19. No me beses tanto

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19. No me beses tanto


¡Vaya locura de días! La oficina era un hervidero de nervios porque cuando no estaba trabajando sin descanso para tener todo listo, estaba mirando por la puerta de reojo no fuera a ser que Cob apareciera con Deneb Murphy y entonces él se enamorara de ella y su vida se convertiría en una comedia romántica genial con el hombre más guapo del Universo.

Había fantaseado varias veces con Vio sobre eso, aunque a partir de la cuarta se lo tuvo que guardar para sí misma porque la pelirroja empezaba a cansarse. Además Vio estaba preocupada porque, en toda esa historia, ella tenía que dejar a su chico por Cob y ya no estaba tan segura de que quisiera que eso pasara. Empezaba a admitir que le gustaba mucho ese chico. Vega no se sorprendía, de hecho lo sabía de sobra hacía mucho tiempo. Por eso, Vega fantaseaba sola cuando el trabajo le dejaba y, es que, que aquel chico de la tele les hubiera contado aquello había sido una perdición para las obsesiones de la morena. O sea... Deneb Murphy. Allí, con ellas, cualquier día de esos. ¿No era una pasada? ¡Ay, es que no podía ser verdad! O sea, sí. Sí que podía ser. Porque podía ser, ¿no? Habían sido los dos días más largos desde hacía mucho tiempo, porque cuando uno no puede cambiar el rumbo de sus pensamientos, los días parecen hacerse interminables. Sólo era miércoles y había pensado tanto que parecía jueves de la semana siguiente.

Luego tenía momentos en los que se enfadaba con ella misma por no ser capaz de vivir en la vida real. Si se pasaba el tiempo expectante, ¿cómo iba a sorprenderle la vida? Así que, después de eso, trataba de dejar las cosas estar, como la canción de los Beatles, y trataba de que su vida aburrida no la consumiera. De hecho, no tenía nada de lo que quejarse de su vida y menos con las nuevas emociones que encabezaba un chico guapo de sonrisa perfecta llamado Alan. Aunque... aquella tarde fue diferente.

Habían quedado por la tarde de un día entre semana porque Alan se había empeñado mucho. Vega había apurado lo que tenía que hacer porque se engañaría si dijera que no le apetecía verle. Aunque no sabía por qué él estaba tan insistente. Caminaba hacia una cafetería de estas americanas del centro de la ciudad, dejando atrás las cortinas de The Who que ya nunca pasaban desapercibidas para ella cada vez que pasaba por aquel bloque. Pensaba, todo el rato pensaba, ¿y si su vida estaba a punto de cambiar? De cambiar para siempre. De esos cambios fulminantes que marcan un antes y un después. Tenía tantas barajas abiertas sobre la mesa, ¿por qué no iba a suceder? Sus planes de eterna adolescente se iban quedando pequeños ante las nuevas expectativas. Tanto trabajo, cada vez su labor era más importante en la empresa. ¿Y si pronto fuera hora de dedicarse a ello de forma más grande? De hacer una gran consultoría y que los arquitectos la buscaran a ella en vez de al revés. ¿Quién sabe? Siempre da miedo arriesgar cuando te juegas la comida. Además, ¿cómo iba a quejarse de ese trabajo si le habían puesto hasta un piso genial en el centro? Quizá lo que estaba a punto de cambiar era su vida sentimental; porque Alan estaba ahí, ganándose todas las papeletas de esa tómbola. Sentía interés, sentía curiosidad, pero también iba con pies de plomo. ¿Quería esa relación? ¿Ya? ¿Así? ¿De verdad? Todo era un lío. Quizá es que Vega no sabía disfrutar del momento. Quizá se anclaba en el pasado para no tener que discutir con el futuro. Lo que estaba claro es que todo a su alrededor estaba cambiando. ¿Y si lo que empezaba a cambiar eran sus relaciones personales? ¿Y si de verdad Cob Burke empezaba a ser parte de su día a día? ¿Y si con él venían de la mano un montón de famosos? ¿Y Den? ¿Y si iba a ser la nueva mejor amiga de Den y aún no lo sabía? Definitivamente, cambiar de vida era complicado. ¿Cómo lo había hecho el día que dejó su casa para irse a esa gran ciudad? Necesitaba ser un poco aquella chica, de nuevo.

Inspiró aire antes de parar en un paso de cebra, observando la luz roja que le impedía el paso. Resopló cansada, como si pensar tanto sobre los cambios la estuviera martirizando mucho. Quizá aquel no estaba siendo su día. Quizá estaban siendo días demasiado largos. Recuperó el paso cuando la luz verde le decía «camina» y rebuscó en su bolsillo al notar que había vibrado. Trizia le preguntaba en el grupo Gossip si ya le habían presentado a Den. Empezaba a hacerles demasiada gracia a sus amigos su obsesión y ella, como era obvio, no podía dejar de obsesionarse. Les escribió diciendo que la dejaran en paz. Definitivamente, no era su día.

No te emociones tantoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon