Capítulo 29: Un complicado encuentro

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18 de abril del 2021

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18 de abril del 2021

Los enormes ojos de Luisa se mantenían fijos sobre la revista que Sofía dejó sobre la cama, fuertes palpitaciones le impedían sentirse tranquila ante semejante noticia. Relamió con lentitud los labios y caminó por los costados de la habitación con ambos brazos entrelazados, no deseaba, de ninguna manera, volver a leer la nota, pero era su mente la que insistía en que debía hacerlo.

Finalmente, cogió la revista con recelo y volvió a hojearla hasta encontrar el artículo que le causó los estragos.

«Gabriel Brown, comprometido», decía con grandes letras blancas la portada de la revista. Los ojos de la castaña no paraban de observar la particular sonrisa que su exesposo dibujó para aquella fotografía donde aparecía junto a Mónica.

—Sí, la odiosa Barbie se casará con Ken —expresó consumida por la envidia para sí misma, sin dejar de pensar en el constante dolor que le producía aceptarlo.

Fueron varios minutos lo que invirtió una vez más en la lectura de la famosa entrevista para después volver a desprenderse de ella. Había una sensación naciente de ardor en su pecho, ese ardor que pretendía manifestarse a través de la humedad de sus ojos. Se negó a la idea en dos ocasiones, frenando de golpe cada lágrima brotada.

Sofía apareció en la puerta de la habitación al tiempo que notaba la lucha de la castaña por mantenerse firme.

—¿Leíste la noticia, otra vez? —preguntó con un aire de desconcierto. Era igual a torturarse a sí misma con una daga en el corazón, en cuyo caso no había una navaja de por medio. 

—No —negó la interna casi avergonzada y contrariada por aquello que buscaba mantener oculto.

—Me llevaré esta revista, Luisa —repuso Sofía con una severa mirada. 

—¡No! ¡No, lo hagas! —demandó Luisa y corrió hacia la misma, como quien desea proteger su tesoro. 

—Te estás lastimando a ti misma —declaró la mujer, señalándola.

—Ese hombre ya no puede dañarme, él es... solo uno más en mi vida y eso es todo. Ya no me duele. —Ni siquiera Luisa creyó en sus palabras; no obstante, fueron entonadas por sus labios, impulsadas por el orgullo. 

—Sí, claro. —Observó extrañada, entrelazando los brazos—. Entonces, ¿por qué no aceptaste su visita el día de ayer?

Luisa oprimió la boca, cuando sintió el impulso de sacar su rabia con respecto a la boda de su ex. Después de contemplar la idea del desahogo, optó por guardárselo para su soledad. 

—Porque a esto era a lo que venía, me lo diría a la cara y yo... no estoy lista... —soltó con la mirada en la pared.

—Él llamó hoy para desearte feliz cumpleaños.

LUISAWhere stories live. Discover now