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Lila me reprochó el haberme olvidado de ella mientras Chan y yo nos dábamos "cariñitos" y ella estaba atrapada dentro de mi chaqueta. 

No paró de hacer pucheros por todo el camino de vuelta a la casa hasta que le prometí que la compensaría, que le daría un regalo. Solo entonces sus ojos infantiles y la actitud de siempre volvió a revolotear en ella. Había parecido tan seria en el borde del desfiladero que me había sorprendido. Pero Lila seguía siendo ella. 

Chan había insistido en acompañarme de vuelta a su casa pero sería demasiado damisela en apuros si lo aceptara. Mi orgullo no lo permitiría.

Estaba cansada así que volví rápidamente siguiendo las direcciones de Lila ya que no recordaba por donde había venido.

En medio del parloteo de Lila sobre algo a lo que no le estaba prestando atención me percaté de que no había vuelto a recoger mi cabello. Y la cinta del pelo tampoco estaba. Tenía la ligera impresión de habérsela visto alrededor de la muñeca izquierda al brujo.

Sentí calor con tanto abrigo. 

Si tanto le gustaban las cintas del pelo que se comprara las suyas...

Pensaba en cómo lo había ido a buscar a ciegas y por instinto, cómo me había abrazado en el pasillo... Y de nuevo hacía mucho calor.

Antes de despedirnos me había acariciado la mejilla con el pulgar. Su expresión era indescifrable pero quizá me pareció ver un ligero brillo orgulloso en los ojos antes de endurecer la mirada y acariciar mis ojos hinchados por las lágrimas. Esperaba que no interpretara correctamente lo que significaba.

Al llegar a la casa me dirigí directamente a la cocina y abrí la nevera mecánicamente. Me sorprendió ver que había muchas cosas, diferentes comidas preparadas y envasadas en tupers perfectamente colocados. Era obvio que alguien debía de rellenar su nevera con estas delicias, había comprobado de primera mano que la mano culinaria del brujo no era una apuesta segura. Me tomé la libertad de servirme un vaso de zumo y lo bebí apoyada en la encimera con Lila toqueteando los escasos utensilios de cocina.

—Voy a dormir por hoy, Lila.

— "Sí" —bostezó—. "Yo también estoy cansadita"

Me acompañó a mi habitación después de lavar el vaso y dejarlo escurriendo. En lo que me cambié y me metí en la cama ella me dio un besito en la mejilla y salió por la ventana.

No creo haber tardado más de cinco minutos en caer en un sueño reparador y sin reflexionar demasiado en todo lo que había pasado hoy. 

Silenciosamente le di las gracias a mi mente por este momento de paz. 

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A la noche siguiente Changbin y Félix vinieron a cenar y mi hermano no paraba de abrazarme como si temiera que me fuera en cualquier momento. La Pareja Real seguía igual que siempre e igual de enamorados. Era agradable verlos juntos. Esa noche Félix llevaba el uniforme de paladín y las alas escondidas con su vara atravesada a la espalda. Mi hermano también parecía listo para salir a cazar.

—El maquillaje de Jenni es una maravilla. Nadie reconoce a Changbin cuando salimos y si escondo las alas, a mí tampoco. Así que podemos trabajar sin distracciones —hablaba Félix.

Yo mastiqué mi cena apoyada en el respaldo del sofá de Chan. Había salido temprano en la tarde por lo que no lo había visto aún.

—Creo que no tengo el placer de conocerla.

—Es la madre de mi hijo. 

Parpadeé completamente sorprendida.

—Hace poco que lo sabe —respondió Changbin a su lado—. Zac es su hijo biológico. Jenni hizo todo lo posible para seguir viéndolo después de darle a luz. 

Dux Et General [2] Where stories live. Discover now