25: Inesperados visitantes

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Nos seguíamos moviendo por el campo, armando la tienda cada noche en un lugar diferente, por seguridad

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Nos seguíamos moviendo por el campo, armando la tienda cada noche en un lugar diferente, por seguridad. Y cada mañana eliminábamos toda evidencia de que estuvimos ahí, y seguimos viajando por medio de la Aparición hacia más zonas boscosas. Cada doce horas más o menos, nos intercambiábamos el Horrocrux. Y aunque yo le había gritado a Hermione que era perfectamente capaz de usar el relicario, la verdad es que cada segundo que pasaba en mi pecho el relicario, mi ansiedad se elevaba y mis poderes se descontrolaban, la huella del obscurus parecía agrandarse como una sombra.

— ¿Qué? ¿Qué fue lo que viste? —preguntaba Ron cada vez que notaba que Harry se encogía.

— Un rostro —murmuraba Harry—. El mismo rostro. El ladrón que le robó a Gregorovitch.

Y Ron se daba la vuelta, sin esforzarse en esconder su desilusión. Me daba un poco de pena, siendo que él tenía esperanzas de escuchar noticias acerca de su familia y Harry solo podía ver lo que estaba pensando Voldemort en ese momento. Él cual, según mi novio, pensaba obsesiva y continuamente en el desconocido joven de rostro alegre. No podia evitarme partirme la cabeza, tratando de reconocer a ese chico que había visto en algún lugar, o al menos alguna foto porque estaba vestido de otra época. 

Pronto los días se convirtieron en semanas, podía escuchar los susurros entre Ron y Hermione, que estaban teniendo conversaciones a sus espaldas acerca de él, siendo seguro que no me incluían en sus conversaciones porque era mi novio y tal vez era la que por fuera se veía de mejor animo aunque por dentro me estaba debatiendo con el control de la huella del obscurus que se estaba volviendo un problema por mi ansiedad. 

Varias veces dejaban de hablar abruptamente cuando Harry entraba en la tienda, yo por mientras tenía lujo de expresar mis quejas y miedos con Morgana dentro de mi cabeza en completa privacidad.

El viaje a veces parecía no tener sentido y pasaba mas tiempo hablando con Morgana que con mis amigos, el aburrimiento cerniéndose sobre mi la mayoría de las veces, por unos momentos cerraba los ojos y pensaba que estaba en Hogwarts. Ron no hacía ningún esfuerzo por ocultar su mal humor al contrario de yo que intentaba lo mejor posible, aunque bueno yo tenía las ventajas que ellos no. 

Cuando cayó el otoño fue cuando empecé a disociarme casi por completo, durmiendo, o cerrando los ojos podía estar en cualquier parte del mundo con Morgana, escuchar música, ver paisajes distintos, fiestas que ella recordaba, estar rodeada de gente, de festividades, lo que compensaba el aislamiento en el que estábamos.

— Mi madre —dijo Ron una noche, mientras estábamos sentados en la tienda junto al lecho de un río en Gales, era bastante bonito—. Puede hacer aparecer una provechosa comida del aire.

Malhumorado, pinchó los trozos de lucio carbonizado que había en su plato. Harry y yo compartimos una silenciosa mirada, suspiró y me apretó un poco la pierna con un poquito mas de fuerza siendo que yo las tenía extendidas en su regazo. De seguro conteniendo el impulso de insultarlo. Me incline para ver como le brillaba la cadena de oro del Horrocrux y suspire, esta sería una desagradable noche.

Laila Scamander Y Las Reliquias De La MuerteWhere stories live. Discover now