Primer año: Nicolás Flamel

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Dumbledore había convencido a los hermanos Potter de que no buscaran otra vez el espejo de Oesed, y durante el resto de las vacaciones de Navidad la capa invisible permaneció doblada en el fondo del baúl de Harry

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Dumbledore había convencido a los hermanos Potter de que no buscaran otra vez el espejo de Oesed, y durante el resto de las vacaciones de Navidad la capa invisible permaneció doblada en el fondo del baúl de Harry. Los mellizos deseaban poder olvidar lo que habían visto en el espejo, pero no pudieron. Comenzaron a tener pesadillas. Una y otra vez, soñaban que sus padres desaparecían en un rayo de luz verde mientras una voz aguda reía.

- ¿Te das cuenta? Dumbledore tenía razón. Ese espejo puede volverte loco – dijo Ron cuando Harry le contó sus sueños.

Hermione, que había vuelto el día anterior al comienzo de las clases, consideró las cosas de otra manera. Estaba dividida entre el horror de la idea de Harry y Aurora vagando por el colegio tres noches seguidas ("¡Si Filch os hubiera atrapado!") y la desilusión porque finalmente no hubieran descubierto quien era Nicolás Flamel.

Ya casi habían abandonado la esperanza de descubrir a Flamel en un libro de la biblioteca, aunque Aurora estaba seguro de que había leído el nombre en algún lado. Cuando empezaron las clases, volvieron a buscar en los libros durante diez minutos después de los recreos. Harry tenía menos tiempo que los demás, porque los entrenamientos de quidditch habían comenzado también.

La broma ideada por el trio de amigos fue realizada la segunda noche después de las vacaciones. Aurora había estado practicando el hechizo de ilusión para que saliera perfectamente. Regulus y Andrew habían estado mandando cartas para que el plan fuera al pie de la letra cuando llegaran al colegio.

Regulus hizo las bombas de pintura en su casa con ayuda de su tío Ted, que no sabía para que las necesitaba, pero estaba encantado de ayudar a su sobrino con cualquier cosa. Y Andrew estudió minuciosamente las zonas cercanas al Gran Comedor gracias a los mapas que les proporcionaron a principio de curso.

Se levantaron muy temprano ese día, no había nadie en la gran habitación. Escondieron todas las bombas de pintura en lugares estratégicos para que nadie se salvara de la pintura. Ahora solo faltaba esperar hasta la noche.

Cuando todos estaban en la sala, Aurora conjuró el hechizo e hizo que unas perfectas réplicas de ellos tres se sentaran en su sitio de la mesa de los tejones recitando una charla programada. Solo era necesario que no las tocaran, sino se desvanecerían.

Se escondieron enfrente de la gran puerta de madera que estaba abierta, dentro de un pasadizo que había detrás de un tapiz. Andrew pronunció un hechizo que hizo que todas las bombas explotaran a la vez. Todo el Gran Comedor se llenó de colores brillantes; azules, rojos, amarillos, naranjas, verdes...

Los gritos no se hicieron esperar, todos estaban sorprendidos. Algunas chicas de cursos mayores salieron corriendo dejando escapar palabras mal sonantes porque les habían arruinado el pelo.

Pronto, todo el mundo comenzó a salir del Gran Comedor. Y Aurora se encargó de hacer que las ilusiones, también cubiertas de pintura, corrieran a un pasillo alejado.

𝗙𝗘𝗟𝗟𝗜𝗡𝗚𝗦; pansy parkinsonWhere stories live. Discover now