nadie estoy mejor sola como antes.
Fue algo confuso ver a Luke besándose con esa guapa, pero se espera no era algo inesperado, pea mi ya lo suponía después de todo así son los hombres y tal vez tenía razón, él solo quería meterse entre mis piernas.
Me vestía con algo de dificultad, pero por suerte logré terminar lo bueno que hoy en él universidad lo pase todo virtual porque realmente me duele para ir.
Ser que él estaba saliendo con esa chica porque era hermosa que tenía unos senos enormes.
Abro la puerta para encontrar a Luke dormido a un costado de ella como un cachorrito.
—Hey—Le doy una patada con cuidado porque no soy tan cruel.
—Mmm
Me agachó y es cuando abre los ojos y me observa con dolor a caso dirá algo sobre lo de anoche.
—Amelia yo...—Lo detengo.
—Todo bien entiendo, no estoy enfadada contigo, sé que esto iba a pasar en algún momento, así que todo está bien.
—Carajo déjame hablar.
—No quiero escucharte, en verdad tengo algo que hacer y más...
No termino de hablar porque escuchamos fuertes golpes en la puerta de entrada y bajamos rápidamente aunque yo gane.
Abrí la puerta y mis ojos se abrieron como plato al ver a mi padre con una sonrisa macabra.
—Dulce, Amelia, necesito dinero.
—No tengo nada—Grite con enojo tratando de sacarlo para evitar que Luke lo viera, me avergonzaba tanto.
—Pues ya verás tú cómo sabes, tu madre quiere dinero hoy mismo, así que pídele a tu tía.
—Pero...
—Eres estúpido o que, pero bueno, como no eres mi hija, se sabía que eras una perra que no sirve para nada.
—¿Qué?
—No soy tu padre Amelia, eres fruto de una infidelidad de tu madre con un tipo que era un bastardo como tú y no sabes como me encantó saber que no eras de mi sangre para así quitarme el asco que tenía de haberte tenido como hijas.
—Pues yo también soy feliz al saber que no soy tu hija—Digo entre lágrimas.—Tú hiciste mi vida, un puto infierno y no te debo nada Matt, así que déjame en paz.
—Ni lo creas, Amelia, que tú nos debes mucho, así que esperamos el dinero hoy hasta la noche.
