[Prólogo]

684 66 34
                                    

Esquiva. 

Abajo. 

Patada. 

Atrás. 

Cruza.

Patada en las costillas y de nuevo comí el suelo. 

¿Cuántas veces iban ya? ¿Cinco? ¿Siete?

—¿Se puede saber qué te pasa hoy?

Muchas cosas, pensé mirando el techo.

Tosí antes de levantarme de un salto como si nada. 

—Nada, otra vez.

—Sabes que no me divierte darle golpes a un saco. O estás atenta o paramos.

Hyunjin era uno de los profesores más exigentes que conocía y esto no era un entrenamiento. Los dos estábamos al mismo nivel, pero siempre se aprendían cosas nuevas. Sin embargo, esa noche no estaba en el tatami del gimnasio para aprender. Era un combate.

Y no era normal en mí tener la mente en otro sitio que no fuera una buena pelea.

Lorena no había dormido en casa ayer, Changbin había encontrado a su Est Liber, un brujo al que se le estaba haciendo difícil tratar y ahora Kayle también se había emparejado con un brujo. ¿Cómo se tomaría el pueblo que la heredera tuviera por Est Liber a un brujo? No quería ni pensar en el escándalo que se formaría en el futuro próximo. Ya tenía suficiente trabajo con lo que tenía. 

Esta tarde había pedido a Hyunjin que entrenara conmigo porque era la única forma que tenía de desestresarme. Normalmente no era tan torpe y no me rendía fácil, solo era una mala noche y un mal día. Solo eso.

Pero lo de Lore me había afectado mucho.

Casi había sido un acto suicida el salir con el sol en el cielo ya, y yo ni siquiera me había dado cuenta del momento en el que se había ido. Estaba en la casa y no la había oído entrar ni irse, ni siquiera me había dado cuenta de que me había escuchado hablando con Changbin por teléfono... Claro que sabía que Lore tenía muy buen oído y era más sensible a los cambios emocionales que cualquiera de nosotros muchas veces. Si fuera capaz de pensarlo con la cabeza fría sabría que mi hermana ya era mayor, que no era dependiente y era perfectamente capaz de protegerse sola, que Binnie y yo nos habíamos encargado de ello. Quizá era porque últimamente sentía que nada de lo que hiciera protegía a mis seres queridos. No sabía.

Lore no había tenido muchas ganas de hablar cuando llegaron a la casa hace unas horas pero me quedó claro eso y que su sonrisa, habitualmente natural y fresca, era más falsa que las monedas de pirita. La había dejado irse a duchar y no sabía si más tarde la vería, pero sabía que tenía que dejarle su espacio. Los tres hermanos éramos como uña y carne, no nos separábamos nunca y lo que nos hicieran a uno, se lo hacían a los otros dos. Pero supongo que por ser mujer, Lore me contaba más cosas a mí. También Binnie tiene muchas más responsabilidades que yo y estos últimos diez años no habían sido fáciles. Pero mi hermana solía hablar conmigo... Bueno, todos lo hacían.

Incluso el vampiro adulto que tenía enfrente. Me sentía la confidente del grupo. No me importaba porque era algo que iba en mí el saber que todos estaban bien y el querer que me contaran si tenían algún problema. A pesar de que a veces mi salud mental agradecía un poco menos de detalles.

Nos pusimos en guardia y esta vez, cuando empezó el combate, logré acertarle en el estómago y en la cara. Esta vez, su agraciado cabello rubio tocó el suelo. Me lamí uno de los colmillos afilados, orgullosa.

—Menos mal —se burló desde el suelo. Giró la cabeza y lo vi limpiándose una fina línea de sangre que le bajaba de la comisura labial—. Comenzaba a preocuparme —Su sonrisa blanca hizo que mi corazón diera un vuelco.

Dux Et General [2] Where stories live. Discover now