Capítulo 21

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—¿Acaso existe algún omega en todo este país que no quiera acostarse con Lan Zhan?— replicó Wei Wuxian.

—¡Bueno todos los omegas de este país también quieren acostarse conmigo excepto tú! — dijo Jin Zixuan, de golpe.

—¿Cómo sabes que no quiero? —respondió él, levantando un poco la voz.

A Jin Zixuan esto lo tomó por sorpresa, y todo su rostro se volvió instantáneamente rojo. Inmediatamente, Wei Wuxian empezó a reír a carcajadas. Sólo entonces, Jin Zixuan se dio cuenta que había sido engañado.

—¡Wei Ying! ¡Detente! ¡Aún no termino contigo! —exclamó Jin Zixuan, enojado.

Si no era por que había gente presente él ya se le hubiera lanzado encima. Al ver que finalmente logró hacerlo realmente enfadar, Wei Wuxian hizo un gesto rápido con las manos y corrió al baño. Ay, de verdad había tomado demasiado esta noche, le encantaba burlarse de la gente cuando estaba ebrio. Especialmente del tonto de Jin Zixuan.

Después de usar el baño, Wei Wuxian se tambaleó de regreso, pero habían tantos giros en los corredores del hotel que le llevó un buen tiempo encontrar de vuelta el lugar. Cuando por fin abrió la puerta se quedó mirando atontado...

La habitación estaba llena de personas extrañas. Es más, era claramente más grande y mucho más ostentosa que la habitación que estaba ocupando el equipo de producción. Describirlo como "oro y jade en un esplendor glorioso" era poca cosa.

—Lo siento, cuarto equivocado...—dijo.

Tras disculparse, Wei Wuxian estaba a punto de marcharse cuando una mano gorda y grasosa súbitamente la tomó de la muñeca. Una boca que apestaba fuertemente a alcohol casi le toca la cara.

—Ay, ¿de donde salió este corderito extraviado? ¡Esto debe ser el destino, ¿Qué tal si te quedas y te tomas un trago con nosotros?!

El hombre que lo sujetaba y se rehusaba a soltarlo estaba probablemente cerca de los 50. Era muy gordo, sus mejillas eran rojas, y sus ojos estaban llenos de lujuria mientras lo desvestía con la mirada de arriba a abajo, finalmente se detuvo a la altura de su pecho, tenía calor por lo que tenía desabonado los tres primeros botones de la camisa.

La habitación se llenó de carcajadas burlonas.

El primer instinto de Wei Wuxian era de arrojarlo por encima de sus hombros, pero al echar un vistazo a la habitación, notó que habían muchos rostros conocidos que solían aparecer en revistas de finanzas. Entonces, miró más detenidamente. Santo cielo, la mitad de los diez magnates con más dinero en la capital estaban aquí...

¿Cuáles eran las probabilidades? ¡Esto era como si un pequeño eunuco cometiera el error de entrar accidentalmente en la sala del trono en medio de una ceremonia!

Resumiendo, no había nadie en esta habitación a la que pudiera darse el lujo de ofender así que Wei Wuxian contuvo cualquier pensamiento violento. Parecía que sería difícil escapar esta noche. Esto había ocurrido cuando había bebido demasiado y aún estaba un poco mareado.

El hombre gordo la arrastró a la habitación, sin olvidarse de manosearlo al mismo tiempo.

—Ven, ven, ven... Niño bonito, ¡ven rápido!

Con mucha fuerza, Wei Wuxian pudo librarse de la mano del gordo.

—Perdón señor, de verdad me equivoqué de habitación, ¡Tengo amigos que siguen esperándome! —dijo, disculpándose rápidamente.

Al oír esto el gordo se volvió furioso y empezó a gritar.

—¡Eres una zorra! Claramente entraste en el cuarto equivocado adrede, ¿De qué sirve hacerse pasar por inocente? ¡Deberías considerarte afortunado que me haya interesado en ti!

El secreto perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora