27: Carroñeros

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Parpadee, un poco confundida por las sombras a nuestro alrededor, hacía mucho frío pero no estaba lloviendo, y frente a mí habían unas grandes luces de distintos colores

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Parpadee, un poco confundida por las sombras a nuestro alrededor, hacía mucho frío pero no estaba lloviendo, y frente a mí habían unas grandes luces de distintos colores. Estábamos de vuelta en Londres. Inmediatamente agarré a Ron por la chaqueta y nos tire al callejón oscuro más cercano que encontré, por suerte no había nadie excepto un vagabundo en una esquina abrazando una botella de alcohol. Eso inevitablemente me recordó a sexto año y un particular grupo de Slytherin.

Respiraba agitadamente, me puse una mano en el pecho, estábamos en Londres, literalmente podríamos ser vistos en cualquier momento. ¿Por Morgana que había hecho? Bien, sin duda lo correcto, sabía en mi corazón que irme con Ron había sido la buena desición, no podía dejarlo solo, vagando por ahí siendo un objetivo. Sin embargo mi lado egoísta se arrepentía una y otra vez de lo que había hecho y solo quería volver a esa carpa donde estaban mi novio y Hermione.

Había dejado a Harry y ni un beso le había dado, tal vez un último beso. Vi a Ron que me estaba viendo, simplemente viendo, como asegurándose que yo era real.

— ¿Que haces?

— Es solo que no pensé que me eligieras... ¡AUCH!

Ron se dobló en dos en puro dolor, no me dolió tanto el puño siendo que le había dado en el estómago y no había chocado con ningún hueso, mi golpe dándole a su saco de vísceras. Se arrodillo en el callejón y yo me senté poniendome la cabeza en las manos. Estábamos literalmente en la ciudad mas peligrosa para ser fugitivos del mundo mágico.

— Tienes un minuto. El efecto pasara en un minuto— murmuré para mi misma aunque en realidad se lo estaba diciendo a Ron que se estaba agarrando en dolor. Pasamos unos momentos en silencio en el que ninguno dijo absolutamente nada, solo el ruido de la ciudad y los ronquidos del vago a nuestro lado que llenaban el espacio.

Mi legeremancia podia captar el rastro de las fuertes emociones de Ron, empoderadas por el guardapelo,sin embargo ahora, solo estaba quedando una estela del odio, la rabia y la amargura. Fueron los siguientes segundos después de esto que Ron rompió el silencio.

— Tenemos que volver.

Alze la mirada, queriendo llorar.

— Ni una mierda, sherlock.— dije con sarcasmo.

— Vaya, vaya, que tenemos aquí— una voz nos hizo darnos la vuelta, no pude reaccionar lo suficientemente rápido y tampoco Ron, se nos tiraron encima con velocidad, debieron ser al menos unos cinco, ya nos habían quitados las varitas y a Ron le habían dado un golpe en el estomago, sosteniéndolo entre tres, a mi me sostenían dos tipos muy feos. 

En realidad todos eran bastante feos, aun asi me obligue a mirar hacia abajo, mi cara estaba impresa en un montón de folletos de SE BUSCA por lo que me reconocerían con facilidad. Cerré los ojos tratando de cambiar mi rostro un poco, aunque dudaba que no me reconocieran si ya me habían visto la cara.  Mi amigo trató de resistirse pero ahora lo golpearon en la cara haciéndolo escupir sangre.

Laila Scamander Y Las Reliquias De La MuerteWhere stories live. Discover now