31: Avalon

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Estuvimos toda la noche hablando sobre lo que haríamos una vez llegáramos a Avalon

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Estuvimos toda la noche hablando sobre lo que haríamos una vez llegáramos a Avalon. Morgana sería nuestro mapa y nos ayudaría a buscar en los lugares más secretos y ocultos en los que se pusiera esconder un horrocrux. Además de tal vez buscar una solución para el problema de la profecía, M decía que habían varios objetos mágicos ocultos y magia mucho más antigua que ella, de cuando la gente veneraba dioses incluso.

En la mañana les avisamos a Fleur y a Bill sobre nuestra pequeña excursión. Obviamente ambos tenían expresiones de preocupación en el rostro y nos obligaron a decirles hasta cada pequeño detalle de lo que nos íbamos a enfrentar. Parecieron un poco más tranquilos una vez les explicamos que solo era una isla, omitimos la parte en la que tal vez habrían mortifagos custodiándola. Ambos nos desearon suerte y con la bendición de los besos en la mejilla de Fleur fuimos a un lugar apartado de la casa, bajando hacia la playa ambos con nuestro bolsos que traían solo unas pequeñas cosas para sobrevivir uno o dos días.

— De todas formas no quería ir con ustedes—  Maulló Presidente Besos que nos había seguido hasta la playa, el sonido de las olas constantes, me dio una mirada desinteresada—. Cuando me transporte por Aparición no pude ir al baño por una semana.

— Al menos no vomitaste.— alze una ceja

—...nunca dije que no.— respondió después de unos segundos, puse los ojos en blanco.

— Bien reina del drama, trataré de conseguirte una bola de estambre de 600 años.

— Laila— el gato por primera vez pronunció mi nombre en un tono de total seriedad—. Ten cuidado.

— Volveré. Te lo prometo— asentí mientras tomaba la mano de Ron, lista para aparecerme siendo que ahora el brazo de Ron había sanado muy bien estas ultimas semanas—. Muy bien M. Llévanos a tu hogar.

— Veras...— Morgana apareció a mi lado haciendo una mueca, traía este día un vestido purpura—. No te puedes aparecer ahí. Es como en Hogwarts, hay reglas para que así nadie se pueda meter sin mí permiso, erran tiempos de guerra.

Fruncí el ceño confundida;

— ¿Entonces cómo llegaremos?

La mirada de Morgana paso de mi mano entrelazada con la de Ron al horizonte de las mareas, no me tarde mucho en entender el mensaje. Hice una mueca, odiaba la sensación de la ropa mojada pegada a la piel.

— ¿Sumergirnos?

Mis ojos brillaron naranjos como los de M a veces hacían. Una imagen se plasmó en mi, las olas del mar chocando suavemente contra una pedregosa costa, la espuma blanca bañando la arena tostada, un montón de barcos y naufragios hechos trizas a la deriva. La magia, antigua y poderosa palpitaba en el aire como una neblina que solo quería tocar y ver entre mis dedos.

Ron me vio con una mueca de miedo antes de ver el mar y las fuertes olas que chocaban contra la superficie.

— ¿No habla en serio o si?

Laila Scamander Y Las Reliquias De La MuerteWhere stories live. Discover now