𝐀𝐩𝐫𝐞𝐧𝐝𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐚 𝐀𝐦𝐚𝐫

Capitulo 26

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Seis días habían pasado desde que Héctor salió del hospital, Betty lo había convencido de que estuviera en su casa. Así podía cuidarlo y el encantado.

Algo que lo había extrañado era el hecho de que Betty evadía constantemente sus acercamientos. Y eso sin querer lo comenzó a irritar, no dejaba que le diera ni un simple beso; y el estaba cansado. No debería ser así, era suya... la quería rendida ante el.

Mientras el debía estar acostado por la medicina y demás ella comenzó a salir, no podía saber donde iba pues sus vigilantes hacía tiempo dejaron de seguirla y se dedicaba al trabajo en sí.

Justo en ese momento entró Betty... con su cartera y lo saludo a distancia.

B: Holaa, ¿Como te sientes?

H: Mejor... aunque un poco aburrido intente usar tu computadora pero tiene contraseña -dijo irritado- y no pude ingresar.

B: Si es que he tenido que llevármela al trabajo y no puedo tener nada sin seguridad. ¿Entiendes no? -dijo mientras comenzaba a cocinar-

H: Si te comprendo... ehhh cual es la contraseña entonces -pidió-

B: ¿No tienes una computadora tu? -pregunto irónica-

H: Si la tengo, pero resulta que quiero ver lo que hace o tiene mi mujer, hay algún problema...¿No confías en mi?

Betty lo miro unos segundos, no podía evitar la discusión pero si invertía los papales podía ganar así que dejó lo que estaba haciendo y dijo.

B: Eso mismo me pregunto yo. -dijo con la voz ronca- te plantas aquí, me reclamas y me tiras un discurso y ¿crees que con eso voy a correr a tus pies?

H: ¿Que? ¡Noooo! Yo solo... -Betty interrumpió-

B: Sin confianza no hay ¡Nada! -dijo- no confías en mi, y si no hay confianza esto se termina... y es todo.

H: Solo quiero ver qué haces, estás distante de mi... ¡Tengo derecho a desconfiar!

B: Entonces tengo que desconfiar de tus llamadas, cuando me pides privacidad. Por que si vas a estar controlándome te lo digo de una vez, no esperes una Betty diferente...

H: No perdón, mira.. -camino lentamente- no desconfió de ti bebé solo no quiero secretos.

B: Todos tenemos secretos, tú los tienes. Yo los tengo. -susurró- asi que te calmas o te puedes ir. Me estás cansando.

H: ¡Hay alguien más no! -la desesperación comenzó a recorrerlo- ¿Que está pasando contigo?

B: No te voy a responder eso, por que es absurdo... desconfías de mi. Y sabes que, me voy. -dijo dirigiéndose a la puerta-

H: Tu no te vas de aquí. -dijo mientras iba detrás de ella- Tu eres mía. Y ahora mismo me vas a explicar que sucede. -la tomó con fuerza del brazo y la tiro cerca de una silla-

B: Tu estás loco... -dijo comenzando a llorar- Yo no hago más que complacerte, no estoy con nadie. Te quiero, y te lo he demostrado. Es que acaso no confías en mi. -era manipulación, y lo estaba usando- ¿no me quieres verdad?

H: Yo si te quiero. -dijo arrodillándose a su lado- perdón mi Bea. Yo no... no quería lastimarte.

B: Iré a tu casa, traeré tu computadora... traeré más ropa, yo... -dijo mirándolo asustada- solo quiero que estes bien. Cómo un Rey.

H: ¿Quieres que te acompañe? -pregunto ansioso-

B: Noo.... quiero estar sola, estuviste a punto de lastimarme. -dijo- me heriste. Y eso me duele.