Capítulo 7: Una fuerte sacudida

92 22 111
                                    

 15 de junio del 2020

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

15 de junio del 2020

La pareja salía del hospital, concentrada en las nuevas noticias sobre el estado mental de Luisa, eran noticias que, desde el punto de vista de Gabriel, no lucían para nada favorecedoras, tomando en cuenta que ahora le sería aún más complicado contemplar la idea de un posible divorcio. Muy por el contrario, tendría que dejar de lado ciertas actividades personales para ayudar a su esposa a sobrellevar su condición, después de todo, eso era lo que se suponía que un buen esposo tenía que hacer.

Por otro lado, Luisa detestaba la idea de haber perdido sus recuerdos, no importaba si eran buenos o malos, le pertenecían y la vida se los estaba quitando.

A partir de ese momento, ella hubiese esperado que Gabriel se comportara más amable y empático con la situación; no obstante, su frialdad seguía siendo la misma. 

El rubio conducía con un claro semblante que lo declaraba derrotado, la bocina de un par de autos lo alertó de la luz verde que recién había cambiado, no tenía ánimos para conducir, menos para cualquier otra cosa. 

—Te dejaré en el departamento para que descanses, tengo que dar unas vueltas antes de regresar al rancho —expresó Gabriel sin voltear a verla.

—No me quiero quedar sola —declaró Luisa con la palidez que la acompañaba todo el tiempo—. Prefiero acompañarte.

—El doctor indicó que necesitas descanso.

—Por favor, si llego a cansarme te lo diré y me llevarás de regreso —suplicó con la intranquilidad manifestada en los ojos. Era como un miedo a estár en soledad.  

El vaquero golpeó el volante con la yema de los dedos, era su forma de expresar su deseo por estar a solas 

—¡Bien! Como gustes —aceptó utilizando un tono de fastidio.

Después de algunos minutos, Gabriel detuvo la camioneta en el estacionamiento de un banco, bajaron de inmediato, casi como el manifiesto de querer permanecer alejados uno del otro.

Los ojos de Luisa se centraron en la elegante carpeta que el esposo portaba en las manos. 

«Más papeles» pensó ella, al tiempo que hacía una mueca con el rostro. 

En su ingreso a las amplias oficinas, Gabriel le pidió a Luisa esperar en uno de los cómodos sillones que adornaban la sala de espera, ella obedeció sin preguntas u objeciones. De igual modo, no creía que su presencia fuera necesaria.

Un hombre con elegante traje y falsa sonrisa, salió para recibir a Gabriel como si se tratase de una de esas personas adineradas a las que les ofrecen cualquier cosa con tal de que mantengan el dinero en sus bancos. Luego de examinar cada gesto y palabra dicha por el moreno, Luisa encogió los hombros con la idea de que aquella persona solo estaba siendo amable; ese era el trabajo de todo empleado de servicio al cliente.

LUISAWhere stories live. Discover now