Segundo año: El cumpleaños de muerte

278 21 5
                                    

Llegó octubre y un frío húmedo se extendió por los campos y penetró en el castillo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Llegó octubre y un frío húmedo se extendió por los campos y penetró en el castillo. La señora Pomfrey, la enfermera, estaba atareadísima debido a una repentina epidemia de catarro entre profesores y alumnos. Su poción Pepperup tenía efectos instantáneos, aunque dejaba al que la tomaba echando humo por las orejas durante varias horas. Como Ginny Weasley tenía mal aspecto, Percy le insistió hasta que la probó. El vapor que le salía de debajo del pelo producía la impresión de que toda su cabeza estaba ardiendo.

Gotas de lluvia del tamaño de balas repicaron contra las ventanas del castillo durante días y días; el nivel del lago subió, los arriates de flores se transformaron en arroyos de agua sucia y las calabazas de Hagrid adquirieron el tamaño de cobertizos. El entusiasmo de Oliver Wood, sin embargo, no se enfrió, y por este motivo Harry y Aurora, a última hora de una tormentosa tarde de sábado, cuando faltaban pocos días para Halloween, se encontraba volviendo a la torre de Gryffindor, calados hasta los huesos y salpicados de barro. Aurora siempre se empeñaba en acompañar a Harry a los entrenamientos, ella no podía dormir bien y no quería dejar solo a su hermano.

Aunque no hubiera habido ni lluvia ni viento, aquella sesión de entrenamiento tampoco habría sido agradable. Fred y George, que espiaban al equipo de Slytherin, habían comprobado por sí mismos la velocidad de las nuevas Nimbus 2.001. Dijeron que lo único que podían describir del juego del equipo de Slytherin era que los jugadores cruzaban el aire como centellas y no se les veía de tan rápido como volaban.

Harry y Aurora caminaba por el corredor desierto con los pies mojados, cuando se encontraron a alguien que parecía tan preocupado como ellos. Nick Casi Decapitado, el fantasma de la torre de Gryffindor, miraba por una ventana, murmurando para sí: «No cumplo con las características... Un centímetro... Si eso...»

—Hola, Nick —dijeron los mellizos a la vez.

—Hola, hola —respondió Nick Casi Decapitado, dando un respingo y mirando alrededor. Llevaba un sombrero de plumas muy elegante sobre su largo pelo ondulado, y una túnica con gorguera, que disimulaba el hecho de que su cuello estaba casi completamente seccionado. Tenía la piel pálida como el humo, y a través de él Harry podía ver el cielo oscuro y la lluvia torrencial del exterior.

—Parecéis preocupados, jóvenes Potter —dijo Nick, plegando una carta transparente mientras hablaba, y metiéndosela bajo el jubón.

—Igual que usted —dijo Harry.

—¡Bah! —Nick Casi Decapitado hizo un elegante gesto con la mano—, un asunto sin importancia... No es que realmente tuviera interés en pertenecer... aunque lo solicitara, pero por lo visto «no cumplo con las características». —A pesar de su tono displicente, tenía amargura en el rostro—. Pero cualquiera pensaría, cualquiera —estalló de repente, volviendo a sacar la carta del bolsillo—, que cuarenta y cinco hachazos en el cuello dados con un hacha mal afilada serían suficientes para permitirle a uno pertenecer al Club de Cazadores Sin Cabeza.

𝗙𝗘𝗟𝗟𝗜𝗡𝗚𝗦; pansy parkinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora