ONESHOTS - OUTER BANKS

ROJO, AMARILLO, VERANO - RAFE CAMERON & JJ MAYBANK (PARTE 04 FINAL)

Rafe ya estaba sentado en la mesa cuando llegué. Llevo todo el camino pensando en él, en mí y en cómo va a salir todo esto. También pensando en la tarde de ayer. En las sonrisas de JJ, en sus manos por todo mi cuerpo, en sus ojos azules firmes sobre mí. En sus palabras, en la conversación que tuvimos como si no fuéramos nosotros de los que hablábamos. En cómo me beso después de eso. Sobre todo en eso, en eso no había podido parar de pensar.

Besar a JJ había sido increíble. JJ besaba con delicadeza, pero tenía ese toque de posesión que estaba volviéndome loca. No sabía que necesitaba sus labios sobre los míos hasta que tuve que separarme para coger aire. La tensión que había entre nosotros se me estaba haciendo insoportable. Aunque no hubiera espacio suficiente para que pasara el aire. Aunque lleváramos un buen rato comiéndonos a besos. Eso para mi no era suficiente. Si por mi fuera, le hubiera quitado el neopreno y habría tocado cada maldito rincón de su cuerpo. Pero la cremallera no cedía y yo no iba a ponerme a pelearme con ella. Tenía otras cosas mejores que hacer.

Pero ahora no podía pensar en eso. Ahora tocaba centrarme en Rafe y poder ser sincera con él. En decirle cómo me siento y en cómo todo ha cambiado. También quiero escucharlo a él, entender el por qué de sus acciones y lo que siente hacia mi. Poder cerrar esto de la mejor manera posible y que no nos hagamos daño. Que esto quede como un bonito recuerdo y, quizás, ser amigos. Pero, principalmente, que entre JJ y Rafe las cosas estén bien. Que entre ellos todo sea como siempre. No quiero ser el detonante que destruya esa amistad. No me lo perdonaría.

—Jane —Rafe se levanta cuando me ve cerca de la mesa. Se acerca a mí y me abraza. Le devuelvo el gesto, pero no con la misma ilusión que él.

—Que sitio tan chulo —digo, sentándome en la silla.

Rafe ha elegido un italiano que hay cerca de la zona en la que vive. El color beige domina y nos baña en un ambiente suave y apetecible. El azul evoca las aguas y el cielo de la isla y, finalmente, el amarillo limón, simboliza este cítrico tan querido para los italianos. En el centro del restaurante se encuentra un limonero que recuerda al del patio de una casa italiana, es una escultura de ramas de madera flotante, burbujas de vidrio, limones y follaje con bombillas suspendidas. El techo es abovedado en ladrillo claro y varias luces que filtran el espacio, aportando una sensación de calidez e intimidad.

Dispone de dos terrazas, una más animada y amigable. La otra más tranquila e íntima, permitiéndonos disfrutar de una hermosa puesta de sol por la noche. Rafe ha elegido sentarnos en la que da a las agua que rodean a la isla de Outer Banks. La distribución de las mesas está pensada para dejarle un espacio de intimidad a cada comensal. Estas, son de madera claro con sillas de mimbre y un cojín negro. Tienen colocadas unos manteles de color amarillo y, encima, vasos con lunares apenas marcados y con aceitera y vinagrera en el centro

—Tenía ganas de traerte aquí. Es uno de mis sitios favoritos —asiento con una sonrisa.

El camarero aparece un rato después con nuestros platos. Yo he pedido trufas de la locura —la verdad es que el nombre ya te invita a descubrir que es—, un plato de mafaldine con trufas, crema de trufa y champiñones. La mafaldine es un tipo de pasta en forma de cinta plana con bordes ondulados en ambos lados. Rafe ha pedido una pizza de verduras que, siendo sincera, tiene muy buena pinta.

La cena discurre tranquila. Ninguno de los dos sacamos el tema por el que estamos aquí. Cosa que agradezco porque necesito relajarme y poner un poco en orden todas las ideas y poder decirle todo lo que tengo pensado sin dejarme nada detrás. Así que, los dos hablamos un poco de cómo ha ido nuestro día y de cómo llevábamos el examen. Sí, ese que supuestamente debería de haber estudiado ayer, pero, que no lo hice porque estaba aprendiendo a memorizar los labios de JJ.