Capitulo 28

392 57 15
                                    

Un silencio absoluto reino en la sala cuando el golpe de Betty llego. Héctor la miro suplicante, Betty en cambio lo miraba con odio.

B: No puedes decir por amor, eso..., ¡Es absurdo! Y asqueroso.

H: ¡Betty! Yo te Amo.... lo hago a mi manera, ¿Tu crees que hacerme esto no me duele?

B: Ni siquiera se si te duele, por que ¡tu! Mi querido Héctor no eres capaz de  sentir amor, dices amar pero es una absoluta mentira.

H: No lo es, dame la oportunidad ¿Crees que hay reglas para amar? Claro que no... no nos dicen cómo amar, tu vida era un desastre cuando te conocí.

B: Siiii, tal vez mi vida era un asco, tal vez no sabía nada... pero nunca; óyeme bien... ¡NUNCA! Te pedí que la arreglaras, yo ¡NO! Te acose. Ni te mentí...yo no mate personas por ti... y confíe en ti... te di mi confianza y tu hiciste cosas a mis espaldas, me traicionaste. Querías protegerme, pudiste alejarte de mi.

H: ¿Que no me mentiste? -dijo viéndola- Claro que lo hiciste, mira cómo estoy, pensé que tú me amabas, que algo estaba naciendo aquí y estoy aquí por una estúpida sustancia.

B: ¿Y que querías? -dijo acercándose- ¿Que llorará? ¿Que te suplicara que no era cierto? Lo lamento, pero no siento eso... solo quiero matarte y hacerte pagar.

H: Las cosas no son como las piensas, dame la oportunidad de explicarte cómo paso todo esto. Dime, si me amaras.... ¿Me culparías igual? Si Mendoza hubiese matado a él idiota de Mitchell lo hubieses perdona.... -la fuerte cachetada lo detuvo, y se vio siendo sujetado del cuello con una arma-

B: Si Armando hubiese hecho eso, aunque lo amara, no lo hubiese perdonado, y sabes por que, porque no tiene ningún derecho en acabar con una vida.

H: Tu me pintas como un demonio, alguien capaz de hacer cosas horribles... no merezco un poco de amor.

B: Mereces mi odio.... -dijo separándose y sentando enfrente suya- eras mi amigo, mi... mejor amigo. -susurró- estuviese ahí cuando formé parte del equipo. Estuviste ahí, cuando me hice novia de Mitchell, y tu... estuviste ahí viendo cómo cada día y noche la pase llorando. ¡LLORANDO! Pensando que fue mi culpa. Implorando respuestas y tú, tú solo tratabas de sacar provecho de todo.

H: Bea, no es cierto! En el fondo eres igual que a mi. Me engañaste.... me hiciste creer que todo era un cuento Perfecto.

B: Te use, claro que lo hice....

H: ¿Todo?... -de pronto comenzó a sentir un nudo en su garganta- ¿Tu me usaste? ¿Todo este tiempo me usaste?

B: Si te use... -confesó- mi plan siempre fue que pensaras que yo te necesitaba, regrese a Cartagena tan anhela de cariño, sabías que amaba a Mendoza pero tenías dudas si seguía mi impulso y lo buscaba, así que... me refugié en ti, dejé que tus hombres vieran lo que hacía. Estuviste satisfecho y seguro de que todo estaría bien, pero fallaste en dos cosas. La primera, no indagaste en lo que sucedió, te bastaron mis palabras, y segundo; pensaste que me manipulabas, cuando en realidad yo te manipulaba a ti. Tenía que construir una historia perfecta, todos me creyeron, tú me creíste, y yo misma me engañé... tenía que ponerte un alto, tenía que ponerte un hasta aquí.

H: Somos... -susurró- somos perfectos el uno para el otro... podemos comenzar de nuevo.

B: No, quiero que sufras en carne propia todo lo malo que has hecho, hiciste tanto daño. Por que realmente me hiciste daño, a mi y a las personas que querían a Dalia y Mitchell.

𝐀𝐩𝐫𝐞𝐧𝐝𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐚 𝐀𝐦𝐚𝐫Where stories live. Discover now