Capítulo 4

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A la mañana siguiente, una voz baja que venía de la sala despertó a Wei Wuxian.

Escuchando los pasos detrás de él, Lan Wangji bajó su teléfono y preguntó gentilmente:

—¿Te desperté?

Wei Wuxian miró fijamente al hombre frente a él. Sus ojos estaban abiertos como platos. Lan Wangji estaba sin remera, entonces cuando él había abierto la puerta, lo primero que vio fue su piel descubierta. El impacto era demasiado grande.

Frotó su nariz. Por suerte no había pasado vergüenza.

Lan Wangji parecía no notar su comportamiento extraño, y tranquilamente levantó su camisa del sofá. Mientras la abotonaba, dijo:

—Hay una emergencia en el trabajo y debo irme. Tendré que molestarte y pedirte que despiertes a A-yuan.

—Ah bueno, está bien —dijo Wei Wuxian, asintiendo. Rápidamente fue a hacer lo que le pedía.

Pero no hubo necesidad de hacerlo. Cuando se dio la vuelta, vio a un suave y tierno Pikachu parado en el umbral de la puerta. Sus ojos estaban fijos en su padre y se veía descontento.

—A-yuan, ve a cambiarte —le ordenó Lan Wangji mientras se ponía su saco.

La respuesta que recibió fue el portazo de la puerta del dormitorio cuando la cerró bruscamente. Siempre tan despiadado.

—...

—...

Lan Wangji se acercó al picaporte, pero estaba llaveado.

—¿Tienes la llave? —le preguntó a Wei Wuxian.

Wei Wuxian agitó la cabeza incómodamente.

—Tengo una, pero ¡también está en el dormitorio!

Lan Wangji pellizcó la piel entre sus cejas.

—Te doy tres minutos. Si no sales, ni se te ocurra que vas a volver aquí—dijo con frialdad.

Tres minutos después, seguía sin haber sonido o movimiento del otro lado de la puerta. —¡Ven aquí ahora! Si estás esperando que te fuerce a salir, ¡Entonces no seré tan bueno como estoy siendo ahora!

Seguía sin haber movimiento. A-yuan realmente no le estaba haciendo caso a su padre.

Viendo todo desde el costado, Wei Wuxian quería reírse, pero no se animaba a hacerlo.

—Yo tengo que ir a trabajar después, pero no hay problema que a-yuan se quede a jugar por un rato.

Lan Wangji se veía irritado y disgustado mientras sacaba su teléfono para hacer una llamada. Con una mirada furtiva, Wei Wuxian vio que él estaba llamando a una psiquiatra. Le faltaban las palabras. ¿No era demasiado extremo llamar a una psiquiatra por algo tan insignificante como esto?

Wei Wuxian tosió.

—¿Qué tal si yo pruebo hacer algo?

Lan Wangji vaciló, y luego asintió la cabeza.

Wei Wuxian se pegó a la puerta y empezó a hablar con una voz gentil y calmada.

—A-yuan, Xian-ge tiene que ir a trabajar así que no puedo cuidar de ti. Ve con tu padre, ¿okey?

Seguía sin haber sonidos desde adentro.

—¿Qué te parece esto? Podemos intercambiar números para poder contactarnos inmediatamente. ¡Incluso podemos chatear por video!

Se escucharon pasos que se acercaban hacia la puerta desde el otro lado.

—Si Xian-ge llega tarde, el director va a gritarme, y mi director es muy malo. Xian-ge es tan patético... wuu...

El secreto perfectoWhere stories live. Discover now