23. No te emociones Tanto

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23. No te emociones tanto



No debía de haber nadie en la oficina que no supiera que Vega y Vio irían al concierto de Deneb Murphy, más que nada porque se habían pasado la semana diciendo que todo lo dejarían listo el viernes diez de abril. Había sido una semana intensa de curro, tanto que las escuetas conversaciones con Alan eran lo que menos preocupaba a la morena. También era cierto que la cosa parecía haberse aflojado un poco después del fin de semana anterior. Vega intuía que Rico le habría comentado algo a Jenn en aquel showroom y después ella a su hermano. Las conversaciones entre Vega y el chico de las cejas espesas no eran muy largas porque el trabajo les estaba pisando los talones a ambos. Vega sabía que después del concierto, que las cosas andarían más relajadas, tenía que hacer algo para reflotar la relación con ese chico. No es que sintiese un dolor profundo pero le daba algo de rabia que la cosa se hubiera quedado sólo en un principio sin final o, mejor dicho, sin continuación.

En cuanto al tema D sobre el día D, todos estaban más que enterados y el ambiente en el trabajo se columpiaba ente el histerismo general en torno a una entrega y el fanatismo en torno a un concierto. Era por eso que Vega se estaba riendo muchísimo aquellos días porque sus compañeros hacían demasiadas bromas sobre el asunto. Las arquitectas más jóvenes metían prisa a toda la planilla porque Deneb Murphy tenía que dar el visto bueno. Vio se sumó a esa excusa inventada y no paraba de repetirlo todo el tiempo. Ni siquiera se acordaron de que Cob no había vuelto por allí. Bueno, un día sí que hablaron sobre él porque había sacado en su programa una entrevista-reportaje sobre Den en la que estaba en su casa viendo al fútbol con sus niños y con sus amigos. Vega lo había podido ver entre papeles y le había hecho mucha risa cómo el cantante hacía que su amigo se riera. Al ver cómo se trataban el uno al otro en aquel reportaje, Vega había tenido que admitir que era cierto lo que Cob le había dicho. Se veía a la legua que eran grandes amigos.

Vega se lamentaba de no dormir demasiado porque mientras dormía era el único momento del día que el que podía fantasear con miles de encuentros con su adorado artista. Por ejemplo que se cruzaban en la entrada y él la miraba como si no hubiera nadie más alrededor; o que ella pasaba delante de la puerta trasera, totalmente despreocupada, y se lo encontraba fumando; o que él la miraba entre el público mientras tocaba una de sus antiguas canciones de amor... Era capaz de imaginarse miles de encuentros y todos le parecían igualmente emocionantes, pero casi imposibles. Según se iba acercando el fin de semana, más nerviosa se iba poniendo. ¡Es que lo iba a ver al natural! Iban a compartir el mismo espacio y a respirar el mismo aire. ¡Qué pasada, joder!

El viernes por la noche y gran parte del sábado estuvo en casa de Vio para finiquitar los presupuestos. Ella estaba ayudando a su compañera porque había conseguido tener todas las licencias en orden. El sábado por la tarde llegaba a casa molida y le propuso una peli a Alan como plan relax pero, no vio lo que el chico respondía porque se conoce que debió de cerrar los ojos un momento y se quedó dormida profundamente en el sofá. A las horas se desveló porque tenía algo de frío y vio que pasaban de las doce. Vio que el chico le había contestado: «¿Cuál? Oye, peque, creo que se ha hecho un poco tarde. Nos vemos mañana ;)». Vega bostezó y se sintió una idiota por haberse dormido. Le iba a contestar que ya si eso el lunes, aunque simplemente le informó de su narcolepsia momentánea y mejor se fue a la cama.

Domingo doce de abril. Si no hubiese estado tan cansada por el trabajo, no habría podido dormir. Se despertó más temprano de lo que debería, desayunó con ganas, se duchó desgañitándose con canciones de los Rolling Stones bajo el agua, se puso cómoda pero coqueta, se puso sexy, se volvió a cambiar, probó con un look rockero y desenfadado pero no, al final optó por el cómoda pero coqueta y peinado despreocupado, se pintó los labios de rojo y salió de casa para buscar a Vio. La invitaría a comer por el centro y luego harían cola un par de horas antes de entrar. Tenía pensado que quizá pudieran entonarse mientras tanto con un par de litros de sangría, así su amiga no se quejaría de esperar durante demasiado rato. Estaba como una moto, todo el día. No podía parar de pensar en lo genial que sería todo. Estaba nerviosa, se notaba desde lejos. Es más, la gente se daba cuenta de eso cuando la veían caminando a su lado por la calle. Eso pensaba.

No te emociones tantoWhere stories live. Discover now