Capitulo 25

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Una pareja recorría un centro comercial, mientras Betty escogía un vestido blanco de encaje; Armando miraba sus alianzas de matrimonio.

Supo que no podía llevar una como tal, pues Betty no quería quitárselo cuando regresara con Héctor pero aún así quería llevar un anillo.

Finalmente hizo las compras satisfecho y salió de ahí, Betty pagaba su vestido mientras sonreía por algo que le había dicho la recepcionista, finalmente salió.

A: Lista preciosa... -pregunto besándola-

B: Ajá... ya tengo todo listo. Solo falta cambiarme y listo.

A: Perfecto, compre las argollas... ¿Almorzamos?

B: Si por favor... muero de hambre. -confesó- nos quedan dos horas antes de llegar al juzgado.

A: Tiempo suficiente para hacer todo. -dijo- vamos a ordenar.

Mientras elegían que comer... esperaron pacientemente, luego de un rato se encontraban comiendo a gusto. Sin querer Betty dijo.

B: Sabes, me hubiese gustado que mis papas y Nicolás estuviesen aquí, bueno... en mi boda.

A: Yo se mi amor. No quise avisarles a mis papas por que se fueron hoy a medio día. Además no tenía planeado casarme. -mencionó- me siento como un niño.

B: Actúas como uno. -dijo divertida- mi amor... en verdad quieres casarte, así... sin nadie, sin nuestra familia.

A: Se que hubiéramos querido que nuestros allegados estuvieran con nosotros, pero... estamos tú y yo. Y espero que cuando esto termine hagamos nuestro matrimonio por lo religioso.

B: Lo se amor, será un corto tiempo luego podemos arreglar lo demás. Por el momento contigo todo es perfecto.

Ambos sonrieron y terminaron de almorzar luego de un rato ambos se fueron al juzgado ahí cada uno entro al baño y se cambio.

Armando había escogido un traje informal, pero que lo hacía ver bien, pues estaba con un pantalón blanco al igual que la camisa.

Betty en cambio escogió un sencillo vestido azul con su cabello lo sujeto en ambos lados y sonrió. Ambos salieron y se miraron.

A: No tienes idea de lo afortunado que soy en tenerte. -dijo mirándola con amor- Te Amo.

B: Yo soy la afortunada, tengo a un hombre maravilloso que ha estado conmigo en todo. -confesó sonriendo- Te Amo mucho Mendoza.

A: Ummm Mendoza... -dijo mirándola seductor- señora de Mendoza creo que ya es hora de unir nuestras vidas.

Justo ahí, apareció el abogado, que con una sonrisa les dijo que ya era hora. Dándose una sonrisa asintieron y tomándose de la mano entraron.

En el juzgado:

Lo cierto es que no estaban solos, Alejandra iba con Armando sosteniendo su brazo y su luz era luminosa.

Al lado de Betty iba Mitchell que tomándola de la mano la miraba mientras ella iba confiada en los brazos de Armando. Sintió algo adentro de él y sorprendido vio cómo emanaba una luz, sonrió más y cómo padrinos de boda se quedaron en ambos lados viéndolos.

JL: Bueno muchachos, veo que están listos pero no veo a los testigos. -regaño-

A: Es que vea, lo cierto es que nadie sabe que nos vamos a casar. Y tampoco quisimos avisarle a nadie.

B: ¿No podemos casarnos sin testigos?

JL: Lo cierto es que no, ustedes firman aceptando su matrimonio, pero deben haber testigos en la unión. Por evitar problemas, ustedes saben.

𝐀𝐩𝐫𝐞𝐧𝐝𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐚 𝐀𝐦𝐚𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora