MI OTRA MITAD - JJ MAYBANK

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Cuenta una antigua leyenda asiática que las almas gemelas son las dos mitades de un alma que se quebró y que se buscan a través del tiempo para volver a unirse para siempre. También hay otra leyenda que cuenta que las almas gemelas eran dos almas tan semejantes que cuando se materializaban en el plano físico lo hacían en distintos sexos para atraerse como imanes.

Otra antigua y preciosa historia dice que cuando fuimos creados éramos una sola energía pura, que poco a poco y en lo más profundo de su ser, en su corazón, creo una nueva energía dentro de ella. Necesitaba amor, tener su otra parte similar que le arropase, que le diese el amor que como alma demandamos. Para ello tuvo que dividirse y convertirse en dos seres con distintas personalidades pero con un fondo común.

Cada uno de esos seres se fue por diferentes caminos de evolución, hasta que, llegado el momento, se volvieran a encontrar con su otra mitad, con su alma gemela, para no separarse jamás.

Al principio yo no lo creía. Hasta que lo conocí y me di cuenta que lo estaba buscando sin quererlo. Esta historia es tan suya como mía. Si me dijeran que tenía que vivirlo de nuevo, lo haría todo sin ningún miedo a todo lo que se nos venía por delante. Porque yo la había encontrado. Había encontrado a mi otra mitad.

Hace cuatro años...

Un miércoles por la tarde del mes de mayo.

—Por Dios, no quiero ser más una persona adulta —exclamé entrando al piso compartido que tenía con mi mejor amiga.

—¿Qué pasa? —preguntó Kiara saliendo de la cocina con una copa de vino en la mano— ¡Eh, eso es mío!

—Ahora ya no —dije dándole un buen trago a la bebida. Lo necesitaba. Me quité los zapatos y puse mis pies encima de la pequeña mesa de madera que estaba enfrente del sofá.

—¿Qué te ha pasado ahora, reina del drama? —preguntó mi amiga con burla sentándose a mi lado con una nueva copa en la mano.

—Uno de los autores con los que estoy trabajando se está replanteando echarse para atrás con el libro. Dice que no se ve llevando ese género o yo que sé que historia —le expliqué— Yo no vine a este mundo para merecer esto.

—Sé que eres capaz de convencerlo. Cuando quieres puedes ser un poco impertinente —le di un golpecito en la rodilla sonriendo— así que, ahora vamos a desconectar porque veo que ambas lo necesitamos.

—¿Qué tal tu día?, tiene pinta de malo, como el mío —señalé con la cabeza la copa de vino en su mano. Casi nunca bebíamos entre semana, únicamente cuando teníamos un día demasiado agotador.

—Solo quiero acabar con el maldito juicio y ser libre durante un tiempo hasta que venga otro caso en el que la pareja se pelee por la custodia del hámster —no pude evitar soltar una carcajada.

—Por nuestra paciencia.

—Por nuestra paciencia.

Chocamos nuestras copas haciendo que el silencio de la habitación se viera interrumpido por el golpe de los cristales al brindar. Le dimos un sorbo cada una y nos acomodamos aún más en el sofá, dispuestas a poner algo en la televisión con lo que entretenernos, cuando nuestros móviles sonaron a la vez. Kiara y yo nos miramos con cara de no poder creernoslo. Aquello solo significaba una cosa.

—Chicas, no os olvidéis de la barbacoa del sábado —empezó a leer Kiara con la voz de nuestra otra mejor amiga.

—Traed el vino. Os quiero —terminé yo.

—Maldita Sarah —murmuró Kiara soltando el teléfono de cualquier manera sobre el sofá.

—Cuando se le mete algo entre ceja y ceja no hay que la pare.

ONESHOTS - OUTER BANKSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora