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—Chan, espera —dije mientras me arrastraba trotando por el bosque—. ¿Qué pasa? ¿Por qué no nos podemos quedar? Quiero asegurarme de que JeongIn está bien.

Chan rió con mi sugerencia pero no nos detuvimos. Los pajarillos cantaban en los árboles y me percaté que los grillos y cigarras no se oían tan alto. 

—Primero, porque está amaneciendo —respondió apretando más el agarre en mi mano. No necesitaba que me sujetara pero por alguna razón, tampoco lo aparté—. Segundo, no creo que quieras ver cómo se lo montan esos dos.

Mon... ¿Montárselo? ¿Como de revolcón? ¿Como de sexo? 

—¿Y por qué Hyunjin haría eso? JeongIn no podrá ni levantarse de la cama solo, no le hará eso ahora. 

—Te aseguro que sí lo harán. 

La mirada que me dirigió Chan, marrón con su centro verde, era pícara, como si supiera algo que yo no. 

—¿Lo has visto?

—No me hace falta tener una visión para saber eso. ¿Cuán inocente puedes ser? —rió. 

Apretó su mano en la mía, impulsándome hacia arriba y yo salté esquivando una raíz alta como un escalón. Estaba empezando a gustarme esto de correr juntos. Me recordaba a la complicidad que tenía con Gris. Ojalá no fuera tan tímido como para no venir a verme. Tenía ganas de una buena carrera nocturna. Aunque no pudiera salir de las lindes del aquelarre, estaba segura de que encontraríamos una ruta adecuada. 

—Los brujos nos recuperamos mejor de nuestras enfermedades físicas o mágicas, con sexo. El placer es un reactivo para que nuestro núcleo genere más poder. El poder se convierte en magia y la magia viaja por nuestras venas reparando los daños y dándonos más energía. 

—Hablas del sexo como si fuera medicina.

La puerta de su casa estaba a unos metros y redujimos la velocidad.

Abrió la puerta para mí sin tocar la madera y me invitó a entrar primero. Me detuve en la entrada para quitarme las botas llenas de barro, él igual.

La risa de Chan era tan hermosa que no me paré a pensar en nada más cuando los dos nos sentamos en el suelo desatando las botas. 

—Princesa, ese comentario se puede interpretar como algo muy pervertido.

De nuevo la intensidad de su mirada y la profundidad de su voz junto con lo que dijo provocó un efecto extraño en mi cuerpo y la piel del rostro se me calentó, alarmándome. 

Pero era una experta en ocultar pensamientos. 

—Deja de interpretar cosas por tu cuenta, hazme el favor —dije sacando una bota y luego la otra.

Los años en la corte me hacían poder manejar comentarios que la gente no quería saber lo que opinaba sobre ellos. Así que cuando respondí aquello y alcé la vista para levantarme, Chan ya estaba en pie con una mano extendida.

—¿Un comentario demasiado inapropiado para oídos Reales? 

Le aparté la mano de un manotazo.

Ahora se estaba burlando pero solo me pareció simple camaradería.

—Cuida tus palabras, brujo. ¿Es que no sabes con quién estás hablando? —Podía interpretar mis palabras como quisiera y se equivocaría, pero después de las bromas sucias de Jisung en la casa ya estaba curada de espanto. 

Lo dejé caminando por el pasillo con un movimiento de cabello exagerado y el brujo solo rió más alto.

Me metí en el baño y abrí la ducha del agua caliente, luego salí al pasillo.

Dux Et General [2] Where stories live. Discover now