Primer año: El viaje desde el andén nueve y tres cuartos

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El último mes de los hermanos Potter no fue divertido

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El último mes de los hermanos Potter no fue divertido. Es cierto que Dudley les tenía miedo y no se quedaba con ellos en la misma habitación, y que tía Petunia y tío Vernon no los encerraban en la alacena ni les obligaban a hacer nada ni le gritaban; en realidad, ni siquiera les dirigían la palabra. Mitad aterrorizados, mitad furiosos, se comportaban como si cualquier silla en la que alguno de ellos se sentara estuviera vacía. Aunque aquello significaba una mejora en muchos aspectos, después de un tiempo resultaba un poco deprimente.

Harry se quedaba en su nueva habitación, con su lechuza blanca y la lechuza negra de su hermana por compañía. Decidió llamar a su lechuza Hedwig, un nombre que su hermana le contó que había leído en Historia de la Magia. Los libros del colegio eran muy interesantes. Ella decidió llamar a la suya Ares, que resultó ser un macho, le llamó así por el dios de la guerra de la mitología griega. Hedwig y Ares se llevaban muy bien, eran como hermanos, Hedwig era bastante tranquila, pero Ares era revoltoso y siempre quería jugar o volar. Por la noche leían hasta tarde, mientras que las lechuzas entraban y salían a su antojo por la ventana abierta. Era una suerte que tía Petunia ya no entrara a pasar la aspiradora, porque las lechuzas iban trayendo ratones muertos. Aurora no lo negaría, le hizo varias bromas a Dudley, lanzándole ratones muertos cuando pasaba por el jardín. Ella y Harry se reían en su habitación de lo miedoso que es su primo, aunque siempre dice que no le tiene miedo a nada. Cada noche, antes de dormir, ellos marcaban otro día en la hoja de papel que tenían en la pared, haciendo cuenta atrás hasta el 1 de septiembre.

Desde que volvieron del callejón Diagon, Aurora consiguió un trabajo de verano, se dedicaba a repartir los periódicos de las personas del barrio. Lo hacía todas las mañanas y le pagaban bien. Ahorró lo que le dieron y consiguió comprarse un MP3, lo había querido desde hace mucho tiempo y al fin lo tuvo. Se dedicaba a escuchar a grupos como Queen, Nirvana, Green Day y bandas de este estilo populares de la época. Leía todas las noches algún libro de las asignaturas de Hogwarts, el que más le llamó la atención fue Filtros y pociones mágicas, escrito por Arsenius Jigger. Las recetas y los pasos para crear diversas pociones le fascinaban, definitivamente quería dar esa asignatura, empaparse en conocimientos sobre ella.

También había conocido a una chica nueva del barrio, se habían mudado al vecindario y sus padres querían que les llevara el periódico. Estaban descargando cajas cuando llegó, se bajó de la bicicleta vieja de Dudley que él ya no quería, y se dirigió hacia el jardín. Ahí vio a una chica de piel oscura con un pelo negro algo ondulado y unos ojos marrones penetrantes, intentando levantar una caja, que parecía muy pesada, del suelo.

- Perdone – dijo en voz alta, para que la chica le escuchase, esta se giró hacia Aurora –, ¿le puedo ayudar con eso, señorita?

- Emm, sí claro – una voz tranquila pero firme salió de los labios de la chica nueva, Aurora se acercó a ella y le ayudó a llevar la caja desde afuera del camión al jardín–. Por cierto, ¿quién eres?

𝗙𝗘𝗟𝗟𝗜𝗡𝗚𝗦; pansy parkinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora